5/12/2006

Tarde de exposición “La Expo del Pollo Muerto”

Buenos días in the morning por la morning.

Lummen sabe que me quejo de puro vicio, porque no tengo derecho a ello… Pasa que el brazo de más de cromosoma X me lo consiente.

Haciendo memoria de los últimos jueves, concluyo que hay algo en ese día que hace que me de la vena depre y caiga en el “¡pobre, pobre, pobre, gato de mí!” y me quede ahí lloriqueando cual magdalena. Y me da una rabia… Porque no parece así haber un motivo en concreto.

De todas formas, los momentos malos, de flaqueo y debilidad tienen sus cosas buenas, como comprobar quiénes son tus amig@s. Estoy aprendiendo muchísimo al respecto. Ayer me llamó Isa (a pesar de su saldo exhangüe) para animarme, y después me fui a ver a Sirio un rato…

Estando con Sirio me llamó Enialish, y después una amiga, Kary… En esas que me dice Sirio: “¿pero no era que tú no tenías amigos en Madrid?” (Yo creía que era que no tenía amigos, punto). Últimamente me sorprendo muchísimo.

No sé si es que no tenía amigos antes, si es que me había dado por el ostracismo o si es que ahora tengo más amigos. Creo que es que sí tenía amigos, pero me había encerrado (un poquito nada más) en la pareja, y el número de gente con la que me relaciono está aumentando.

Ya como colofón de fin de fiesta, a eso de las doce de la noche recibí sms de cierto ciezano que ha abandonado por voluntad propia (Im-presionante) su pertenencia al “Club de no te cojo el teléfono”. A veces la gente te sorprende (para bien ^^).

Después de una tarde de lo más aburrido, insisto: de lo más aburrido, amén de Isa, msn y foro, decidí irme a dar una vuelta por el trabajo de Sirio que ocupa el puesto de “vigilante” en una exposición fotográfica. Quería comprobar si era tan horrible como me lo había retratado.

Bueno, una odisea, en serio.

Fui caminando de Castilla a Bernabeu, hablando con Isa un rato, y allí cogí el metro porque empezaban a caer unos goterones de impresión y no era mi día de la ducha.

Ahora que voy conociendo más líneas de metro de la red madrileña (podría haber muerto sin ese conocimiento, en serio), ya sé dónde no tengo que subirme.

Tuve que ir hasta Lavapies. Un barrio peculiar ése. Es entre barrio guarro y bohemio, una mezcla extraña. Pero lo peor, el trayecto hasta allí.

Ahí estaba yo, con mis pantalones de traje, mi abrigo marrón y mi bolsito pijo, en una de las peores paradas de metro de la ciudad, escudándome del hedor de la gente que no se ducha o que considera que el perfume “macho” es el colmo de la sofisticación afrodisíaca. Una fábrica de papel, huele mejor.

¿Es que la gente no sabe lo que es un desodorante? Qué asco…

Y yo lo pensaba, o me bajo en la próxima parada, o me desmayo. Un calor tan sofocante, apretujada cual sardina en lata, entre un montón de seres (que no humanos), aguantando los olores escondida detrás de La espada del destino, y todo, para un condenado día que no llevo pañuelo al cuello que me haga de ambientador portátil con perfume.

Horrible, en serio.

Afortunadamente, mi tortura olfativa duró sólo tres paradas, hasta apearme en Lavapies.

Por otro lado, nunca 11 números de una calle, estuvieron tan lejos. No tengo mucha idea de planificación urbanística, pero el que diseñó la calle, con toda probabilidad tenía menos idea que yo.

Después de mi periplo llegué al fin al número once.

No era exactamente como me lo había imaginado, pero el edificio en sí era bonito, con una fachada azul tiza. La exposición, cuyo recinto se llama “La Boca”, tenía fuera una terracita que pertenecía al restaurante de al lado, “La Boca del Lobo”. Dice Sirio que al mediodía se come muy bien allí.

El sitio en cuestión primero te descoloca, porque no esperas encontrarte las terrazas a la entrada, así que mi primer impulso fue seguir caminando a ver si encontraba otra exposición, hasta que me fijé en el número de la calle.

El local está dentro de uno de esos edificios antiguos de techos muy altos y con vigas de madera, con la parte superior decorada con ladrillos vista. Tenía focos de todo tipo colgados, ejerciendo las veces de iluminación. Hubiera sido un bonito loft.

Y allí, en un rinconcito al lado de una ventana, estaba Sirio recluido, todo alérgico, en una silla al borde de una pequeña mesa redonda de madera. Afortunadamente para mí, había otra silla vacante, la única de toda la exposición.

Una vez sentada, me puse a echarle un vistazo a la galería.

Bueno, quedamos en que hoy en día cualquier cosa es llamada arte. Lo primero que pensé es “cuánto habrán pagado por poner esto aquí”, y “a quien habrá favorecido con sus encantos el expositor”. Era una galería sobre “La naturaleza muerta alrededor del mundo”.

Fotos algo más grande que tamaño folio, sobre animales muertos y coches destrozados, con acantilados y playas de fondo, o paredes grafitteras. Y lo mejor de todo: algunas de esas fotos se vendían a 100 euros.

Y me pregunto yo: ¿qué clase de enferm@ pondría eso en su casa? Y para más INRI, tenía ahí en medio del suelo en una esquina una foto ampliada de un pobre gato espanzurrado en mitad del asfalto. Por favor… Qué mal gusto.

Llegados a un punto me quedé pensando que si yo en tres horas estaba aburrida de ver esas imágenes, cómo no estaría Sirio al final del mes después de 10 horas diarias, cincos días a la semana, de tan grotesca compañía. Bueno, psíquicamente no sé como estará, pero al menos desde el punto de vista financiero será un poco más feliz.

Bueno, tras una breve ojeada, estuvimos mirando dibujos de gente que sí vale la pena, como Chris Bachalo, Alan Davis, Muchael Turner, Alex Ross, Bruce Timm y otros. Eso es arte y no lo que fotografió el profano de la exposición minimalista.

Y estuvimos hablando de los viejos tiempos, y de los proyectos que tenemos ahora en mente.

Tampoco recuerdo exactamente cómo nos conocimos… Y mira que intento recordarlo… Pero no me viene a la memoria. Ya me iluminarás tú si me lees.

Y nada, que para exposiciones buenas, vente al Salón del Cómic en junio que son más interesantes.

3 comentarios:

Noe_Izumi dijo...

Wei, me encanta como escribesssss :)

Ysondra dijo...

xD

Asias Noe

A mi me encanta como dicujas :*

Anónimo dijo...

A mi me encanta que la gente venga a hacerme compañía y de paso me traia pañuelos para la maldita alergia xD

Thx a lot wapisima :*