12/22/2007

Like tears in the rain...

Autor: Desconocido


*** Now PLaying: Lacuna Coil - Heaven's A Lie

A pesar de que era verano, por una de esas casualidades de la vida, siempre llovía. Siempre.

Llovía mientras la televisón proyectaba imágenes de "El Padrino", película que muy a su pesar vieron.

Llovía mientras la lasaña se cocinaba por demás en el horno.

Llovía mientras se duchaban.

Llovía mientras se acariciaban en la cama.

Mientras dormían, tambien llovía.

Y hoy llueve por lo menos en un sitio, aunque solo queda el recuerdo.

¿Por qué la gente quiere siempre lo que no tiene y sin darse cuenta daña a los que les aman? Es un misterio. Muy posiblemente nos vamos a la tumba sin resolverlo, y si la reencarnación existe, tropezaremos otra vez con la misma piedra.

¿Por qué valoras a quien te trata como una mierda, pero a quien te lo da todo, le desprecias?

¿Por qué tienen que pasar los años, y tantas manos para valorar algo tan sencillo como una sonrisa?

¿Por qué, cuando te hacen daño, la única reacción es dañar todo lo que te rodea, romperlo en mil pedazos para, al girarte, ver que no queda nada y que por más que quisieras no lo puedes arreglar?

Quizás tiene que pasar todo eso para que te centres. Ya no somos las mismas personas de ayer, ni las mismas de hace siete años, no sabría decir si para bien o para mal. Hoy tienes menos pájaros en la cabeza, menos imbecilidades y tendrías respuestas para aquellas preguntas que no respondiste bien en su momento.

Pero el tiempo, como las mujeres, no perdona. Y a lo que se ve, algunos hombres tampoco. Es una paradoja porque dicen que el tiempo lo cura todo, aunque no es cierto.

¿Perdonarás tú dentro de siete años, un veintidos de febrero? Seguramente no... Entonces... ¿Cómo esperar que te perdonen un septiembre?

¿Por que no fue tan grave? ¿Por que no fue tan doloroso? ¿Por que éramos pequeños? ¿Por qué fue una tontería?

¿Quien eres tú para decirlo? Pero la única persona que tiene esas respuestas desapareció hace mucho tiempo.

Una vez al año, lo recuerdas, por Navidad. Como el turrón El Lobo, la pena acecha. Pero no es nada comparada con la del seis de enero, día de Reyes. Día de Reyes y galanes. Día de pedir disculpas que nadie oye.

No es que importe ya, hace tanto de eso... Pero por eso anoche buscabas un teléfono, y no paraste hasta encontrarlo, con Google que todo lo rastrea. Y ahora que lo tienes no te atreves a llamar. Piensas... ¿Qué más dará lo que diga? ¿Qué más dará que cuelgue? ¿Qué más dará?

Pero es la añoranza de la soledad y los días de lluvia, y las pelis viejas como el padrino, y los secuestros graciosos con rescates que nunca se llegaron a cobrar. Y las risas, y los abrazos, y la comprensión y la estupidez.

Es la nostalgia por el día de reyes.

The rain people are people made of rain,
and when they cry they disappear,because
they cry themselves away.

12/18/2007

Fósil

Cines Urgel - Barcelona

"Todo tiempo pasado fue mejor"


Tenía un aforo de mil cuatrocientas cuarenta y ocho personas, que juntas se emocionaban. Reían, lloraban, padecían, se asustaban, y se revolvían en los asientos tapizados de grana, mientras sus manos nerviosas o exaltadas se aferraban con fuerza a los reposa-brazos acolchados.

El espectáculo empezaba, no cuando se silenciaba la sala, no. Tampoco empezaba cuando se apagaban las luces y sonaba aquella sintonía familiar. Empezaba cuando las pesadas cortinas de terciopelo a juego con el resto de la decoración, se recogían para dar paso a esa pantalla gigante donde se proyectaban viejas películas.

La industria, el capitalismo, la avaricia… El “progreso” en definitiva, la mató y lo único que queda de aquellos días de gloria es el cadáver de un cine que no durará más de cinco años en pie, en el mejor de los casos.

Te sientas esperando que de comienzo la sesión mientras cuentas las personas que conforman hoy el público contigo. Veintisiete personas de un total de mil cuatrocientas cuarenta y ocho.

Sí. La muerte acecha lentamente entre las cuatro paredes, quizás escondida detrás de las cortinas.

Y con la luz aun encendida, recostada en la butaca, tu espalda apoyada cómodamente en ese respaldo donde cientos de miles de personas antes que tu disfrutaron de buenos momentos con la familia, con los amigos, tonteando con su futura pareja; echas la vista atrás.

Recuerdas aquel cine de barrio y las colas gigantescas que daban la vuelta a la manzana para ver el estreno de Star Wars. Era tan emocionante, ir de la mano de tus padres, pedirles palomitas, coger tu cocacola y ver la película como podías porque eras tan pequeña que la cabeza de la persona de enfrente tapaba la mitad de tu campo de visión.

Aun no se habían inventado las sillitas para niños que te ponían a la altura de un adulto en tu butaca, durante la proyección.

