7/30/2006

Lo que siempre llevas encima

(c) Stephanie Pui Mun // Shadowscapes


Cada dos por tres, tengo el mail invadido de spam y porquerías. En la categoría de porquerías entra la de los reenvíos basura. Sí: aquellos mails que canibalizan tu espacio de almacenaje reproduciéndose cual virus, extendiéndose por todo el espacio disponible.

A veces llegan los típicos tests de “mándaselo a todos tus colegas o serás devorado por cabras verdes en celo hasta el fin de los tiempos”. O algo así.

Cuando recien tienes internet y no has visto un mail de esos en tu vida, aun te dignas a responderlo. Pero cuando te llega el tropochocientos mil tropochocientos lo mandas a paseo.

No obstante, hay preguntas que se repiten siempre... Y nunca me fijo en ellas... Y el otro día estaba pensando...

Ayer fui a casa de mi ex a recoger algunas cosas que tenía por allí, vestidos y sandalias, porque para lo que queda de verano, paso de comprar nuevas. Ya tengo cuatro pares y no necesito ninguno más este año. No pude llevarme los libros porque pesaban mucho, así que cuando pueda acompañarme alguna amiga, me llevaré lo que queda.

Entré por la puerta. No estaba ni para recibirme. No me dijo ni hola, o no lo recuerdo. De hecho, no vino ni la gata.

Estuve cogiendo mis cosas, allí como dos desconocidos. Como si no hubiéramos estado nunca juntos... Como si nunca hubiéramos compartido el mismo techo, la misma cama, un trozo de vida.

Como si nada.

Ni siquiera un “cómo estás”, un “cómo va todo”.

Nada.

A un amigo que no ves desde hace cinco meses le prestas más atención, digo yo.

No pasa nada, está bien así. Supongo que igual es que no le importaba nada, o qué sé yo. Yo iba a recuperar la cosa que siempre llevo encima.

Cuando tenía 15 años, fue la primera vez que me lie con un tío. Bueno, con el segundo. El primero fue un idiota de discoteca, de esos que te dejan llena de babas y parece que te va a dejar sin lengua. Una experiencia que se puede saltar uno en su vida. Considero casi a Marc el primero. Por una de esas estupideces de la vida, de eso del romanticismo, le había comprado el típico pergamino de plata, con su nombre grabado y tal.

Nunca se lo di. Me lo quedé y lo perdí no sé dónde. En algún rincón de la casa. Murió comido por los duendes del polvo. Fijo.

El romanticismo, es bonito. Querer hacerlo todo perfecto...

Pero se muere con el tiempo. Con cada bofetón, con cada ostia que te das, con cada llanto, con cada pareja. Con todas las putadas que te hacen, con el amor no correspondido. Cuando traicionan tu confianza, cuando te mienten, cuando ves que no obtienes lo que deberías. Cuando ves que el romántico eres sólo tú.

Entonces, el romanticismo muere.

Pero en aquel entonces, aun era capaz de demostrar esas cosas.

Compré aquella placa en el mismo sitio que hacía unos años había adquirido dos colgantes que llevé siempre encima: una sirena y un caballito de mar, ambos de plata.

Los llevaba siempre encima, sí.

Siempre pensé: el día que alguien valga la pena, le daré mi caballito. Ya ves tú que estupidez.

Así que un buen día conocí a un madrileño. No era mal tipo. Simplemente no estábamos hechos el uno para el otro. Y le di mi caballito de plata. Hoy, me arrepiento. Porque seguro que lo tiró. Porque seguramente no lo merecía. Y mi sirenita quedó desparejada. Sola, pendiendo de mi cuello, bailando en su cadena de plata.

Un día, conocí a una chica. Una chica encantadora y maravillosa. Una gallega de corazón enorme. Vamos, seguramente una de las personas más fantásticas que hay.

Esta chica, hace un par de años o tres, seguramente más tres que dos, se “casó”.

Se inscribió en la lista de parejas de hecho con su pareja. Un tío que bueno... Un tío. Punto. Con que le guste a ella es suficiente. Seguro que la trata bien, porque si no, no estaría con él. O eso espero, porque si no iré a Lugo a cortarle las pelotas xD.

El caso es que me entró un ataque de romanticismo y me puse a buscar en interflora. Me había enterado el mismo día a las doce que se “casaba” a la una. Y ahí, yo, desesperada, me puse a buscar un ramo de flores para ella. Llamé como cuatro veces a interflora, intentando convencerles que era urgente e importante. Al final, me atendió una chica, y me dijo que no podría ser por la mañana, pero que a las cinco estaba allí el ramo.

Así que cogí la dirección de ella, y le mandé las flores. Con una tarjeta. Hubiera pagado por ver su cara. Dijo que abrió la puerta, que estaba en chandal, arreglando la casa, y que se quedó a cuadros cuando el repartidor le preguntó: “¿Fulanita?” y le dio el ramo de flores.

Yo creo que ella se merece todas las flores del mundo, y todos los regalos.

Entonces, un noviembre, por mi cumpleaños, me mandó un regalo... Y ahora mi sirenita tiene compañero. Es un triskel de plata.

Siempre lo llevo encima, no me lo quito nunca, salvo aquel día que lo dejé encima de la mesa y tuve que volver por él ayer. Volví por mis colgantes más que por la ropa. Porque los echaba de menos.

Me gusta mucho el mar, y la playa. Y por eso tengo la sirena, y ahora el otro colgante me recuerda a esa chica, tan loca como yo... Tan loca como para decir lo que dijo, y yo, tan loca de creérmelo.

A veces, cuando pienso que no entiendo nada, me acuerdo de esos pequeños detalles. Y pienso... Y por qué no.

Lo que importa, es ser feliz. Qué más da con quien. Qué más da si es blanco o negro o amarillo. O si es más joven o más mayor. O si es hombre o mujer. Qué más da.

La semana pasada... La semana pasada fue, valga la redundancia, una pasada. Viernes en Navàs y Berga, y sábado en Sitges y Castelldefels.

Yo, que soy tan cortada (jias jias jias), me uní a una pequeña excursión a la montaña para ver un concierto de Mago de Oz, concierto que claro, yo no vi, porque ni me va ni me viene el grupo ese. Alguna canción conozco, como Kelpie... Por un amigo que tenía ese nick en su barda cuando jugábamos todos juntos. Y pocas más.

Me divertí mucho, conocí un montón de gente nueva, y casualidades de la vida, algunas de esas personas que no había visto nunca, y que conocí en un pueblecito ahí arriba, como es Berga, han resultado ser mis vecinos en Barcelona.

La vida es un pañuelo, y tú eres mi moquito preferido.

Qué cosas...

Después de una noche de charla, un par de cortados y alguna cocacola, “fiesta” en una “discoteca” de Berga, ver un par de partidas de billar (eh, Raspu, tenemos que ver una buena eh xD), nos fuimos a dormir... La idea era que me quedara charlando, pero el sueño me podía más. Así que me quedé frita a la media hora o así en la cama.

Lo primero que hice por la mañana fue preguntar si había hablado de noche... Mientras dormía. Porque Grunttt dice que hablo cuando duermo y que... Lo que digo no tiene desperdicio xD A veces me da cosa quedarme a dormir en casa de nadie, porque no tengo ni flapa de lo que habré dicho cuando me levanto.

Está claro que “lo que llevo siempre encima" no es el móvil.

Creo que es la vejez, y que me empieza a afectar el alzheimer. Llevo tres semanas dejándome el móvil en todas partes. Primero en el cyber 3 veces segidas, ese viernes en Avià, que tuvimos que volver por él, después bueno... xD En el coche de estos amigos con los que subí a Berga, y hoy lo busqué tres veces en el bolso porque no lo encontraba... Y me lo había dejado en casa de mis padres xD

Un desastre, lo sé.

El sábado por la noche fuimos de fiesta a Castelldefels y Sitges. Primero estuvimos en Sitges y a mí la próxima vez no me sacan de ahí, en serio. Yo me quedo ahí bailando y que me vengan a buscar después, o me vuelvo en tren.

Sitges es divino.

Es un pueblito costero precioso, con unas casas de ensueño, y la iglesia a pie de mar prácticamente, elevada sobre una rocas, con un viejo cañón al lado.

Es muy conocido por el festival Internacional de cine fantástico que celebra cada año, y por sus carnavales.

Y capital europea del movimiento gay. Fijo.

Y joder, cómo me gusta eso. Me encanta la gente de ambiente. Y me parece fantástico y maravilloso que esas personas sean libres de ir por ahí, cogidos de la mano y besarse en público y que no se escondan de nadie.

Me encanta ver a las parejas de tíos y de tías...

Creo que mi amiga... Con la que fui, bueno ella... Es más conservadora. Creo que ese ambiente la extraña y le parece raro. Yo lo encuentro genial. Porque además pienso... Míranos, nosotras aquí cenando y contándonos las penas de los tíos y tal, y ellos ahí paseando juntos...

Y me pregunto ¿quién es más feliz?

Porque esa gente, era feliz, desde luego. Era para verles las caras. felices y orgullosos de la persona que paseaba a su lado. ¿No es fantástico?

Mal que me pese, acabamos en Castelldefels, en un antro que no volveré en la vida, un sitio llamado “El Péndulo”. Vaya cuchitril decadente.

Mala música, un DJ peor que malo, y lleno de gente mayor que había perdido su tren y que querían hacer ver que estaban en la onda aun.

No tengo nada en contra de la gente mayor, a pesar de que pierdo la cabeza por los jóvenes. Tienen derecho a enamorarse, a ser felices y todo eso. Pero bueno... Parecían falsos. Como si no fuera ese su hábitat y se esforzaran por hacerlo suyo.

Y yo creo que las cosas tienen que salir, que ser naturales. Era como ver a tu abuelo intentando ser guay, usando un lenguaje que le queda ancho y que no entiende, mezclándose entre el gentío.
Totalmente fuera de onda.

Y lo que es peor, intentando ligar conmigo. Y yo, que soy tan fina y diplomática... No pude evitar decirle ya a un plasta de esos que “era una mierda de lugar, una mierda de música y estaba lleno de viejos”.

No me arrepiento. A veces se hacen preguntas... Cuyas respuestas no quieres escuchar.

No hagas esas preguntas, pues.

En fin. La noche pasó y llegué a mi casa con ganas de dormir. Pero me acordaba de una pareja de chicas que estaba allí, en el Péndulo bailando, ellas, tan cucas. Las dos más bajitas que yo... Todo arrumacos y baile. Y pensé... ¿Por qué no?

Así que fui a recoger lo que llevo siempre encima y no me quito (aunque lo dejara en un descuido).

Supongo que siempre llevo eso encima, y la esperanza, que no se pierde nunca.

Tengo que encontrar la dire de nuevo porque se ha cambiado de casa xD =)

Hace tiempo que no le mando flores.

7/29/2006

¡Aborten! ¡Aborten!

Bueno, tengo que reconocer que mal que me pese, me estoy volviendo una gallina cobarde. Últimamente me comporto peor que un ratón xD :_

Y es toda una vergüenza.

Hace mucho, mucho, mucho tiempo, cuando conocí a Gruntt y sus banzais, tenían establecida una “jerarquia” de puro cachondeo. En virtud de todas mis actuaciones temerarias, más en la vida real que en el juego (donde era una buena samaritana, y ayudaba a todo el mundo). Que se lo digan a mis pobres víctimas.

Yo tenía el rango de “generala” compartido con Grunttt, general, claro.

Planes, he hecho muchos en la vida. Y como ya hace mucho tiempo de los primeros exitosos, se me ocurre que no tiene nada de malo compartir algunos con la gente, y de paso recordarlos yo también.

Cuando iba al cole, siempre sacaba buenas notas. La verdad no he entendido nunca como se podía suspender en EGB, que no digo que no sea posible, porque mi hermano, sin ir más lejos, ha suspendido alguna vez.

Cuando llegué al instituto, bueno bueno... Qué os voy a contar yo del instituto...

Una experiencia de los más traumática aprender a pensar con letras en mates y dejar atrás los números. Y no es que no me esforzara haciendo los ejercicios, que los hacía todos los días... Pero era superior a mí.

Tenía un compañero, no sé si lo he contado ya, un tal Oscar Millán, un amor de tío, muy simpático, con el que me senté una temporada. Estábamos en primero de BUP, en plena clase de mates, esperando las notas del último examen. Ahí estábamos Millán y yo de cachondeo...

- Eh tío, que te van a poner un cero....
- A ti si que te van a poner un cero –me decía mientras nuestro profe el Franki (Profesor Franquesa en realidad) nos miraba por encima de sus gafas y movía su mandíbla hacia adeante y hacia atrás de una forma muy curiosa que hacía casi rechinar los dientes.
- ¡Millán! ¡Acérquese! –¡cero, tío, cero patatero! le decía recochineándome de él en la distancia- ¡Cero! – Oscar miró hacia mí, y yo riéndome mientras se acercaba..
- ¡Targaryen! ¡Targaryen! ¡Acérquese! – Como mi apellido empieza por la “t” siempre era de las ultimas. Y esta vez le tocaba a Oscar reirse un rato... A él, y a toda la clase, que no me atreví a mirar....
- ¡Targaryen! ¡Cero! –dijo Franki con contundencia.
- Si, pero... Con un uno delante, ¿no? –le repliqué yo toda convencida, desde mi sitio, sin darme cuenta de que toda la clase me había oído. Mientras, Franki, me miraba por encima de sus gafas con cara de total incredulidad...
- A ver, Targaryen, por favor, acérquese me dijo, mientras yo me levantaba de mi mesa y me dsponía a contemplar mi examen.- Y, a ver, usted cree en serio que con estas respuestas se puede sacar ni siquiera un aprobado, cuanto más un diez? – y yo miré el examen, completamente pasmada, para descubrir que no había una sola respuesta acertada... Y yo de veras creía que lo había hecho bien.

Bueno, no hace falta que explique el cachondeo que siguió a eso...

Yo, por mi parte,me pasé una semana llorando en casa. Mis padres, que no me habían reñido nunca pensaban que no había estudiado lo bastante. Y para mí, era peor, porque sabía que mehabía esforzado y a pesar de todo había suspendido. Pero eso sí, como todo loque hago, lohice a lo grande: con un cero patetero xD. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Así que puestos a suspender, pues... ¿Qué es eso de las medias tintas? Se suspende con propiedad.

En fin...

Mi siguiente recuerdo de este calibre es de ciencias naturales. Estábamos con los profesores Vives, que en paz descanse el Sr. Vives y su señora... No sé cómo andará, pero era muy mayor. Perder lapareja... Y no que te deje, si no que se muera tiene que ser... Lo peor del mundo (o de lo peor del mundo).

Eran unos profesores que más que dar clase, nos hacían copiar unos documentos que ellos llamaban módulos, como pequeños blocs de apuntes monotemáticos. Recuerdo uno de los últimos exámenes. Había acabado de hacer mi módulo a duras penas. Nunca le había visto la utilidad a eso de copiar... Vamos... Vaya pérdida de tiempo... Si ya tenía el módulo en papel, ¿para qué lo quería en mi libreta de nuevo? Anyway... Donde manda capitán (jias jias jias) no manda marinero (jejejeje). Pues nada mira... A copiar.

Bueno, a estas alturas tengo comprobadísimo que igual Dios no existe, pero Murphy fue un iluminado xD Porque... La ley de Murphy existe... Y de qué manera.

Ahí estaba yo, hasta los cojones del (los ovarios, vale) módulo de botánica de las narices, de los nombres en latín de plantas que no vería en la vida y que cuandotuviera a oportunidad de ver, seguro que eran artificiales porque estarían extinguidas.... Total que... Como todo buen estudiante, hice lo que se esperaba que hiciera: estudiarme todas las páginas menos la última porque... Joder... Hay que tener mala suerte...

Pues sí, pues sí...

Muchas veces cuando le digo a alguien: “¡Ey! ¡Suerte!”, y el otro dice super emocionado “¡Ey! ¡Gracias!” Pienso sí, tío, pero... Pregúntame de cual te deseo xD Si de la buena o de la mala.... Porque la mala suerte existe, y parece que en probabilidades mayores a la buena, muuuuuuuuuuuuucho mayores xD.

Total que... ¿Qué preguntó el examen que me tocó? Las plantas monocotiledonias y las dicotiledonias, esas cosas que total, para qué leerlas... Me acuerdo como si fuera ayer... Y mi cara de espanto debió ser... ¿Pero como cojones, de un examen de tres preguntas, se puede ser tan cafre que una de ellas sea justo esa pregunta? Pues yo tampoco lo sé pero...

Que es una putada... Vamos... Con todas las letras...

Bien, puesto el caso solo me quedaba una solución: preguntarle a Angels, mi compañera de delante, que me chivara la pregunta. “¡Pssssssssssssssst! ¡Tssssssssss! 1Angels! ¡Eh! ¡Ayuda!”. Y claro... ¿Para qué están los amigos? Para ayudarte, claro... Así que eso hizo ella: pasarme su chuleta cuando se piraba del examen.... Y me la deja en la mesa. A mí, todo nerviosa que no había visto una cosa de esas en la vida, se me cae al suelo... Tía que yo solo quería la respuesta, no el papel... Pero Angels no se giró y salió de clase, dejándome su (dudoso) legado en el suelo, caído.

¡Dios mío! ¡Dios mío! Que viene la Vives hacia aquí. La Vives: esa especie de ente prehistórico que nada le envidiaría a un dinosaurio y que revisa las pertenencias del alumnado más allá de todo decoro, hasta abrir un kleenex en uso buscando una chuleta. Sí, sí, es cierto: lo vi con mis propios ojos.

Bueno, con la mejor letra que pude (y lo llamo letra, por llamarle algo) copié a toda prisa las respuestas. La Vives estaba cada vez más cerca.... ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Dónde guardo yo ahora esto? –toc, toc, toc, toc, sus tacones en el suelo acercándose. Como no podía guardarlo en el estuche, porque era de manual... Sólo me quedaba una solución: comerme la chuleta.

Y vamos que si me la tragué.

Aunque la celulosa no es algo que el organismo aproveche, puedo decir que no sabe del todo mal.

En fin. La primera vez es la más difícil siempre.

Decidí que la próxima no me iba a pillar desprevenida... Así que empecé a aprender a hacer chuletas mejores. Primero las típicas en papelitos recortados, y ya después un poco más advanced. Aprendí la técnica del rodillo. Y esa ya estaba bastante bien. Poco útil para el latín, por eso. Así que para ese examen me compré el estuche metálico más grande que encontré y me puse ahí todas las declinaciones y la otra mitad de la chuleta, la tenía mi compañera de atrás, que se fue a vivir a Galicia después de ese año.

Y bueno... Qué os voy a contar yo...

Inteligencia: capacidad de adaptación.

Y así llegué a la universidad. A la primera, claro. La Universidad de Barcelona. Bueno... Fue todo un cambio, una revolción. Y estaba más perdida que un caracol en un campo de coles. No me molesta ahor reconocerlo. De la UB me echaron en primero de Económicas. Por no aprobar las mínimas.

El primer año no di pie con bola. Tenía horario de 16 a 22 horas. No me supe adaptar bien. No entendía al profesor, o creía entenderlo, y en los exámenes después todo me salía mal. Supongo que es como cuando llegas del EGB al bachillerato y te estampas de bruces contra el suelo.

Pedí el año de gracia, me lo dieron, y cuando me matriculé en enero(los exámenes son en febrero) había estado haciendo las clases de segundo que mas me gustaban, porque me habían dicho que podía hacerlo así, y compaginar los dos cursos. Tres semanas más tarde me entero qu eno podía matricular nada de segundo. Me quería morir. Dije, a la mierda todo, a tomar por el orto.

Me fui a casa, les dije a mis padres que no iba a estudiar ese año y que me quedaba ayudando en casa.

En fin...

Pero de la UB la anécdota que recuerdo con más cariño es la del examen de Historia Económica Mundial. Había sacado –2 en un parcial. Sí: se puede sacar –2 en historia, porque el examen era un test. A ver ahora cómo lo arreglaba xD. Porque estaba complicado sacar un aprobado con esa nota.

Pues nada, me hice una chuleta que imprimí en una camiseta, con todo el temario estructurado para no olvidarme ningún detalle en el examen, y me la puse delante del profesor.

Y ahí, con mi santa calma, hice el examen mirándome todo el rato la camiseta delante del hombre. Y aprobé historia xD

Oh, Dios mío, Qué cosa más fea. Copió en el examen...

Pues sí, copié y aprobé, y también lo hice en la Pompeu Fabra. Porque el derecho no se me da nada bien. Se me da bien pensar y razonar. Pero memorizar esos tochos aburridos... Por favor...

Porque las normas están para romperlas.

Porque el fin justifica los medios.

Porque una asignatura de letras no va a fastidiarme la carrera. Y lo hice, porque el papel que dice que soy diplomada vale más que nada, aunque no sé dónde carajo lo tengo.

No nos engañemos. Hay universidades y carreras que enseñan muchas cosas de interés. La mía me enseñó a decir las cosas que ya conocía, de forma bonita, a aprender que el trabajo en equipo vale más que nada, que el tacto y la diplomacia obran milagros, y a desarrollar mis habilidades sociales para conseguir lo que quiero. Pero conocimientos... Yo mejoraría algunas asignaturas.

Y no me quejo, ojo, que a mí la pasta me mola más que a un tonto un caramelo, y Empresariales o Economía y ADE son las carreras perfectas para mí.

El trabajo en equipo, funciona: Hacíamos los exámenes de tres en tres.Porque hay que ser amables en esta vida y compartir en los momentos difíciles, es de buenos hermanos. Así que nosostros compartíamos conocimientos en el momento más difícil del año: los finales xD

Para que después digan.

En fin... Soy una persona que gusta de maquinar planes que a veces (y sólo a veces) después no lleva a cabo pero... ¿Y lo bien que me lo paso?

Soy el típico ente, escondido (o no) detrás de un grupo de personas, que transmite sus ideas y las deja flotando, para que alguien las recoja y haga algo pensando que fue idea suya. No creo que dar la cara en cuestiones de poder y obtener el reconocimiento público de los resultados sea siempre lo óptimo. Siceramente creo que a veces está bienque piensen que eres tonto. Porque los tontos se enteran de más cosas. Los listos dan más miedo.