¿Qué será del Batman del futuro? ¿Cómo nacerá? Porque no matarán a sus padres a la salida de la última sesión del cine. De hecho, tampoco le matarán al recoger el dvd de la máquina del videoclub de abajo.

¿Quizás entrarán en su casa por la fuerza, disparando con pistolas, destrozando puertas y mobiliarios y revolviéndolo todo sin conformarse con el collar de perlas, la cartera, el bolso y el reloj de mano?

Sí, mientras los tres miran la película de turno programada en el canal digital, satélite, por cable o lo que sea; repantigados en el cómodo sofá de piel de diseño, con sus palomitas de microondas y la televisión de plasma de 140”.

Realmente es probable que Batman no llegara a nacer, porque en la soledad del piso, los forajidos simplemente les hubieran disparado a los tres a bocajarro, sin tener que desaparecer por el callejón, como sucedió con el original.

¿Qué será de las citas inocentes para ver una película?

Aquellas primeras escapadas en soledad con los amigos, a ver Depredador… La primera cita con la excusa de ver Parque Jurásico o Terminator 2.

Ya no vibrarás con el son de los otros mil corazones acongojados por la tensión en el ambiente, y Alien sabrá a poco aun en la mejor televisión que puedas tener en tu casa. Faltará algo.

Ya no existirá la complicidad del sitio a oscuras, peligroso, íntimo y tentador. Aquella sensación de “tan cerca pero tan lejos” arropados en la seguridad de una luz tenue. Estará el “en tu casa o en la mía” edición-especial-coleccionista 4-dvds-con-comentarios-del-director.

El tiempo de los anuncios ha pasado en tu butaca de color grana. Se abre el telón, aparece la pantalla.

Escuchas la sintonía del cine una vez más, y callas. Se hace el silencio y la complicidad revolotea entre los otros veintiséis espectadores y tú.

Y disfrutas de la película en uno de los últimos grandes cines de Barcelona, mientras sabes en tu interior que se trata de un fósil, de un muerto viviente condenado a desaparecer como un enfermo terminal, con sus días contados.

Tal vez no hoy, tal vez no mañana, ni la semana que viene… Pero pocos años le quedan.

Y, en el mejor de los casos, dará paso a su tataranieto, el multicine… O cerrará los ojos para siempre sin dejar descendencia detrás, más que el recuerdo de todos los que nos emocionamos viendo grandes películas acompañados.

(Gracias mami, por llevarme a ver Beowulf).

12/17/2007

Fuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuck!


Imagen - Autor desconocido


Con la cabeza embotada y un frío del carajo, te pones el abrigo y la bufanda. Coges el bolso, buscas tu Blackberry, coges un libro y cierras la puerta tras de ti. Bajas las escaleras comprobando que tu madre te ha llamado y ves que son las seis y veintiuno de la tarde.

- Joder… Llego tarde.

Para una vez que quedas con tu madre y tu hermano para ir al cine… Y llegas tarde.

- Puto Wow… Puto desorden… Puto frío que me hace estar más rato debajo del agua caliente de lo habitual… - piensas.

En la calle hace frío, aunque la temperatura de casa también deja mucho que desear. Realmente no sabes si hace más frío dentro que fuera.

Caminas a paso ligero por la calle, casi al trote, lo cual un día de estos hará que te tuerzas el tobillo gracias a los condenados tacones. Y sigues pensando que llegas tarde, con tu libro bajo el brazo… "1001 noches de invierno" cuan apropiado. Mirando al suelo intentando no meter el tacón en la primera rendija que te encuentres, te percatas de que el suelo brilla de forma sospechosa.

Y empieza a chispear… Murphy existe.

Maldices y guardas el libro en el bolso que, por una vez, no es impermeable. Tu primera preocupación es que el libro no se estropee, que le den a la ropa, que le den al cine… Para una vez que cambias de bolso y no coges paraguas…

Miras la Black de nuevo… Joder… Las seis y veintitrés. Fijo que llegas tarde.

Cruzas la calle, maldiciendo la gente que se te cruza cual borrego despistado, llegas a las escaleras del metro, y bajas.

- ¡Joooooooooooooooooooooooooooder! ¡Me he dejado la puta tarjeta!

Tienes una T 50/30 y encima tienes que comprarte una nueva porque te la has dejado en el otro libro que estabas leyendo, que por cierto, no recuerdas cuál narices era.

- ¿Tarjeta o billete? ¿Tarjeta o billete? ¿Tarjeta o billete? –tic tac, tic tac… El tiempo corre y te pones a pensar qué es más engorroso y el ahorro económico-Coño… Bueno va, un billete, total… Ella debe tener tarjeta para la vuelta.

Bajas encabronada por las escaleras, después de haber tenido que pagar un euro veinticinco que no habías previsto. Puto cine. Puto metro. Putos tacones… Y sigues llegando tarde.

Pero aun hay salvación. Existe una posibilidad de que tu madre no te fastidie hasta el final de los tiempos por ser una impresentable y dejarlos tirados esperando a las puertas del cine. El metro está a treinta y cuatro segundos de llegar al andén y hasta Plaza Universidad son pocas paradas.

Y el metro llega al andén con puntualidad casi británica.

Ya en el vagón, buscas un hueco donde apoltronarte y disfrutar de un buen rato de lectura. Y la historia es condenadamente buena… Siempre te preguntaste qué fue de la vida de Blancanieves después de casarse con el Príncipe Azul… Y aquí hay una muy buena versión de los hechos. Pero cuando estás llegando al meollo del asunto, la voz mecánica anuncia por los altavoces que ya has llegado a tu destino y te ves obligada a cerrar el libro antes de acabar la historia.

- Coño… Ya podían haber más paradas.

Te apeas en Plaza Universidad con la duda de qué pasará en las próximas páginas.

Llamas a tu madre, que te ha enviado un mensaje diciendo que estaba en el Bracafé al lado del cine… ¿Bracafé? No recuerdas ninguno… Pero hace mil que no vas a los cines Aribau y quizás han puesto una nueva cafetería de esas franquiciadas.

- Estamos en la puerta del cine – responde tu madre al coger el teléfono.

- Vale, mamá, ya estoy llegando, estoy cruzando Gran Vía. No tardo.

- No te preocupes, son y media escasas y aun falta para que empiece la película. Nosotros estamos aquí en el Bracafé. El cine está vacío aun, no hay casi gente.

- Ok. No tardo.

¡Guay! Son las seis y treinta y cuatro. De puta madre. No has llegado tan tarde.

Cruzas la avenida con cuidado de no resbalar. Llegas a la puerta del cine. Aun falta algo más de cuarenta minutos para que empiece la peli y estás muerta de hambre, pero afortunadamente, al lado del Aribau está una de tus pizzerías favoritas. De repente empiezas a salivar al recordar lo buenas que están allí las pizzas y piensas en una porción de tomate y un alfajor de postre.

- Joder… ¿Dónde están? – te preguntas, mientras te indignas y notas que empiezas a cabrearte, más por el hambre por no haber comido aun hoy que por otra cosa.

Miras a un lado y otro de la acera. Nada en la entrada de la sala cinco. Nadie en la entrada de las otras… Nadie en el bar comprando palomitas... Tampoco están sentados en las butacas.

Pues suerte que no había gente en el cine que si no…

- ¿Dónde mierda se han metido?

Coges el teléfono, y la llamas.

- Mamá, estoy acá delante del cine. ¿Dónde están? No les veo.

- Estamos en la entrada del cine.

- Pero a ver mamá, ¿delante de qué lado? ¿Del lado de la sala cinco? ¿O donde las bebidas?

Y se hizo el silencio.

- A ver, nena… Estamos en el cine Urgel.

- Vale, sí. Pero no os veo.

Y una vocecita suena en algún punto de tu cabeza… ¿Urgel?

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FUCK!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Vale: eres imbécil.

- Joder mamá… ¿En el Urgel?

- Sí, claro, donde quedamos…

- ¡Joder! Me vine al Aribau toda convencida… Mierda… Ahora voy para allá.

Jooooooooooooooooooooder… Definitivamente, te das cuenta de que vives en la parra y te preguntas cómo mierda lo hiciste para que se te fuera la pinza de esa manera y acabaras en el cine equivocado.

Adiós pizza de tomate. Adiós alfajor de dulce de leche. Adiós euro con veinticinco, y encima por dos.

- Porqué carajo no compré una tarjeta de metro…

Y compras otro billete de nuevo, porque no tienes ganas de caminar una puta parada con este frío que cala los huesos.

Finalmente, llegas al Cine Urgel, saludas a tu madre y a tu hermano. Mientras piensas solo en comida. Por favor, algo comestible… Unos ganchitos, un bocadillo, un Frankfurt, chocolate… Algo… Pero nada de palomitas… Estás hasta la moral de las palomitas…

Tu madre te compra unos ganchitos y un chupachup… Hacía… ¿Cuánto? ¿Cuánto hacía del último chupetín? Tu hermano recoge sus palomitas, a las que miras con ansia, y acabas cogiendo unas cuantas. No una, ni dos, ni tres... No, como cinco o seis veces, mientas piensas indecisa quien será tu próxima víctima, la bolsa de Chetos o el chupachup de fresa.

***

Acaba la peli, que por cierto no tenías ni pajolera idea que era de animación 3D. Solo tenías constancia que salía Angelina Jolie, y tú ves todas sus pelis. No está mal. La peli tampoco...

Y caes en que no has cubierto las necesidades más básicas, pero ahora mismo solo la cena tiene solución y el resto, hay que joderse.

Tu madre dice de ir a la pizzería, y caminando. Tu dices que mejor en taxi que se tarda menos, hace menos frío y es más rápido.

¡Ah! Qué delicia disfrutar de esas dos porciones de pizza... Y la cocacola de lata bien fría, mientras contemplas el alfajor que pronto va a desaparecer de este mundo para pasar a formar parte de ti. Te regodeas pensando que aun después de evacuarlo, siempre habrá un resquicio de ese alfajor en tu cuerpo. Probablemente en forma de grasas... Pero joder, qué gusto devorarlo.

Y llega la inevitable hora de volver a casa. Tu madre a llevar a tu hermano y saludar a tu padre, y tú a jugar a WoW (puto WoW). De hecho, a estar en la perenne cola de la raid, ni siquiera jugar (puto WoW).