Soy especialista en liar la troca. Como cualqueir mujer que se precie.

Antes de decirle a un chico ¿quedamos? Puedía haber montado la conjura de 30 personas para quedar para ir a bailar en una noche madrileña y mover a la gente de Alonso a Bilbao a un garito de mala muerte a buscar a un tío que quería ver. Y mis amigos, porque son buenos amigos, me acompañaron. Pero quizás, de haberlo hecho sola, hubiera tenido buen resultado igual.

No solía preguntarle a alguien directamente si le gusto: hacía una tela de araña para enterarme de lo que piensa ese alguien por medio de los amigos.

No hablaba directamente con la persona que me gustaba: me hacía amiga de todos sus amigos, me integraba en el grupo, me acoplaba a él cual garrapata, y asñi tenía “derecho” a ir con ellos.

En fin... Mi vida no sería vida sin esaspequeñas tribulaciones. Me divierto con ellas.

A veces hacía planes de estos disparatados, liaba la troca, envolvía a la mosca y cuando era momento de atacar con mis patas arácnidas... Me batía en retirada. Lo peor, lo peor.

No sé la de veces que me he escapado de un tío después de ver que lo tenía todo ahí listo para que nos liáramos, o simplemente intuyéndose en el aire.

Y me río porque pienso, esa no soy yo. Yo era una persona decidida, que hacía lo que le venía en gana siempre. Y eso tiene que vovler.

Poco a poco vuelve ^^ Y me alegro por ello ^^ Aunque bueno, pobres mortales.

Sinceramente creo que la vida está para aprovecharla; las normas, para darles las treinta vueltas y que se adapten a tus fines; y los planes, para llevarlos a cabo =)

No más ¡aborten! ¡aborten! en mi vida.

A la carga. Al ataque. A la yugular. RUSH!

A por el aumento. A por el despacho. A por la nueva carrera. A por todos los síes que quiera. Sí señor. Mentalidad positiva.
Think pink!

7/26/2006

November Rain

Y ya que estamos con las letras... Esta me gusta mucho mucho mucho.

Hace tiempo, cuando estaba en el instituto, recuerdo que bueno, empezó aquello la típica relación tonta de amoríos.

Todo el mundo decía de él que era muy feo, era así pelirrojo, delgadito, alto. Estudiante normalicucho. Mi abuela, que llegó a conocerle una vez que vino de Uruguay, se metía bastante con él y me decía que a dónde iba con esa zanahoria estirada (no de altivo, si no de largirucho). Pero a mí me gustaba.

Me lo pasaba muy bien con él. A los dos nos gustaba mucho jugar a voleibol.

Era por aquellos tiempos en los que daban por la tele los dibujitos de "Dos fuera de serie" (Juana y Sergio para los amigos). Buenos tiempos. Quince años, en medio de la edad del pavo, haciendo miles de campanas para ir al patio a jugar partidos.

Teníamos un pique sano, de ver quien de los dos golpeaba más cerca de la línea de fondo sin salirse, en el saque. Con esa tontería me fastidie el hombro tanto que aun hoy me da algo de reparo jugar a voleibol, ya no puedo sacar con fuerza. Tengo el miedo de que me vuelva a doler. Eso me pasa, supongo, por no haber ido al médico en su momento.

Como siempre, me llevaba mejor con los chicos que con las chicas. Estaba todas las horas del patio jugando con ellos en la red, tirándome al suelo por las pelotas que nadie quería salvar, corriendo de aquí para allá, yendo más allá del terreno a por la bola, negándome a dar un punto por perdido. Muy divertido.

Muchas veces, cuando teníamos clase de mates, y teníamos a la Señorita Rotenmeier (la llamábamos así por lo estricta), íbamos corriendo, pegados al muro del edificio para que no nos viera. Eso fueron los primeros meses, después ya nos daba igual con el cambio de trimestre.

Al principio, nos saltábamos una clase, pero cerca del verano, podía ser la mañana entera, e íbamos sólo a unas pocas.

Pues sí, con ese tontolava me lié. Y debía ser el segundo o el tercero a lo sumo. Y el primero que me "dejó", si es que eso podía "dejarse". Costó bastante que volviéramos a hablar, pero el tiempo lo cura todo. Hace no demasiado nos vimos un día en la calle. A veces me pregunto, al verle... Si no será gay. Es posible que lo sea. No lo sé seguro. Sigue siedno super buen tío, muy simpático y agradable. Como siempre.

Sigue delgadito. Puta envidia xD :_ A ver, que yo no me he engordado... Pero es del tipo de persona que da igual lo que coma, que sigue en línea ¬_¬'

Tenía un perrito muy majo. Me acuerdo de una tarde en su casa jugando con el perro y escuchando música. Una de las canciones fue "Don't cry" de Guns'n Roses, y la otra fue "November Rain".

A pesar de todo, esas canciones, me traen muchos recuerdos y no malos del todo. Porque yo nací en noviembre, porque me encanta la lluvia y porque nunca pierdo la esperanza.

De todos los chicos con los que he estado, guardo trofeos. Les mango alguna camiseta, un jersey, alguna tontería. De él me quedé el libro de "La Naranja Mecánica" que hoy, 12 años más tarde, no he conseguido llegar a leer.

Cuando nos fuimos de viaje de fin de curso, en tercero de bachillerato, nos fuimos a Viena, Innsbruck y Venecia, pasando por Salzburg.

Precioso todo. Me encantó Innsbruck, con sus montañas, con su nieve, con su frío de cojones que palié vistiendo dos pares de leotardos debajo de unos tejanos. Una ciudad con encanto de verdad, con los edificios muy bien cuidados.

De Salzburg y Viena, recuerdo las cúpulas verdes que coronaban la mayoría de las casas, y un supermercado Spar puesto ahí en el medio de la nada.

Sin yo quererlo, delinquí en Viena, cuando cogí un diario de una bolsa enganchada a una farola. Pensé que eran los visionarios del "20 minutos". Y no, es que la gente cogía el diario y depositaba la moneda. Yo pensé que era gratis.

Del hotel me traje un juego de taza y platito de recuerdo. Ahí empezó mi ajuar xD =)

Tengo buenos recuerdos del instituto.

De los profes estrictos, que parece que quieren amargarte la vida, pero que si les escuchas bien, sólo pretenden ayudarte. Porque, de no ser por la "Roten", la Srta. Teresa en realidad, yo no estaría hoy donde estoy.

Era una mujer (y espero que siga siendo) apasionada y que le encantaba enseñar. Pero los niños son crueles. Y nos metíamos con ella. Yo también, al principio. Porque era mayor, porque tenía un cuerpo lento, porque tenía los dientes mal puestos.

Pero si la escuchabas, tenía un corazón de oro. Y para mí ha sido LA profesora. Esa señora que con sus tres dedos te hacía imaginar los planos y cruzando bolígrafos entre ellos te enseñaba las rectas y los vectores.

Era una maestra, que se esforzaba de verdad por hacerte entender.

Suspendí con ella... Lo indecible. Todo tercero. Suspendí casitodo COU... Y en el último trimestre me dí cuenta de una cosa: que entendía, que razonaba. Me había enseñado a pensar por mí misma y a deducir. Es una gran mujer. Nunca me ha importado tan poco suspender como con ella, porque cada vez me iba superando. Y porque al final conseguí aprobar, sabiendo que un aprobado con ella era un notable con cualquier otro profesor.

Espero que siga iluminando los caminos de mucha gente, durante muchos años. Profesores vocacionales como ella, y con imaginación, es lo que hace falta.

Pues sí... Ahí conocí al tonto ese... Con los suspensos de la Roten, en las horas del patio y las camapanas... Y como a todos, le lloré un móntón. A veces parece que sea una enamorada del amor, de la sensación de estar enamorado...

Y November Rain, de Guns'n Roses me recuerda esos tiempos, y todos esos sentimientos. Y las veces que me han salido mal las cosas y pensé que se podrían solventar... Nostalgia, supongo.


November Rain - Guns'n Roses

When I look into your eyes
I can see a love restrained
But darlin' when I hold you
Don't you know I feel the same
Cause nothin' lasts forever
And we both know hearts can change
And it's hard to hold a candle
In the cold November rain
We've been through this such a long long time
Just tryin' to kill the pain
But lovers always come and lovers always go
And no one's really sure who's lettin' go today
Walking away
If we could take the time
to lay it on the line
I could rest my head
Just knowin' that you were mine
All mine
So if you want to love me
then darlin' don't refrain
Or I'll just end up walkin'
In the cold November rain
Do you need some time...
on your own
Do you need some time...
all alone
Everybody needs some time...
on their own
Don't you know you need some time... all alone
I know it's hard to keep an open heart
When even friends seem out to harm you
But if you could heal a broken heart
Wouldn't time be out to charm you
Sometimes I need some time...
on myown
Sometimes I need some time...
all alone
Everybody needs some time...
on their own
Don't you know you need some time...all alone
And when your fears subside
And shadows still remain
I know that you can love me
When there's no one left to blame
So never mind the darkness
We still can find a way
Cause nothin' lasts forever
Even cold November rain
Don't ya think that you need somebody
Don't ya think that you need someone
Everybody needs somebody
You're not the only one
You're not the only one

Scorpions - Still Loving You

Jias jias jias jias... A veces me asombro de las sorpresas de la vida, de sus paradojas y sus bromas un tanto crueles a veces.

Pero bueno, todo se toma con humor =)

Esta es la letra de una de mis canciones favoritas... Curioso nombre... El del grupo xD.

Si existiera Dios, debe ser un gran humorista, porque se ríe de nosotros cosa mala.


Still Lovin You - Scorpions


Music: Rudolf Schenker
Lyrics: Klaus Meine


Time, it needs time
To win back your love again
I will be there, I will be there
Love, only love
Can bring back your love someday
I will be there, I will be there
I'll fight, babe, I'll fight
To win back your love again
I will be there, I will be there
Love, only love
Can break down the wall someday
I will be there, I will be there
If we'd go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Your pride has built a wall, so strong
That I can't get through
Is there really no chance
To start once again
I'm loving you
Try, baby try
To trust in my love again
I will be there, I will be there
Love, our love
Just shouldn't be thrown away
I will be there, I will be there
If we'd go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Your pride has built a wall, so strong
That I can't get through
Is there really no chance
To start once again
If we'd go again
All the way from the start
I would try to change
The things that killed our love
Yes, I've hurt your pride, and I know
What you've been through
You should give me a chance
This can't be the end
I'm still loving you
I'm still loving you, I need your love
I'm still loving you
Además, tengo esta canción en AMV (Anime Music Video), con un montaje de varias partes de la saga de Final Fantasy, para caerse la baba. Otros AMV que me han gustado mucho son de Rurouni Kenshin con Guns'n'Roses (November Rain) una cosa... Y otro Shamanic Princess con Sarah McLachlan (Silence, en remix). Preciosidades.
Cada tanto me dedico a buscar y ampliar la colección ^^ Hay AMVs de impresión.

7/20/2006

Mi Caja y Yo (Warning)

No sé por qué oscuro motivo me ha publicado antes el III que el II. El orden es el numérico.

Anda que...