Tu madre propone ir a pie... Pero con el frío que hace mejor ir en metro que para colmo tú vives más lejos.

Y cuando estáis cruzando la calle ella dice...

- Me he dejado las tarjetas de metro en casa... Todas.

- Joder pues yo tampoco llevo ninguna...

Por tercera vez en tres horas coges el puto metro, y esta vez directamente compras la tarjeta, mientras te planteas por qué narices no la cogiste al salir de casa, ni compraste una directamente.

Pero bueno, no va de siete euros... ¿O sí?

12/13/2007

Yo. Tú. Ella.

(c) Gezfry


“El reflejo de un espejo sobre otro, es un bucle infinito.”

En todo el trayecto, no te atreves a mirarle. Lo único que te permites es observar su reflejo a través del cristal de la ventana.

Ahí está, delante de ti, a menos de un metro de distancia en su asiento, colocado en perfecta diagonal al tuyo, mirando cada uno para su lado… Como si nada de lo que ocurra en este vagón fuera con vosotros. Cada uno en su mundo.

Su perfil ladeado te permite observar cómo su mirada se pierde en el infinito. Más allá de ti. Más allá de él. Más allá de este espacio. Se pierde naufragando en la lejanía, mientras busca algo que no puede atrapar, como tampoco tú puedes atrapar nada.

Le miras, esperando que no te devuelva la mirada, que no te cace al acecho y, sin embargo, anhelándolo, sin saber muy bien porqué. Pero no son sus ojos los que descubres burlándose de ti en el cristal, son los tuyos propios, así que te sientes idiota.

Por un instante eres consciente de ese juego de reflejos: de ti buscando su mirada, de él soñando la mirada de ella… Y la imagen se proyecta en los cristales una y otra vez hasta el infinito.

Te ves a ti pensando en él, imaginando lo que él a su vez piensa, soñando con ella. Te preguntas si en algún rincón ella estará sentada sintiendo algo parecido, pensando en él. O tal vez está al otro lado del espejo, imaginando su mirada y después imaginando la de otros fantasmas que como tú, sueñan con sus ojos tristes… O quizás está pensando en otro tercero, que a su vez piensa en otra muchacha que a su vez…

Aburrida miras alrededor: las caras largas, los rostros grises, las miradas que se pierden en la lejanía y no puedes evitar preguntarte cuánta gente se siente como vosotros.

El cansancio, el pensar tanto, te pesa y decides dormirte en el asiento. Pero en tu mente sigues viendo ese reflejo tuyo, mirándole a él, que no cesa de pensar en ella, y los espejos que te persiguen con esa imagen una y otra vez.

Evil Inside

(c) James Wolf Strehle - Hateful Draft

Me da igual que sea Navidad, y que la gente desee paz a los hombres de buena voluntad porque es una mierda de deseo perdido, básicamente porque no existe la buena voluntad.

No, el ser humano es malo, malo, malo, muy, pero que muy requetemalo por naturaleza.

El ser humano, es peor que los animales, mutila, tortura, viola, saquea, tergiversa, manipula, engaña, esconde…

Sí señor, eso es ser humano.

No es ser bueno, dar limosna, ser altruista, magnánimo, compasivo. El ser humano es su estado puro, es un despojo. Igual es un despojo divino para algunos, pero despojo al fin y al cabo.

Pero en los países civilizados, como me aburro de repetir, estamos a salvo de los malhechores… Sí señor. Porque la Ley nos protege… ¿O debería decir que es al contrario? ¿Qué son los malhechores los que están a salvo de nosotros?

¿Es que el hijo de puta que robó en mi casa, se me llevó el portátil, el móvil y me rompió la puerta tiene que quedarse impune? ¿Es que si me lo hubiera topado de bruces en casa, hubiera tenido que quedarme de brazos cruzados, porque si le llego a hacer algo encima voy a la cárcel yo?

¿Pero qué clase de mierda de mundo es éste?

Volvamos a los tiempos anteriores al ojo por ojo, hombre… Volvamos a la cabeza por ojo, que me gusta más.

Así que ese hijo de la gran perra (consuelo me queda pensar que es heroinómano y al menos le de para unos cuantos chutes y muere por sobredosis antes del 2008), está por ahí tan campante mientras yo me jodo y pago los ochocientos euros de reparación de la puerta del piso de alquiler.

También se puede ir al infierno la administradora de la finca, que como es más vieja, dejará la faz de esta tierra antes que yo. No hace falta que se moleste en mandarme una postal desde allí. Se la puede meter por el culo directamente.

Así que yo, humilde inquilina, a a que han destrozado la puerta, y que ha desembolsado de su bolsillo ochocientos euros de reparación, solo voy a ver los trescientos setenta que les paga el seguro, porque claro… La puerta del piso es mía.

¿Es mía? Pues nada hombre, cuando se acabe el alquiler me la llevo de souvenir. Con dos cojones.

Y me río de sus explicaciones, que de haber cogido ellos el teléfono cuando tocaba, hubieran tenido que pagar el arreglo entero. Zorra.

Y cuidado con las yayas, que se hacen las tontas, con su yo no entiendo, y no se nada… Son más listas que el hambre, que para el caso, más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Vamos ahora con los polis, que amablemente cogen la denuncia que en el fondo, no sirve para nada, que aun estoy esperando que venga la científica a mi casa a tomar las huellas. Ahora entiendo porqué no triunfaría “CSI España”. No dan pie con bola. Dos semanas más tarde y ni se presentan.

Nah… El ser humano es basura. Y ojo, que yo me incluyo. Yo soy igual de mala, solo que ellos no le tienen miedo a las consecuencias de sus actos (como le dijeron a la bodeguera de abajo, su profesión es delincuente), y yo sí.

Nah… Quítale las leyes a la gente, déjalas a su libre albedrío de verdad… Y Madmax es un guiñapo.

11/28/2007

Demente

(c) Sapkowsky (c) Atari- "The Witcher"

Hay una cosa que me diferencia de los locos del psiquiátrico. Yo sé que lo estoy, conozco mis demonios interiores y sé pelear contra ellos. Los que están en el sanatorio insisten en que están sanos.

Eso es lo que hace que pueda caminar tranquilamente por la calle.

Muchas veces, pasan películas de cosas curiosas por mi cabeza.

Veo una piedra mal puesta y automáticamente puedo imaginarme tropezando con ella y cayendo al suelo. Algo que nunca pasa. O cruzar un semáforo en rojo y ver cómo se te lleva un coche por delante.

Quizás debería haber sido guionista de pelis de serie B.

Otras tantas, me puedo imaginar felizmente asesinando a alguien con toda la tranquilidad del mundo, como cuando estás mirando una comedia y ves al personaje principal estampando a su Némesis mientras esboza una sonrisa, sin hacerle nada en la vida real.

Hay que ver qué gran cosa la Ley.

No es que la humanidad sea civilizada, no. Es que tenemos leyes. Otro gallo muy distinto cantaría si esas reglas no existieran. Probablemente, ni siquiera padeceríamos la superpoblación. Incluso puede que tuviéramos que follar como conejos para pelear por no extinguirnos. Quizás incluso la religión te animara a mantener relaciones con cualquier persona que te cruzaras, para evitar desaparecer de la faz del planeta.

Tengo una larga lista mental de gente, que me alegraría sobremanera ver desaparecer. Lamentablemente, no hay forma de que eso suceda. Pero bueno, así es la vida.

De todas formas, eso no me hace especial, todos la tenemos. Solo que algunos somos más sinceros que otros. Pasotismo, sangre, fría, demencia, gilipollez… Puedes llamarlo como quieras.

Tengo un amigo, al que le dije que me sobraban seis personas, bueno de hecho tres, para cumplir mis objetivos. Y que suerte tenían que no hubiera forma políticamente correcta de quitarlos de en medio.

Me dijo que a veces daba miedo. No hombre, de mí no tienes que tenerlo. Tenlo de los que no saben contenerse. Esa es la diferencia. Con el incentivo apropiado todos somos homicidas en potencia. Es una de las aplicaciones de “ojos que no ven…”, pero al final alguien siempre te ve. Así que solo te queda la imaginación.

No hemos avanzado mucho desde la prehistoria. Seguimos siendo los mismos monos. Además, lo hemos hecho todo más aburrido. Hoy en día todo se ha mecanizado. Hasta las guerras.

Ya no tienes el aliciente de matar a la cerda esa cara a cara en una batalla épica. Qué va. Ahora viene un mindungui que no te conoce de nada, ni a tu familia, ni a tu país… Que ni siquiera tiene nada en tu contra, y probablemente sus nociones de geografía son tan pobres que ni siquiera sabe dónde está el país al que dirige su bomba. Y todo desaparece.

Pero qué impersonal. A dónde vamos a ir a parar. Después la loca soy yo.

"No es nada personal".

"Es puro negocio".

Y a pequeña escala, cuando miramos lo que nos rodea, todos estamos igual de tarados. Solo que al menos algunos, somos conscientes de ello.

11/27/2007

Thalack

(c) Wizards of the Coast

Acechando entre las sombras, mil veces la mató en su cabeza, antes de clavar el certero golpe final de sus garras de adamantita retorciéndole las entrañas. Pequeña zorra… Débil humana… Tan predecible y tan, pero tan, patéticamente descuidada.

Tan frágil y confiada, que no lo vio venir…

De pie contempla a la estúpida hembra cuyos ojos aun transmiten esa mirada de incredulidad, mientras los últimos hálitos de vida escapan de su cuerpo. La estudia desde arriba: poco más que un despojo, una cosa rota. Y no reprime el escupitajo en lo que fue su inmaculada cara.

La muy puta aun tiene la desfachatez de ensuciarle sus caras botas con sangre blasfema. Descuidadamente la patea como quien aparta una piedra molesta del camino. Quiere contemplar todo el espectáculo sin perderse un mísero detalle, degustar toda su agonía y verla morir.

Zorra.

Aun en esos volátiles instantes su mano se estira inútilmente suplicando ayuda.

Lamenta que matarla sea una experiencia única e irrepetible.

Venganza y deseo bombeaban la negra sangre de sus venas, a partes iguales. Con ese empuje, no podía esperarse ningún otro resultado.

Siseos susurran dentro de su cabeza…

Bastarda.

- Ahí te pudras, elg’caress – dijo. La escupió de nuevo y dio media vuelta dejando el cadáver al amparo de los hongos.