Vaya porquería xD :_

Mi Caja y Yo (IV y final)

Los días pasan rápido y las entrevistas se suceden, algunos de los sitios que visito no me gustan, otros deciden que no tengo la experiencia suficiente, pero un buen día suena mi móvil y alguien dice mi nombre y me concierta una entrevista para el día siguiente a las diez de la mañana.

Ese día me levanto temprano, me ducho, me visto para causar buena sensación, formal pero sin dejar de ser juvenil, me peino y salgo con tiempo para ir caminando y pensar por el camino.

Las oficinas en cuestión están en la Plaza de Francesc Maciá, en un edificio de negocios. Subo a la planta doce, el ascensor va tan rápido que me mareo, y espero poder acostumbrarme. Salgo del ascensor y me encuentro delante de una puerta de cristal, que me abre una señorita muy arreglada con sus cabellos oscuros recogidos en un perfecto moño, y me mira con sus ojos marrones mientras me dice sonriente que tome asiento en los sofás que enseguida me atienden. Mientras tanto, yo lo observo todo con asombro, el lugar es increíble, las paredes son puros ventanales y se ve toda Barcelona desde Collserola hasta el mar, y pienso: “Ojalá pudiera trabajar aquí”.

Me hacen una entrevista relativamente larga, me explican todo lo que desean de una persona y lo que esperan de ella, y me preguntan por mis aptitudes y preferencias, me explican como funciona la compañía, y cuando me dejan sola para deliberar, no puedo dejar de contemplar la Diagonal por la ventana... Me recuerda tanto a mi adorado Paseo de la Castellana... Cuando vuelven al despacho me comentan que me incorporaré el 7 de enero, me ofrecen contratos de 6 meses y posibilidad de hacerme fija el año siguiente.

Salgo de la oficina muy contenta, no sin antes mirar la recepción donde trabajaré, en 33 metros cuadrados para mí sola. No parece ser el trabajo de mi vida, pero por algo se empieza.

De ese momento hace ya un año, y desde entonces han cambiado muchas cosas. En primer lugar somos tres en casa. Mi padre ya no está, se marchó a Méjico a vivir con otra persona. Desde entonces estamos más tranquilos.

Mi madre que está sola, tiene ahora mucho más trabajo y yo la ayudo aportando lo que puedo, y mi hermano pequeño va a un colegio nuevo donde está más contento (pequeño demonio, es maravilloso verle feliz).

Yo he vuelto a la universidad a pesar de que trabajo a tiempo completo. Sí señor, como ya dije el año pasado, ¡Internet es EL invento! Gracias a ello puedo permitirme estudiar y trabajar a la vez.

Por mi parte, he tirado la Caja de la Vida a la basura, ya no la necesito, ahora sé cual es mi lugar en el mundo, sé que tengo que trabajar duro y luchar cada día por conseguir realizar mis sueños. Tengo mis responsabilidades, tengo mis gastos, ahora administro mi vida, mi tiempo, mi dinero. Tampoco quiero que mi hermano pequeño se tropiece con esa caja antes de tiempo, él tiene casi nueve años y un mundo de juegos que le quedan por descubrir. Ser adulto y luchar por la familia y el futuro es algo que ahora nos toca a mi madre y a mi.

Soy una buena secretaria que estudia Estudios de Asia Oriental y que dentro de poco estará en el departamento de Comercio Exterior de alguna empresa de renombre, en la Cámara de Comercio o quizás, porqué no, en un Consulado español allá en Japón (soñar es gratis), pero sobretodo soy una chica de 25 años con toda la vida por delante, y sé que en el futuro, llegaré muy, muy lejos. Ser adulto es difícil y acostumbrarse al ritmo que se exige es costoso, pero no puedo negar que a pesar de todo, tengo todas las satisfacciones que podría desear, y por fin puedo volver a mi carrera.


Mi Caja y Yo, un escrito de Ysondra Targaryen.
Barcelona, 30 de Septiembre de 2003

Mi Caja y Yo (III)

Es lunes, me despierto con el sonido del móvil recordándome que son las 8 de la mañana, que hay que levantarse y que es el primer día de clase. Mi madre está en pie, mi hermano está vagueando en la cama, y “el hombre” de la casa está durmiendo después de haber estado (con toda probabilidad) hasta las cinco de la mañana chateando en Internet. Voy caminando a la facultad, por el camino rápido que descubrí un día. Cruzo Avenida del Paralelo, y me decido a bajar caminando por la Calle Tamarit hacia el Mercado San Antonio.

A estas horas de la mañana es un paseo poco entretenido, todo está cerrado a excepción de los Bancos y algún quiosco. Al ver el banco recuerdo que tengo que comprobar como va el asunto del crédito para la Universidad. Sigo caminando, atravieso la Calle del Sant Antoni Abad, por la que sigo caminando hasta que se transforma en la Calle Hospital. Lo que la gente llama el “Barrio Chino” es una de mis zonas favoritas para pasear, si hay algo que me gusta de Barcelona es el casco antiguo. Dejo atrás una capilla restaurada hace no mucho, situada en la Plaza Pedró y me río al recordar el día que entré allí y oí un sermón que flotaba en el aire. En aquel momento pensé “qué impresionante la modernización de la capilla” que ahora dejaba los sermones grabados, y la gente iba a escuchar al párroco. Cuando sonreía, una mujer me preguntó el motivo y yo le comenté divertida que me parecía gracioso que dejaran las sesiones grabadas con la música. La señora, mientras se echaba a reír ante mi peculiar comentario, me apuntó que el párroco estaba sentado y que estaba hablando por micrófono, aunque el fondo musical en sí, estaba grabado. Creo recordar que lo siguiente que pasó fue que salí toda ruborizada del lugar, con la señora detrás que no podía contener su risa. Qué tiempos aquellos. Hacía 4 años y recordaba el incidente como si fuera ayer.

Al llegar a las Ramblas paro a comprar un periódico para mirar las ofertas de empleo. Atravieso el corazón de la ciudad a ritmo ligero, pasando por la Calle de la Boquería y la Calle del Call hasta llegar a la Plaça Sant Jaume. Tengo tiempo, pero no lo bastante como para pulular por la zona de la Catedral. Esa es una de las partes que más echaba de menos cuando viajaba a Madrid, con su arquitectura gótica, y las callejuelas y los músicos que tocaban amenizando el paseo de los transeúntes, mientras pintores anónimos, noveles y quizás alguno conocido, cosa que jamás sabré, inmortalizaban lo que capturaban con su vista. Dejando todo esto atrás, cruzo Vía Layetana a toda prisa intentando no morir atropellada por la gente que se cree que eso es una autopista, y todo recto siguiendo la Calle Princesa, veo aparecer ante mí el Parque de la Ciudadela, un sitio increíble para pasear y leer. Me recuerda en cierto modo al Retiro madrileño, y aunque no es ni mucho menos tan grande, sí tiene un aire.

Es un día soleado, aun hace calor y llevo manga corta, y las hojas exteriores del periódico están marcadas por el sudor de mis dedos, ahora con la yema negra por la tinta que se desprende del papel. En vez de girar por el Paseo Picasso y entrar en la facultad, cruzo decidida a sentarme en algún banco del Parque y echar un vistazo a los clasificados, al aire libre.

Encuentro mi lugar favorito, cerca del estanque, viendo pasar las barcas de la gente ociosa que rema en el lago del Parque de la Ciudadela, bajo un cielo azul resplandeciente. A pesar de que para mí han empezado las clases y estoy buscando trabajo, aun hay quien degusta sus últimos días estivales.

Dejo mis momentos de ensoñación para dedicarme a la ardua tarea de la búsqueda de trabajo. Soy consciente de que mi primer empleo no será ese puesto con el que he estado soñando durante mis tres años de carrera, así que busco algo más realista como es un trabajo de administrativa, remarco tres de ellos, y me pongo a llamar para pedir hora, también resalto alguno de camarera de fin de semana.

Cuando acabo, miro el reloj... Son las doce, hora de ir a clase, así que atravieso rápidamente el parque y entro en ese edificio de color gris claro, cuyas ventanas acristaladas ocupan casi toda la pared, y que guarda en su interior las aulas donde se imparte la carrera de Comercio Exterior que siempre me ha llamado tanto la atención. Estoy a cuatro, tres, dos, un metro, y atravieso la puerta. Me parece estar sentada ya, en clase de japonés, y estudiando economía en inglés.
La ilusión de mi vida siempre ha sido poder desarrollar mi carrera profesional en una empresa con raíces en Japón. Subo las escaleras y abro la puerta de madera maciza, entrando en el aula, mientras aparece por la puerta una señora bastante más bajita que yo, que me hace decir: “Watashi wa Ysondra desu” (mi nombre es Ysondra) y así empiezo a construir lo que quiero que sea mi futuro. Para eso lucho, para conseguir mis entrevistas de trabajo, para poder pagar el pasaporte hacia un mundo maravilloso y aun por explorar. La agradable mujer de ojos rasgados nos reparte fotocopias de apuntes de su idioma, y cada frase nueva que aprendemos suena a magia. Estar aquí es maravilloso, y las dos horas pasan de largo como si fueran quince minutos.
Vuelvo a casa flotando. No camino, yo vuelo por el aire: estoy contenta, feliz, tan radiante, tan emocionada y orgullosa de haber podido llegar hasta aquí, de haber pasado las pruebas de admisión... El cielo es azul, el día brillante y estoy tan pletórica que parece que voy a explotar. Ojalá todos los días fueran así.

Cuando llego a casa, voy corriendo a mi cuarto, después busco a mi madre para contarle lo que he hecho en el día, deseando poder compartir mi dicha con alguien, así que la encuentro pasando la biblioteca (donde está ese desconocido que es mi progenitor enganchado a la red), en su cuarto, y le sonrío. Pero cuando la miro ella no está feliz, no tiene cara de buenas nuevas y por algún motivo, me da miedo...

Me mira a los ojos con su rostro cansado de tanto trabajar sin descansar, con su vida de autónoma y horarios infernales, abre la boca y por un segundo hubiera querido salir corriendo de allí a refugiarme a mi habitación, pero ella es más rápida y me lo dice primero: “Ysondra, no te van a dar el préstamo”.

¡Pammmmmmmmm! La frase me atraviesa plenamente como un disparo. Es la noticia más cercana a la cadena perpetua que me podrían haber dado. Me mareo y todo parece estar deshaciéndose a mi alrededor, el mundo empieza a volverse negro por segundos y mi cuerpo pesa horriblemente. De repente estoy cansadísima. Cuando la vista se me nubla y sé que estoy cercana a caer, me apoyo contra la cómoda de madera de mi madre. Necesito algo sólido que tocar, que sentir, algo que me impida caer al suelo. Nunca jamás tengo que dejarme caer.
La miro, y sin decir nada me voy a mi habitación. Me tropiezo con ese maldito obstáculo que hay cerca de la cama. Dios mío, la vida es injusta, el mundo es cruel y odio a mis padres, por no ser aval suficiente para poder pedir el préstamo que yo quería pagar sola para acabar mis estudios. Sí, la vida nunca sale como la tienes planeada, e incluso las cosas que parecen estar bajo control se desatan en un segundo por el lugar más insospechado.

Pesada como una roca me dejo caer sobre el montón desordenado de ropa que yace sobre mi cama. Me asalta un mar de dudas, ¿qué voy a hacer?. Como no sé que hacer en absoluto, cojo mi portátil y conecto a Internet, para hablar con los amigos un rato. ¿No es curioso, acaso? A veces pienso seriamente que a nuestra generación debería estudiarla un sociólogo. Miles de personas, millones, que le dan a un botón y pulsan unas teclas formando palabras en detrás de un cristal y a pesar de vivir en el lugar más recóndito del mundo, sienten que no están solas. Desahogo mis penas hablando con los amigos, que me animan a buscar un trabajo a jornada completa, para ahorrar un poco y el año siguiente quizás poder pedir un préstamo nuevamente, ya que tendré un historial bancario que me avale, con una nómina que me permita pagarme la matrícula (me río amargamente –por no llorar- ante el comentario que le hizo el director del banco a mi madre, que para darme un préstamo de 6.000 € al año, 12.000 € en total, yo debería ganar 12.000 € anuales, y ante eso doy gracias por no haber estado yo presente, ya que probablemente hubiera saltado encima del buen hombre, que no tiene la culpa de enfrentarse a mi ira. Me pregunto, ¿acaso si ganara ese dinero habría necesitado un préstamo? ¡Pues claro que no! ¡Estaría estudiando felizmente este año! ¡Gracias humanidad, por enviar mis ilusiones a Plutón! ¡ Gracias banco, por no darme ese préstamo! *resignación*). Conecto a una página de trabajo por Internet (medito a cerca de que Internet es EL invento de este siglo, tal como lo definió un amigo), y por inercia voy enviando currículums, reconociendo que es más sencillo encontrar trabajo a jornada completa.

Llega la noche, y estoy autista, estoy tan enfadada e ida que ni siquiera jugar con Mhollito me relaja. Mi gato es un santo: le apreté, le estiré de la cola, le mordí las orejas, y ahí siguió él, como buen gato valiente que es. Por un segundo me comparo con un gato: yo también sé caer de pie. Sin saber porqué me animo, quien sabe, tal vez pasado mañana me llamen de algún trabajo.

Mi Caja y Yo (II)

Es de día, es fin de semana, lo se porque El Bicho de la Casa está gritando por la cocina, mientras atropella algún que otro gato que cohabita con nosotros en nuestros 90 m2 de mundo de alquiler, en calidad de “ocupas”. Contra todo pronóstico ninguno de los animales peludos ha decidido hacerse dueño de La Maldita Caja.

Mientras me desperezo la miro, y caigo en la cuenta de que no la he abierto aun. Por un momento viene a mi memoria la historia de la Caja de Pandora, y decido que está muy bien así cerrada como un elemento más de decoración en mi cuarto, entre el desorden del cual no va a distinguirse especialmente.

Con una cierta sensación de hambre en el estómago y con la boca haciéndoseme agua ante la perspectiva de un buen desayuno de crepes caseras y una Cocacola bien fría (hábito poco frecuente, entre la gente, pero muy necesario para mi funcionamiento diario), abro la puerta de la cocina a la par que una manada de gatos domésticos pasa sobre mí, cual manada de búfalos en estampida, para salir corriendo e invadir el resto de la casa. Segundos más tarde se oye el grito desgarrado de mi madre inquiriendo quien ha dejado salir los gatos. Por una vez no puedo echarle la culpa a mi hermano, que está con ella en la habitación. Una lástima.



Media hora de trabajo en la cocina para que los resultados mueran devorados en poco menos de 5 minutos, a manos de los componentes de mi familia. El mayor fan de mis artes culinarios, El Bicho de la Casa. Resignación, ese es el único sentimiento que me llena.

Con la botella de Cocacola de dos litros bajo el brazo, unas crepes y un trapo en la otra mano me vuelvo a lo que me gusta considerar mi castillo (lástima que la realidad supera la ficción y no sólo no tengo foso sino que me faltaría una puerta de madera maciza, infranqueable con puente levadizo... Soñar es gratis). Como buen humano, poseedor de costumbres diarios, enciendo mi ordenador y conecto a internet para hablar con mi gente. Todo está en calma.

Aparece una bola blanca y negra, peluda, muy mullida, que enrosca su cola alrededor de mi pierna, para acto seguido saltar sobre la cama y plantificar su maravillosa e impresionante estampa ante la pantalla de mi portátil. Mhollito, mi gato(es decir, el que yo considero MI gato de los 8 inquilinos felinos de la casa), acaba de decidir que contemplar su visión recortada ante mi TFT de 15 pulgadas es más interesante que aporrear las teclas, y de paso aprovecha para robar un trozo de “crep”. Hace tiempo descubrí que los bigotudos eran omnívoros.

Aparto suavemente a Mhollito de delante de mi pantalla mientras le hago mimos vaya que se sienta ofendido y ello repercuta en nuestra convivencia, y sigo a lo mío. Supongo que él echa de menos la tele tanto como yo, por motivos distintos, claro está: yo porque no veo los dibujos de la mañana y él porque no tiene donde subirse y estirarse, mientras deja caer su lánguida pata y su peluda cola delante de la pantalla a modo de escobilla limpiacristales. Me pregunto a veces si no tendrá algún trauma de estrella de cine. El caso es que la televisión la tienen ahora mis padres en su habitación. Eso es así porque en los últimos dos años me he dedicado a viajar una vez al mes a Madrid, y en una de mis vueltas a casa descubrí que me habían cambiado su televisor prehistórico por el mío renacentista, aunque no moderno.

El resto del fin de semana pasa sin pena ni gloria, como el sábado. No sé cómo me doy cuenta de que se acaba el domingo, antes se sabía por los partidos de fútbol pero como ahora hay partidos cada día, eso ya no me sirve como indicativo.

Mi Caja y Yo (I)

Me dieron el carné de adulto el año pasado, sin examen previo ni ningún tipo de prueba, en la misma tómbola en la que hace ocho años me saqué el diploma de hermana mayor y tutora.
Hasta el momento no me quejo, creo que no lo llevo tan mal, pero eso se verá dentro de unos años, con el paso del tiempo.

Tengo casi 25 años, soy una chica normal, algo loca quizás, pero no me considero del montón. Sé que no soy del montón cuando a pesar de todo lo que pasa, miro a mi alrededor y veo que hay más vida en mi que en las caras grises que me rodean, y sigo adelante.

Sí, estoy a casi cinco años de cumplir los 30 (¡Qué depresión!), pero aunque no soy adulta completa me doy cuenta de que en este último año he aprendido más cosas que en los otros 23 restantes (dejando de lado las matemáticas, la geografía, la historia, el latín, las ciencias naturales, los idiomas, la física, química, ética, historia de las religiones, castellano, dibujos artístico y técnico, y todas esas cosas que tuve que aprender durante 19 años de mi vida hasta acabar mi primera carrera en la universidad; y teniendo sólo en cuenta las cosas prácticas del día a día).

Cuando entré en el mundo de los mayores, no salió a recibirme nadie en particular, no hice una gran entrada en la sala, se podría decir que me caí de bruces y no me había levantado cuando me estaban avasallando entregándome un paquete que ponía bien claro “OBLIGACIONES”, en mayúscula, pintado en un rosa fosforito chillón (tenía que ser rosa, no podía ser azul, amarillo al menos), con un sello que representaba la estampa de una cara con facciones no muy amistosas y semblante burlesco, y en cuyo remite figuraba “LA VIDA, S.A.” – Departamento de Sociedad y Amoldamiento al Mundo Real. Eso, y un montón de papelitos con importes a pagar de teléfono, alquiler, comida, y gastos varios, fue lo único que me llevaría de allí.

En el momento en que conseguí levantarme del suelo, busqué un carrito donde poner mi paquete y mis cartas varias (que no pesaban poco precisamente), pero con tan mala suerte que todos estaban ocupados o tenían un alquiler sumamente elevado, así que sin más remedio, cogí mis cosas, las cargué como pude y pasé la puerta lo más dignamente posible, sin ayuda siquiera para cargar con mis bártulos.

Llegué a casa, dejé la caja al lado de mi cama de tamaño individual, con un colchón algo más pequeño que el somier, de unos 80 cm de ancho, de donde milagrosamente no me caí nunca.
Encima de la caja coloqué el excedente de peluches que no cabían en la cama, y me quedé pensando acerca de la conveniencia de poner ahí encima mi colección de bichos. “Espera, no sé yo si esto queda muy bien... Colocar los peluches encima de la caja de LA VIDA... Al lado del carné de adulto...”. Cansada como estaba y apática como me sentía, llegué a la conclusión de que como se dice vulgarmente por ahí, “que le den tres piedras a la caja”.

Sin darle mayor importancia aparté todos los peluches restantes y los amontoné encima de los demás, hasta tener el espacio suficiente para estirarme.

Me recosté sobre el edredón de los “Thundercats” que me había acompañado durante 11 o 12 años de mi vida, ya no lo recordaba con exactitud, y me quedé mirando hacia el patio, con la claridad entrando a través de las ventanas.

Estábamos ya en el final de verano, dando paso al otoño, empezaban las clases en la Universidad y me había matriculado para estudiar Comercio Internacional, había invertido mis ahorros en la prueba de acceso que había superado con éxito y me preparaba con ilusión desbordante para comenzar los estudios en la única Universidad (privada todo sea dicho de paso) que enseñaba esa especialidad en Barcelona. Pensaba compaginar la vida de adulto con los estudios. En aquel momento me pareció una buena idea.

Decidí buscar un trabajo, algo a media jornada que me permitiera seguir estudiando, ahorrar para pagar la carrera, y sobrevivir de alguna forma. Como yo venía de una familia no acomodada y había estudiado gracias a becas, tuve que buscar un crédito de estudios para pagar la carrera una vez la hubiera terminado. Presenté la solicitud. Hasta ahí todo parecía ir bien.

A las horas que yo estaba en casa, de hecho las menos posibles, todo solía estar en calma hasta que llegaba la noche y con ella mis progenitores y esa cosa pequeña que les acompañaba, que lleva “hermano” por etiqueta. Era entonces cuando salía de casa para volver lo más tarde posible o me encerraba tranquilamente en mi cuarto (es decir, todo lo tranquilamente que uno puede encerrarse con un pestillo inexistente en una habitación que tiene la virtud de ser el paso hasta el patio y la lavadora, camino muy frecuentado dios sabe porqué, sobretodo en esos momentos en los que quieres estar sola).

En la puerta de mi habitación colgaba un dibujo que había hecho hacía ya 8 años en una aburrida clase de religión sobre las sectas (temario que pareció crear cierto conflicto entre la profesora y sus superiores, y que causó el cese de la carrera de la buena mujer en calidad de educadora). Era un dibujo con un toque “místico-comprensivo” de un corazón guardado en un cristal con forma de diamante, que reposaba en el centro de una rosa a la que se llegaba a través de una escalera de 9 peldaños y qué sé yo, detalles de una obra propia de un adolescente. Pero lo mejor era el letrero que me regalaron mis padres donde se leía la bien intencionada frase de “Este es mi cuarto y en el hago lo que quiero”, que representaba una situación algo distante de la realidad, en triste apología y memoria de algo que no es totalmente cierto. Yo sabía que la gente perdía capacidad de visión con la edad, y así las cosas mis padres no serían la excepción, pero aunque hubiera ampliado 10 veces el cartel, tuve la sensación de que hubieran seguido sin hacerle caso.
Cómo no podía ser de otra manera, aquel resultó ser uno de esos días en los que no había nadie disponible para salir, y me tuve que contentar con utilizar Internet y escapar un poco de la que empezaría a ser la dura realidad. Internet, qué gran invento: una pantalla, un teclado, un cacharro llamado módem (el funcionamiento del cual en la vida me ha preocupado), y del conjunto de todo eso, gracias a un módico precio, adiós a la soledad, a los problemas y hola a un mundo ficticio donde puedes ser lo que quieras. Curiosamente, de noches como aquella por la red, saqué grandes amigos y “grandes amigos” también.