Acechaba entre las sombras, envuelta en su piwafwi, anudado al cuello con un lazo burdo, y sin insignia de casa. La Reina Araña hace mucho que calló. No quedan sacerdotisas que adoren a Lloth. En realidad, no quedan dioses ni nadie que les pueda adorar, y si acaso hay algo en lo que creer, es el fiero filo de sus armas, imperturbables ante el paso del tiempo.

Lleva el pelo recogido, manchado de sangre y humedecido por el sudor, rastas rebeldes le caen en la cara, contrastando entre mechones cortados con el descuido de una espada rabiosa. La locura ilumina sus ojos, mientras vaga sin rumbo fijo.

Ya no queda nada.

Han pasado muchos años en las viejas cuevas de la suboscuridad, de Tzernelle’dol no quedan más que las ruinas.

Mala puta. Suerte tienes que no queda nada de magia en mí, para revivirte y matarte de infinitos modos distintos, lentamente y memorizando todas las facciones de tu cara bovina, hasta la saciedad.

Tu pecado fue respirar. Existir. Incluso nacer. El pecado estaba en tu madre que tuvo la osadía de parirte, y en tu abuela antes que ella. Y así podría remontarme hasta el último de tus ancestros. Pero aquí acaba todo, y no habrá nadie que siquiera te recuerde.

Moriste sola, como una perra.

Tu pecado fue mirar, no nacer ciega. Tener corazón, y desear lo que no era. Tener manos, y tocar lo que jamás tuviste que haber rozado…

Eso fue tu condena, y yo fui tu verdugo.

Jamás debiste cruzarte en mi camino.

Soy Thalack. En cada vistazo atrás se esfuma un poco la cordura.

Yo soy guerra. Yo soy sangre. Yo soy odio.

11/26/2007

Julio Flórez (I)

(c) Blackeri (Marta Dahlig) - Umbrella Sky

Tus Ojos

Ojos indefinibles, ojos grandes,
como el cielo y el mar hondos y puros,
ojos como las selvas de los Andes:
misteriosos, fantásticos y oscuros.

Ojos en cuyas místicas ojeras
se ve el rostro de incógnitos pesares,
cual se ve en la aridez de las riberas
la huella de las ondas de los mares.

Miradme con amor, eternamente,
ojos de melancólicas pupilas,
ojos que semejáis bajo su frente,
pozos de aguas profundas y tranquilas.

Miradme con amor, ojos divinos,
que adornáis como soles su cabeza,
y, encima de sus labios purpurinos,
parecéis dos abismos de tristeza.

Miradme con amor, fúlgidos ojos,
y cuando muera yo, que os amo tanto
verted sobre mis lívidos despojos,
el dulce manantial de vuestro llanto!

(c) Julio Flórez

11/23/2007

I am What I am

(c) Daniela Ulig - Alter Ego




**** Lyrics: Gloria Gaynor - I am What I am

Soy lo que soy, y evitarlo o esconderlo es un error.

Sé cómo soy, otra cosa es que lo demuestre, que lo esconda, que lo disimule, que lo maquille.

Yo no puedo, ni quiero, hacer cambiar a nadie. Hace mucho que aprendí (y lo mío me costó) que no puedes cambiar la forma de ser de nadie... Entonces... ¿Por qué intento cambiarme? ¿Por qué intento esconderme? ¿Por qué me maquillo a mí misma?

Y lo que veo en el espejo, no soy yo.

Sé que cada cual me percibe de una manera diferente. La cosa es, quizás me esfuerzo yo en proyectar la imagen equivocada.

Muchas veces me he anulado, y muchas veces me he contenido. No es malo hacerlo, y sin embargo, soy consciente de que esa es una ilusión que no puedes mantener para siempre.

Puedes intentar ser quien no eres y sobrevivir un mes... Con suerte podrás sobrevivir al año... Pero más allá está la irremediable locura por negarte como persona. Por reprimirte. Es una tontería.

Puedes intentar mejorar. Pero, ¿para qué castrarte? Puedes cambiar e intentar pulir los defectos, pero no deshacerte en una quimera. A fin de cuentas, cada uno es como es. Y no puedes esperar que te aprecie todo el mundo, ni llevarte bien con el universo ni que te adoren todos (a todo esto, una lástima).

El error más clásico en todas las relaciones, con amigos, familiares, con parejas, con quien quiera que te cruces es precisamente ese. De una forma innata e inconsciente, cambias y te mimetizas con el entorno. Estudias los gustos, aficiones, intereses de la gente y aunque a veces es a conciencia, muchas otras no... Y cuando te has dado cuenta ya no eres tú quien habla.

Y pasa tantas veces... La mayoría de ellas cuando te encuentras implicado con alguien o algo emocionalmente. Intentas tanto esforzarte, y quieres dar tanto de ti mismo... Te vuelcas tanto... Que no es que no sea natural, pero es excesivo. Pero no hay que confundirse... Volcarse no es solo ser cargoso con el otro, ni regalarle más cosas de las que acumularía un dragón en su cueva durante toda su vida... Volcarse puede ser -incluso vivir- conteniendo tus emociones y sentimientos por no molestar. Y esa calma, antinatural, produce un silencio incómodo en el aire. Lo nota todo el mundo, igual que tú.

Es interesante, y toda una putada.

Siempre existe un punto de inflexión. Llegas a la oficina, te tomas el café de la mañana, saludas a la gente, te sientas, enciendes tu ordenador... Te relacionas con los demás, y acabas dedicando más atenciones a esa persona con la que congenias. Sin saber bien cómo, un día te das cuenta de que esa persona te gusta. Cagada.

Y tienes pánico. Tantas cosas pasan por tu cabeza a la vez... La primera es darse cuenta de lo que sientes. La segunda es encender todos los escudos y poner las alarmas en el perímetro de seguridad. La tercera es avisar del Defcon que pertoque y la cuarta es anularte. Pasan casi todas a la vez.

Entonces llegan las preguntas y te pisotean como una manada de elefantes. ¿Cómo pasó esto? ¿Qué siento? ¿Lo nota? ¿Lo notan los demás? ¿Qué le digo? ¿Cómo me comporto? ¿Qué hago? ¿Y qué dejo de hacer?

Ah... La jodiste.

Empezaron las mariconadas. Esquivas las miradas, los sitios comunes, empiezan las sonrisas nerviosas... Te escondes detrás de la pantalla, analizas todas sus acciones. Lo que dice, lo que no dice, lo que andará pensando. Todos y cada uno de sus gestos. Con quien habla y porqué. ¿Hablará de ti?

No te viene ni un solo pensamiento positivo. Si te mira, piensas que se mofa. Si no te mira, piensas que te anda esquivando. Si no te habl, es que está enfadad@ contigo. Si habla brusco o con parcas palabras, es que claramente está enfadad@ contigo. Lo comparas todo con "antes", donde antes era cuando no eras consciente del sentimiento que crecía en tu interior. "Antes" todo era "mejor", está claro.

Te preocupa si te mira, y te caza devolviendo la mirada... Un momento... Si te caza, tú también cazaste... Así que...

Empiezan los sudores, el malestar, las taquicardias, los dolores de cabeza, las comidas de tarro. La falta de sueño, las ojeras, las horas de más en el juego. Quizás hasta las borracheras. Los pasos nerviosos, el aumento de la factura de teléfono por las llamadas de reunión del gabinete de crisis.

Tus amigos piensan que, irremediablemente, estás rayando la locura.

Piensas que se ríen de ti tal vez. Vaya... Quizás la otra persona también lo piensa, mientras te mira como si fueras un marciano.

Claro que eres un marciano. Ya no eres tú. "¿Dónde está esa persona con la que tomaba el café tan tranquilamente?", se pregunta. Pues... Está de vacaciones. Está Out of Service.

Poco a poco, se aleja de ti. Y no dejas de darle vuelta. ¿Qué hice? ¿Por qué? Si éramos tan amigos... Lo pasábamos tan bien... Hablábamos tanto... Si no he cambiado... ¿Habrá cambiado?

No te has dado cuenta de que ahora eres algo extraño. Lo único que pasó es que ya no eres tú.

Ese es nuestro error, ¿sabes? Te pasa a ti, me pasa a mí, nos pasa a todos.

Y después de tantas horas de charla, y tanto devaneo... Creo que lo único que podemos sacar en claro es... Sé tú mism@. Si siendo así no vales para esa persona, no hay mucho que puedas hacer. E intentando amoldarte y contenerte tal vez estás asesinando todo lo bueno que llamó su atención.

Sé tú mism@.

Puedes aparentar ser otra persona, pero no por mucho tiempo. Si te reprimes, ¿qué harás mañana cuando ya no puedas mantener más tu hechizo de ilusión? Además... Es tan cansado... Y tan antinatural. Veinticuatro horas al día jugando al ajedrez, moviendo piezas imposibles a tientas, y sí, son veinticuatro horas, porque incluso cuando duermes, piensas.

La CHOAM decía: La especia debe fluir... Pues mira, apliquemos la idea.

Somos lo que somos, y no podemos cambiarlo (ni tampoco debemos). Si no vale, así, simplemente no funciona.

Tú, yo, y ellos... Todos fallamos en lo mismo. Pero yo no dejo de pensarlo... I am what I am... Y después de eso, si no basta, no hay nada.

Y que, por cierto, soy cojonuda xD

Buh, pa!

11/21/2007

Cuando el sol se apaga

(c) Mike Wieringo - Jarek y Koj (desde Tellos, con amor)


¿Duermes?

¿Y sueñas?

Ahora que tu sol ya no brilla, quizás vives en Tellos para siempre.

Yo te descubrí en aquellos tiempos en que también despuntaban Madureira, Bachallo y esa generación de dibujantes que nos deslumbrasteis.

Tus dibujos, eran geniales, y a mi me encantaba leer esos comics que con tanto esmero ilustraste. Con el tiempo, como les pasa a todos, fuiste evolucionando, y a pesar de que tuvieras fans y detractores y que tu proyecto personal fuera acogido con entusiasmo por algunos y con menos alegría por otros, a mí me encantaba.

Yo lo leí estando en cama con mis anginas de siempre, y lo adoré.

Hace poco compré las secuelas, incluso una de ellas con dibujos de Crissé. Crissé, que me dejó encandilada con "La espada de cristal".