Con una sensación entre cansancio y aburrimiento después de varias horas delante de la pantalla, tras haberme desfogado con los amigos en vívidas charlas y habernos entretenido jugando por ahí perdidos por la red, me despido, apago el ordenador y con ello desaparece la escasa luz que alumbraba la estancia.

Llego a tientas hasta la cama, no sin antes haberme tropezado con lo que había tomado la resolución de llamar “La Maldita Caja”, que ocupaba un espacio que antes estaba vacío y a cuya falta no conseguía acostumbrarme. En el choque cayeron al suelo varios peluches que no ayudaron, desde luego, a facilitar mi llegada hasta mi cama, donde estaban colocadas mis sábanas entre las cuales iba a intentar conciliar el sueño lo antes posible.

A lo lejos (tampoco tan lejos, quizás 20 metros) me parece escuchar la televisión del cuarto de mis padres, asomo la cabeza por la puerta. Luz en la biblioteca (donde está el ordenador de mis padres, con mi padre allí conectado, fijo), luz de televisor en la habitación de mis padres (donde estará mi madre mirando la televisión), oscuridad por la puerta de la habitación del bicho de la casa (antes conocido con la etiqueta de “mi hermano”). Tras comprobar que todo está como cada día cierro los ojos.

No me quedan lágrimas

No recuerdo de quien es la ilustración, cuando lo encuentre lo pongo


En el mismo CD de dónde salió el anterior...

*******
No me quedan lagrimas.
No tengo ya con que llorar.
No me queda aliento.
Ya no puedo gritar.
Vivo en un mundo de sombras,
Donde el negro es el único color.

En este mundo, mi vida,
No hay un asomo de luz.
Columnas de humo gris
Se elevan a un cielo de ébano,
Donde las mortecinas tinieblas
Brillan como una tétrica aurora boreal

No tengo lagrimas con que llorarte.
Te fuiste una vez, y no volverás...
Y me pregunto cada día porqué te busco,
Y me pregunto cada día donde andarás.

Y, si en el vacío de mi alma,
Quedara un mísero asomo de aplomo,
Volvería a recorrer los caminos.
Para buscarte.

Estiro una mano, pero al cerrarse
No atrapo más que un manojo de aire.
Aire que se escurre en mis dedos, como tú

Desesperación es todo lo que me queda.
Dolor es lo que anida en mi alma.
Y la inercia mueve mis pasos en éste,
Un mundo de huracanes y negros torbellinos,
Cuyo sonido ahoga mis gritos al viento.

Ya no tengo esperanza,
Ahora lo sé

Desesperación

(c) Stephanie Pui Mun // Shadowscapes



Una cosa que escribí hará cuatro años, y esta tarde me acordé que tenía por ahí.

Quedó inconcluso. Me gusta así. Para mí, ya está completo.



****


A veces en los días de lluvia, cuando las frías gotas de agua repiquetean contra el cristal transparente de la ventana de mi habitación, mientras los destellos de los relámpagos iluminan cada tanto la estancia y escucho los truenos, me quedo acurrucada bajo las cálidas mantas que cubren la mullida cama.

Me levanto un momento para abrir la ventana, y dejar pasar así el olor a tierra mojada y hojas de pino que llega del bosque. Me vuelvo a la cama, me tapo, me quedo abrazada a la almohada, quieta sin apenas parpadear... Embobada miro al vacío, hasta que el resplandor de un rayo me saca de mis pensamientos.

Por un momento, un recuerdo triste me viene al presente. Recuerdo esos ojos oscuros, de mirada viva y penetrante. Recuerdo ese pelo castaño, suave, que llegue a acariciar algunas veces. Recuerdo esos, tus labios, sonrosados, cálidos, suaves, que se curvaban para formar esa sonrisa que ilumina tu cara y que hace que al verla yo, hacía que se me iluminara el alma... Entonces no se porque, sin yo quererlo, una lagrima solitaria asoma por mis ojos y resbala lentamente sobre mi cara... Cae despacio, naciendo en su cuenca, y baja deslizándose por mi mejilla... Me quedo quieta, la noto bajar hasta el extremo de la barbilla y caer sobre el dorso de mi mano dejándome un trozo de mi piel, húmeda. Siento el viento traspasar la ventana y noto más frio allí donde cayo mi lágrima.

Me pregunto porqué lloro, te lo preguntarías tu también si me vieras aquí, acurrucada entre penumbras...

Intento imaginarme desde fuera, y se me ocurre que debe ser una visión más bien patética... Una muchacha morena, encorvada, apenas una montaña de sombras en una habitación negra y sin luz, donde los únicos colores que percibes son los diferentes tonos de grises, como gris y azul está mi corazón. Si entraras por la puerta, lo único brillante que podrías distinguir de mi serían mis ojos, pero no brillantes como antaño, como cuando estaba a tu lado; brillantes y cansinos, ojos llorosos, rojizos, que hacen que mi verde iris pierda su atractivo... Tu dirías que se me verían más verdes si caben aun los ojos... Yo te replicaría que no, porque verde es el color de la esperanza, y de eso, los dos, sabemos que ya no nos queda.

Recordar me provoca un sentimiento de pronunciado sofoco, hace que me falte el aire, que se me oprima el corazón, que languidezcan sus latidos y poco a poco parece que mi pulso va a expirar. Me siento encerrada en un espacio tan pequeño, me siento atrapada y con ganas de chillar, y noto que está cercana a mí la sensación de mareo. ¿La recuerdas? Sé que tu también la conoces... Ah, mi amor, pero yo soy altruista, no como tu, y aun tengo un dejo de buena voluntad, así que para que me comprendas y no lo olvides, te la voy a describir...
El mareo era aquella sensación de caer en el negro vacío sin un rumbo fijo y sin la posibilidad de poder aferrarse a nada, es como la sensación de abandono: se te nubla la vista, pierdes el sentido y te abraza la oscuridad. Tienes los ojos abiertos pero no eres capaz de sentir nada a tu alrededor, y en el segundo más inesperado, caes.

Y cuando tu mente cae, tu cuerpo a la par de desploma contra el suelo.

7/19/2006

Millennium Actress




Todos recordamos (más o menos) aquella peli de “Perfect Blue”. Una completa paranoia, pero que conste que me encantó, por eso. Juro que yo no tuve nada que ver en el guión xD.

Hace cosa de año y medio, conseguí (de donde salen todas las películas antes de tiempo) una película llamada “Millenium Actress”.

www.millenniumactress-themovie.com/

Es una hermosura de film, donde los haya. Una historia preciosa. Me di un hartón de llorar. Pero lo que cuenta… Es tan cierto…

Es la historia de una mujer que persigue al amor de su vida. No voy a contar nada más, porque no la quiero destrozar… Pero desde luego, no es una película corriente. Incluso a aquellos que no les gustan las películas que pueden llamar “ñoñas” yo creo que les gustaría.

Dejo el link por si alguien quiere leerlo (y de paso no lo pierdo en el PC).

También he adquirido últimamente:

  • Hook
  • Descubriendo Nunca Jamás
  • Top Gun
  • Legend

De las cuatro, la que más me gusta es, de lejos, “Descubriendo Nunca Jamás”, por esa forma de ver la literatura a través de los ojos del escritor. Preciosa.

Vale, lo reconozco, tengo la casa plagada de películas de ese estilo. Pero yo soy así. Me encantan esas películas. Ya está.

En fín.

Tengo ganas de seguir con mis cuentos y mis historias, y de volver a dibujar.

Estos días que tenga de vacaciones y vaya a estar sin PC, me llevaré mucho papel. Y lápices.

Esperanza

(c) Tim Burton // Nightmare Before Christmas


Bueno, bueno, bueno…

Qué despendole llevo por estos reinos de Dios… A veces no tengo tiempo ni para mí, para mis paranoias…

En fin…

Estos días… Estos días estoy de un contento que no quepo en mí. Todo es muy… Extraño últimamente. “Surrealista, pero bonito” que dirían en Notting Hill.

Poco a poco, no sé bien porqué todo empieza a rodar y a encauzarse en la buena dirección. No diré que no tengo mis días malos, claro, ni mis malos momentos pero… Estoy muy contenta con mi vida en general.

Es ese “no-sé-qué” que te hace pensar que quizás algo existe, porque todo empieza a ir como debería.

Mi jefe me ha dado unos días de vacaciones, y eso que no me los merezco porque soy ETT aun, pero me dijo que para tenerme aquí muerta de asco, mejor descanse unos días para volver con fuerza en septiembre, que la cosa será dura (el trabajo, se entiende xD).

Nunca he tenido la oportunidad de hablar mucho con él. Para mí es el Sr. Superjefe y ya está. Pero hace poco hicimos (el que por mi parte es) el último vuelo a Madrid, a recoger los bártulos. Bueno, fue algo terrible, porque nos cogió la huelga de Iberia de por medio. Tuvimos que volar con Spanair en un avión que resultó ser una subcontrata de “Air Congo”.

El Superjefe no se lo podía creer (y muchos otros pasajeros tampoco). Pero bueno, estuvimos comentando la jugada, de que así son los negocios: fortalezas y debilidades. Oportunidades. La debilidad del enemigo es tu oportunidad de conquista. Siempre.

A primera hora de la mañana, cuando le ví, estaba bastante cortada. ¿De qué iba a hablar con él? Recuerdo mis experiencias previas con Mi Jefe El Exigente, el antiguo… Y bueno… Me daba pánico absoluto hablar con él. Era muy… Seco, frío y distante. Por eso pensar que trabajo para alguien que le importo /ni que sea un mínimo) es toda una novedad.

Acabamos hablando de todo un poc, me explicó que le gusta mucho viajar, que comparte mi afición por Asia y su encanto mágico. También me abrió las puertas del mundo de la literatura de viaje… Porque, aunque parezca imposible, existen otros tipos de literatura distintos de la fantástica y los dragones.

Sí, sí.

Lo sé: increíble, impresionante. Todo un descubrimiento.

Así que me recomendó “Pura Vida” y “Vagabundo en África”. El primero más encaminado a novela romántica y el segundo más de viaje puramente dicho. Y allí me fui yo, gato cazador, a curiosear por mi segundo hogar fuera del hogar, que viene a ser el Fnac. Tengo que hacer algo porque dentro de poco me veo prostituyéndome para pagar más libros :_ Es un vicio muy caro :_

El caso es que después de visitar la sección de cómics, fantasía y dvs de oferta, me fui a la de viajes… Y justo cuando me agachaba a coger “Vagabundo en África” pensé… Quizás hay algo así pero de mi adorado Japón.

Y… Tatachan tatachannnnnnnn… Ahí, entre un montón de libros había una cosa pequeña, de lomo amarillo huevo (poco afortunado, la verdad), con un dibujo negro cual pomada de Thrombocid, que decía: “En el imperio del Mikado”.

¡Oh, sorpresa! ¡Oh, maravilla! Qué fantástico hallazgo ése.

Resultó ser la obra de un antiguo diplomático enviado de Nápoles a Japón, en misión. Y es increíble lo que cuenta…. Porque empiezas a leerlo y te encuentras de bruces en el Far West. A veces, mientras leía, tenía que hacer verdaderos esfuerzos por recordar que eran hechos reales. Hablaré con más detalle de mis impresiones en “La Torre de Cristal”.

Estuvimos empacando todo lo de la oficina de Madrid, y al mediodía nos fuimos a comer con Ana, la antigua secretaria, a “La Vaca Argentina” (una vez más, que tontería cómo usamos las palabras sin caer en lo que quieren decir “argentina” de plata, de ahí río de la Plata que separa Argentina de Uruguay, y el nombre del país).

Descubrí el sabor del vino, no lo había probado en la vida. Parece ser que me estrené bien, con un Rioja de reserva. Un sabor… Curioso.

Hubiera estado mejor si no hubiera tenido ese regustito a alcohol, y tuviera burbujitas como la Cocacola xDDDDDDD. Lo sé, arderé en las llamas por toda la eternidad, gracias a mi herejía.

Comí un solomillo “normal” hecho, porque al pedirlo muy hecho, el camarero me fulminó. Superjefe me dijo que además, me lo iba a comer con vino, que no acompañado de Cocacola. Ana se rió. Y de postre, compartimos con Superjefe un panqueque de dulce de leche.

Me despedí de Madrid con un cierto no-sé-qué apesadumbrado. Sé que no es un adiós, es un hasta luego. Me conozco y sé que siempre tengo lo que quiero, el día que quiera volver, allí estará la Torre del Oso. Porque el Presi no lo sabe, pero… ¡Igual un día le quito el puesto! Jajajajaja ^^

En fin…

Juventud, divino tesoro.

También fui a hablar con la tutora de la universidad, a decirle que quiero repetir primero entero. Sí señor, es lo mejor que puedo hacer. Empezar de cero, aprovecharlo bien, aprender mucho. Ser la mejor. Tenía hora el martes a las 16h, y me lo cambiaron al jueves a las 16h. Y al salir, allá donde Balmes cruza Diagonal, me encontré a la mujer que me descubrió el mundo del Protocolo.

Una belleza de mujer, tan fantástica, tan perfecta. Una dama con todas las letras, en pleno siglo XXI. Nunca la verás con un pelo mal puesto, ni bajando de la moto. Es la definición viviente de protocolo, diplomacia y saber estar. Toda ella es gracia. La admiro mucho. Y sé que jamás seré como ella, porque cada una es como es, y yo salí “más bruta que un arao”, pero eso no quita que sepa comportarme siempre.

Supongo que yo tengo más genio y un espíritu algo más indomable.

Y pienso… Su hubiera ido cuando tocaba no me la habría cruzado más, ni le hubiera dado las gracias, ni hubiera conseguido su mail de nuevo… Las casualidades existen. La vida es maravillosa muchas veces. Y llena de sorpresas.

Hace poco, conocí a otra persona, que no tengo ni idea ni de cómo es, ni qué edad tiene, ni estado civil ni nada. Simplemente sé que me gusta hablar por mail con él, y me lo paso en grande. Y conoce todos los libros (o casi) que yo tengo… Y mucho… Los conoce muy bien, jejejeje ^^.

Me alegro, también, de que las casualidades de la vida nos hayan permitido conocernos.

Supongo que siempre hay esperanza, con todo, para todo el mundo.

Siempre hay cosas buenas…

Y desde luego todo pasa, cuando menos te lo esperas….

¿No es increíble?

*****

Que es? Que es?
Hay luces de color
Que es?
Parecen de algodón
Que es?
No creo lo que veo estoy soñando
No lo se,que injusto es, Que es?
Que es? Que es?
Hay algo que va mal
Que es?
Quien canta sin parar?
Que es?
Las calles estan llenas de chavales
Todos rien sin cesar es que estoy loco?
Debe ser felicidad
Que es?
Los niños tiran nieve en vez de calaveras
Y juegan tan felices y no hay muerte en las aceras
Escarcha en las ventanas,dificil de creer
Y siento en mis huesos el calor de mi interior.
Aiba,Que es?
El muerdago colgo
No ves?
Se besan como no
Mirad,familias reunidas cuentan cuentos mientras comen el turron
Que horror!
Que es?Aquí,un arbol puedo ver
Por que,Tanta decoracion?
Aiba son luces de colores hay adornos relucientes y cositas muy brillantes
Y parece divertido,si señor
Es diversion es diversion,puediera ser lo que soñé,que es?
Que es?
Por fin,es hora de dormir
A ver,no hay nada por aquí
Ni un fantasma ni una bruja que asuste a los niños
En sus sueños son tan dulces tan felices
Que es?
Fantasmas,pesadillas y brujas donde estan
No encuentro lo que busco,solo hay felicidad
No hay gritos en el aire,solo un coro celestial
Y todo huele a dulce,a golosina y a pastel
Amor,
Calor,hay a mi alrededor,y yo estoy mucho mejor
Jamas podria imaginar tanta felicidad.
Me gusta,quiero mas
Y quiero mas y mas y mas ,conocere al fin que es
Quiero saber y conocer el sentimiento que encontre.
Oh,Que es?

(c) Pesadilla Antes de Navidad // Tim Burton


7/13/2006

WARNING - > ¡Reino en expansión!

En vistas del desmadre generalizado de mi blog, de la mezcla de temas, que me tiene de los nervios y en pro de hacer esto algo más inteligible (ni que sea para mí), procedo a organizar esto un tanto, para lo cual abriré varias secciones que -en el momento que mi pobre y tierna cabeza- tenga un segundo para vislumbrar como %$@#$&! se ponen los %&$@#%! links, tendrán su espacio en el lateral izquierdo.

Mientras tanto, espero ser más organizada en adelante, y por ello la cosa quedará tal que así:

  • El mundo según Ysondra - Para hablar de mí , de lo mucho que me quiero, de lo guay, maja, simpática, inteligente y encantadora que soy, mi día a día y mis pensamientos en voz alta par que mañana me los relea y mire si he llegado a alguna conclusión en claro sobre mis preocupaciones.
  • Memorias de la Biblioteca de Galador - Para mis cuentos basados en aventuritas online.
  • Las ruinas de Teärolin - Desarrollo de un viejo proyecto de "inmortal", con sus dibujitos y las rayadas que se me ocurran al respecto. A ver si alguien se cree que me olvidé de "mi bichoto rosa de 40 centímetros".
  • La taberna de Anduar - Extractos (o no) de historias fantásticas de otros autores un poco más afamados y reconocidos que yo (nada grave, les dejo la gloria porque prefiero trabajar desde las sombras, en el anonimato).
  • La Torre de Cristal - Mi superjefe (qué fantástica persona) me ha abierto los ojos a que existen otros tipos de literatura que no sea la fantástica... ¿Existirá eso en serio? O_o, y me invitó a descubrir el mundo de la literatura de viaje. A medida que vaya leyendo obras de este estilo, biografías y otras bicherías, iré depositando pequeñas fichas y mis impresiones al respecto (intuyo que actualizaré poco este blog xD).
  • El Equipaje - Para las lecturas ligeras de a pie que me acompañan cuando voy en el metro. Básicamente manga (y enconcreto, shojo, a qué engañarnos) y otros comics injustamente tratados como "subcultura" por blasfemos.
  • Los lienzos de Saranna - Sección artística sobre mis ilustradores favoritos, a ver si de una condenada vez no pierdo los links del favoritos cada vez que me cambio de pc en el trabajo. Así al menos lo tendré todo más ordenado.
Bueno, espero que esto contribuya a mi paz espiritual, porque me pongo de los nervios cuando tengo que rebuscar cosas entre todos mis posts.

¡He dicho!

7/10/2006

Malicia, cachipollas efímeras y pinos contadores

Ampliado el plazo de recogida de firmas para Peter Beagle hasta el 14 de julio.
Razón, aquí:
Extracto de "El Segador", de Terry Pratchett
El sol estaba cerca del horizonte.

Las criaturas de vida más corta de todo el Mundodisco eran las cachipollas efímeras, que apenas si duraban veinticuatro horas.

Dos de las más viejas zigzagueaban sin rumbo fijo, sobre las aguas de un arroyo de truchas, discutiendo acerca de historia con algunos de los miembros más jóvenes de la nidada vespertina.

-En estos tiempos, el sol ya no es lo que era –dijo una de ellas.

-En eso no te falta razón. En las horas de antes sí que había un sol como debe de ser. Era todo amarillo. No como esa cosa roja.

- Y también estaba más alto.

-Es verdad, tienes razón.

-Y las ninfas y las larvas te mostraban un poco de respeto.

-Muy cierto, muy cierto –asintió la otra cachipolla efímera con vehemencia.

Las cachipollas más jóvenes escuchaban con educación.

-Recuerdo –prosiguió una de las moscas viejas- cuando todo lo que abarcaba la vista eran praderas.

Las cachipollas jóvenes miraron a su alrededor.

-Siguen siendo praderas –aventuró una de ellas tras un cortés intervalo.

-Recuerdo cuando eran praderas mejores –replicó bruscamente la vieja.

-Sí –asintió su colega-. Y también había una vaca.

-¡Es verdad! ¡Es verdad! ¡Me acuerdo de esa vaca! Estuvo justo allí durante..., oh, durante cuarenta o cincuenta minutos. La recuerdo bien, era marrón.

-Ya no hay vacas así en estas horas.

-Ya no hay siquiera vacas.

-¿Qué es una vaca? –preguntó una de las jovencitas.

-¿Lo ves? –replicó la cachipolla vieja en tono triunfal-. Así son las moscas modernas. –Hizo una pausa-. ¿Qué estábamos haciendo antes de empezar a hablar sobre el sol?

-Zigzaguear sin rumbo fijo sobre las aguas –dijo una de las moscas jóvenes.

No estaba del todo segura, pero era una suposición con visos de probabilidad.

-No, antes de eso.

-Eh..., nos estabas hablando sobre la Gran Trucha.

-Ah, sí. Eso. La Trucha. Bueno, veréis, si has sido una buena cachipolla efímera, si has revoloteado bien arriba y abajo...

-... prestando atención a los ancianos, que saben más que tú...

-... sí, prestando atención a los ancianos, que saben más que tú, entonces, al final, la Gran Trucha...

Clop.

Clop.

-¿Sí? –inquirió una de las moscas más jóvenes.

No recibió respuesta.

-¿Qué pasa con la Gran Trucha? –quiso saber otra mosca, nerviosa.

Contemplaron la larga serie de anillos concéntricos que se expandían en el agua.

-¡El signo sagrado! –exclamó una cachipolla-. ¡Recuerdo que me hablaron de eso! ¡Un Gran Círculo es el agua! ¡Ése será el signo de la Gran Trucha!

La más vieja de las cachipollas jóvenes contempló el agua, pensativa. Empezaba a darse cuenta de que, al ser la mosca de más edad entre las presentes, le correspondía el privilegio de revolotear más cerca de la superficie.

-Se dice –empezó la cachipolla que volaba en la parte superior de la zigzagueante multitud- que, cuando la Gran Trucha viene a buscarte, vas a una tierra donde abunda..., abunda... –Las cachipollas efímeras no comen. No sabía cómo seguir-. Donde abunda el agua –terminó como pudo.

-Debe de ser verdad –asintió la mosca más vieja.

-Pues allí se debe de estar muy bien –siguió la joven.

-¿Sí? ¿Por qué?

-Porque nadie ha querido volver aquí.


Mientras que, por el contrario, los seres más viejos del Mundodisco eran los Pinos Contadores, que crecen en las nieves eternas de las altas Montañas del Carnero.

El Pino Contador es uno de los pocos ejemplos conocidos de la evolución por préstamo.

Muchas de las especies existentes siguen el curso de la evolución por su cuenta y riesgo, aprendiendo a medida que ascienden, tal y como marca la naturaleza. Todo eso está muy bien, es muy natural y orgánico, es sintonía con los misteriosos ciclos del cosmos, que cree que no hay nada como unos cuantos millones de años de frustrante prueba y error para dar a una especie fibra moral y, en algunos casos, columna vertebral.

Esto sin duda está muy bien desde el punto de vista de la especie, pero, desde la perspectiva de los individuos que tienen que atenerse a la norma, el inventor de la misma es un auténtico cerdo, o al menos un pequeño reptil rosado devorador de raíces que quizá algún día evolucione hasta convertirse en un auténtico cerdo.

De manera que los Pinos Contadores se ahorraban todos los malos tragos mediante el sistema de permitir que el resto de la vegetación evolucionara en lugar de ellos. Una semilla de pino que aterrice en cualquier lugar del Disco recoge inmediatamente el código genético más efectivo de la zona gracias a la resonancia mórfica, y crece para convertirse en lo que mejor se adapte al suelo y al clima de la localidad. Por lo general, encima lo hace mucho mejor que los árboles nativos, cuyos puestos suele usurpar.

Pero, pese a todo esto, lo que hace más interesante a los Pinos Contadores es su manera de contar.

Se dieron cuenta, de una manera nebulosa, de que los seres humanos habían aprendido a averiguar la edad de los árboles contando los anillos del tronco, y por eso los primeros Pinos Contadores decidieron que ésa era la razón de que los humanos cortasen árboles.

Así, de la noche a la mañana, hasta el último de los Pinos Contadores reajustó su código genético para generar en su tronco, más o menos a la altura de los ojos humanos, en letras claras, su edad exacta. En menos de un año quedaron casi extinguidos por el interés que provocaron en el negocio de las placas ornamentales para los números de las casas, y sólo sobrevivieron unos pocos, en las zonas de más difícil acceso.

Los seis Pinos Contadores que formaban aquel grupo de árboles escuchaban al más viejo de ellos, cuyo retorcido tronco aseguraba tener treinta y un mil setecientos treinta y cuatro años de edad. La conversación que pasamos a relatar duró diecisiete años, pero la hemos acelerado un poco para su publicación.

-Recuerdo cuando todo esto no eran praderas.

Los pinos contemplaron los más de mil quinientos kilómetros de paisaje. El cielo parpadeaba como en los efectos especiales baratos de una película de viajes en el tiempo. La nieve aparecía, se aposentaba durante un instante y luego se fundía.

-Entonces, ¿qué había aquí? –quiso saber el pino más cercano.

-Hielo. Pero hielo de verdad, a ver si me entiendes. En aquellos tiempos, los glaciares eran como debían de ser. No era como el hielo de ahora, que sólo dura una estación y se funde.

Aquel hielo duró siglos.

-¿Qué le pasó?

-Se fue.

-¿Adónde?

-A donde se van las cosas. Todo va siempre a toda velocidad.

-Vaya, pues sí que fue duro.

-¿El qué?

-El invierno del que hablas.

-¿Y eso te parece un invierno? Cuando yo era un brote, sí que había inviernos de verdad...
Entonces el árbol desapareció.

Tras una pausa de un par de años producida por la sorpresa, uno de los árboles dijo:

-¡Ha desaparecido! ¡Como si tal cosa! ¡Un día estaba aquí, y al siguiente había desaparecido!
Si los otros árboles hubieran sido humanos, habrían arrastrado los pies en gesto de incomodidad.

-Son cosas que pasan, chico –dijo uno de ellos con cautela-. Se lo ha llevado a un Lugar Mejor,(*) de eso puedes estar seguro. Siempre fue un buen árbol.

-¿Qué clase de “Lugar Mejor”? –quiso saber el joven árbol, que sólo tenía cinco mil ciento once años.

-Nadie lo sabe a ciencia cierta –dijo otro de sus congéneres.

Se estremeció inseguro, mecido por un vendaval que duró una semana-. Pero creemos que tiene algo que ver con el... aserrín.

Como los árboles no eran capaces de captar ningún acontecimiento que durase menos de un día, nunca oían el sonido de las hachas.
(*) En este caso concreto, a tres lugares mejores: las puertas delanteras de los números 31, 7 y 34 de Elm Street, en Ankh-Morpork.

*******


Realmente, Terry Pratchett no es santo de mi devoción. De hecho, soporto pocos de sus libros. Sin embargo tengo que reconocer que tiene un peculiar sentido del humor un tanto abstracto y absurdo. Rebuscado y trabajado, pero absurdo. Y más que el mío propio. Así que a veces se me hace pesado leerle.

Vale, no me gusta Terry Pratchet,, aunque reconozco que tiene sus momentos. Quizás es que me pilló en una mala época de mi vida. A días me pregunto, cuando cojones he tenido yo una buena época. Últimamente agriaría hasta la leche.

Aunque, si tuviera que decir qué libros que haya escrito son los que me han gustado más, respondería sin duda que “Mort” y “El Segador”. También disfruté (un poquito) con “Rechicero” y “Ritos Iguales”.

Debe ser una persona curiosa, bastante loca y quizás, digna de un psiquiátrico. No importa. Todos los genios estamos locos y poco reconocidos.

En realidad no tiene nada que ver la malicia con las cachipollas efímeras. Simplemente, me apetecía escribir ese extracto. Y como es costumbre, siempre hago lo que me viene en gana.

La única cosa que creo que puede tener algo que ver en mi retorcida mente, y tortuosas relaciones de ideas sería lo siguiente.

Supongo que los humanos somos al mundo lo que las cachipollas a Mundodisco. O sea: nada. Nos pasamos la vida quejándonos, amargándonos.. Pensando en tiempos mejores, cuando realmente tenemos poca perspectiva. Probablemente, en el camino damos argumentos tan lamentables y que suenan ridículos a oídos ajenos como los que ellas se plantean.

Todo lo pasado parece ser mejor. No tiene porqué serlo, simplemente, fue. En los momentos de adversidad quizás tendemos a recordar las cosas más bonitas que nos sucedieron, o tal vez las malas son ya menos malas porque quedaron diluidas en la distancia. Ya no nos afectan.

Después, tenemos los pinos contadores.

Alguien me dijo una vez “inteligencia como capacidad de adaptación”.

En ese sentido, cuán inteligentes fueron los pinos contadores. Pero a veces, al adaptarte y evolucionar no lo haces correctamente o ajustado a todos los parámetros. Piensas que lo has hecho bien y... De golpe y porrazo algo falla porque se te ha escapado de las manos. Te quedas meditando treinta años qué pudo pasar. Qué hiciste mal. Dónde está el fallo. Y por mas que lo intentas, no sacas ninguna conclusión razonable.
Probablemente es que perdemos el norte por el camino. No tengo ni idea.

Había un personaje de comic en la Patrulla X que se llamaba Malicia. Vivía dentro de un medallón que Dazzler llevaba al cuello. La hacía transformarse y se adueñaba de su personalidad.

Y alguna persona sensata se preguntará... ¿Y qué tiene que ver esto con cachipollas y pinos?

Pues nada...

¿Pasa algo?
Y que conste que he titulado así al post por no llamarlo "Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino".

Estuve cenando en el Frankfurt Valles de Gran de Gracia con Grunttt y Lemon hoy. Ellso estuvieron pasando la velada jugando a Bloodbowl y yo perdiendo el tiempo en cosas menos interesantes. Dícese de cosas menos interesantes el WoW y el Irc. Lo sé, lo sé, he caído muy bajo.

En esas que –no viene al caso el motivo- saltó por ahí en medio el concepto de la malicia femenina.

Esa condenada malicia que parece que yo no tengo. Bueno, que los hombres no la tienen, seguro. Debieron perderla en ese cuarto de cromosoma que les falta, pobrecitos entes involucionados y simples, ellos. Tan torpes e insensibles. Diablillos díscolos. A ver si explotan todos y nos dejan hacernos lesbianas en paz.

Bien, dice Grunttt que mi problema es que siempre soy mala con quien no me importa un cojón, y a quien estimo le dejo que haga lo que quiera. Tendré que esforzarme en arreglar eso un poco. Estoy hasta los ovarios ya.

Si eres buena, porque eres buena. Si eres sincera, porque eres sincera. Si te entregas, porque te entregas. Si eres mala, porque eres mala.

Y yo no sé de qué me quejo, porque hace no muchos posts, estaba analizando precisamente la postura del chico malo... Como cierto uno que... En fin.

Tengo que analizar esa postura con detalle, a ver si aprendo algo y se me queda.

La cosa no es ser malo. La cosa radica en no perder ese halo de misterio. Que siempre quede algo por descubrir. Mira que es fácil al vida... Y cómo la complicamos los humanos.

¿Es que acaso va un gato por ahí haciéndose el interesante?

Bueno, quizás, mal mirado: sí.
Vamos a fijarnos en otro caso surgido de la fauna que nos rodea: veamos el de la paloma en primavera (o ya casi, todo el año).
Ahí está la paloma dando vueltas por la plaza con una corte de palomos detrás (a cada cual más cortito), y ella caminando tres pasitos por delante y virando en alguno opuesto cuando uno se acerca.

Lo que me planteo es: ¿lo hace a conciencia o de puro idiota? Y me da que es más bien lo segundo. Porque... ¿Ha visto alguien a una paloma acercarse al macho que le gustara en cuestión?

No. Se dedica a dar vueltas cual imbécil embelesada, sin darse cuenta de lo que pasa a sus espaldas.

Bien, ahora ser idiota o hacerse la idiota, es sinónimo de “interesante”.

Respecto a la malicia... No es que no la tenga, es que por naturaleza no la necesito. Me aparece cuando me tocan lo que no me tienen que tocar (o me lo tocan y lo tocan mal).

En fin, que ya me he quedado ancha.

Realmente, solo quería dejar puesto lo de los pinos contadores.
Bueno va... Voy a reconocerlo... Podría acabar gustándome Terry Pratchett.
Me congratula saber que, si bien no poseo el don de la malicia, aun preservo el de la eterna contradicción femenina.
Todo un consuelo.