Ahora ya no estás, porque se apagó tu luz, y compartes tu tiempo con Jarek, Koj, Hawke, Serra y los demás.

Tu trabajo fue precioso, y con eso nos quedamos.

Descansa en paz.

***


Mike Wieringo soltó su lápiz el domingo 12 de agosto de 2007, a los 44 años, en su propia casa, por un ataque al corazón.

La última frase que pudo escribir en su blog fue "OK… have a great weekend, everyone" (OK... Buen fin de semana a todos).

11/20/2007

El dinero no da la felicidad

Autor: Desconocido

La compra hecha.

Eso dice el msn de un amigo, y la sabiduría popular.

También hay quien dice que el dinero no lo es todo en esta vida, pero eh: no nos engañemos. Es mentira todo. Quizás no te da la felicidad completa, pero ayuda y mucho.

Últimamente medito mucho al respecto.

Es curioso, pero a pesar de mi modesta forma de vida (opulenta para algunos otros cánones), tengo todo lo que pueda necesitar y esté al alcance de mi mano. Así que tengo mi pisito con sus chucherías, con sus detallitos, y los caprichitos que me he querido dar.

Dice mi madre que tengo mucho más de lo que mucha gente tiene. Y sí, es cierto. Pero no es suficiente. ¿Por qué será que siempre quiero más? ¿Qué mejor muestra de que soy humana? Pero también me doy cuenta que no por más que tenga soy más feliz.

La felicidad no es la tele de treinta y dos pulgadas, es poder hacer un viaje.

Felicidad tampoco es el aire acondicionado, es poder regalar una camiseta.

Felicidad tampoco es el parqué, es ir descalza por la casa y poder tirarme por los suelos a leer un libro.

Ejejeje... Pero felicidad, es un portátil. Sí señor. Eso sí que es felicidad. Y felicidad es estar aprendiendo a dibujar, y una tableta digitalizadora (que aun estoy aprendiendo a utilizar, y lo que me queda).

El dinero no da la felicidad, pero ayuda mucho. Y da tranquilidad. No se puede ser feliz y vivir intranquilo y en la cuerda floja. La felicidad va muy ligada con la estabilidad. Y eso sí que lo compra el dinero.

Con dinero te compras la casa, finiquitas la hipoteca, te pagas la comida, la ropa, pagas los hijos, pagas los gatos, pagas los viajes... Pagas el profe de inglés. Pagas la uni, pagas el coche, el carné de conducir. Los libros, los comics, la tele por cable, la suscripción a tu MMORPG favorita, la lavadora de tu madre, los regalos para la gente que aprecias, el teléfono, el gimnasio, los médicos...

Una vez tuve una conversación sobre esto con Ferran también. Me decía que él para estar enamorado no se fijaba en la condición de la otra persona, y que le daría igual que la otra persona fuera pobre. Supongo que dejé de ser la princesa perfecta cuando le dije que yo ni en pintura pensaba eso.

Siempre hay unos mínimos para todo. Para el físico, para la inteligencia, para la cultura, para el nivel profesional. Qué ogro le parecí cuando le dije que yo no podía enamorarme de un mendigo. Entre otras cosas porque jamás de los jamases habría reparado en su existencia. Cada uno tiene su listón.

Pero bueno, en aquel entonces, él pensaba que el amor tampoco se compra con dinero y quería que yo respondiera a preguntas como "¿te acostaría con alguien por un millón de pesetas?" con un "no" rotundo, cuando en realidad la respuesta es mucho más compleja.

A veces no deberías hacer preguntas para las que no quieres escuchar ciertas respuestas. Pero bueno, así somos los humanos: curiosos y masocas.

Me pregunto cómo le habrá ido con su carrera de filosofía. Hace muchísimos años que no sé nada de él. Pero creo que su idealismo desaparecerá a base de bofetones reales o de porros. No tengo mucha idea de qué le pasaría primero.

Sus amigos siempre me dieron un poco de cosa. No parecían malos tipos. Pero vivían en su mundo "feliz" de las pastillas, los porros y no estoy segura de querer saber qué más. Estoy segura de que a él también le atrapó esa vida. Espero que al menos, no demasiado, pero en todo caso, cada día que pasa debe estar más próximo a pensar como yo.

Él también empezó a trabajar. Recuerdo que sus padres le daban el dinero para los cigarrillos y para salir de fiesta, cuando yo ya estaba buscándome la vida ni que fuera dando clases. Yo le recordaba que él quemaba el dinero que le daban. Pero claro, no era su dinero, el que le costaba su esfuerzo ganar.

Por qué será que a veces lo que te regalan no lo valoras tanto. Por qué será que las cosas fáciles que te ofrece una mano gentil no es suficiente. Por qué seremos así de imbéciles. Porque somos humanos, supongo. Pero cuando empiezas a sufrir tú por cada cosa que te tienes que llevar a la boca... Empiezas a aprender el valor de las cosas.

Mi hermano pequeño, de doce años, ahorró para comprarse una PSP que tiene ahí muerta de asco. Trescientos euros a la basura. Y me sorprendí a mí misma diciendo todo eso que me dijo un día mi madre "no malgastes el dinero", "ahorra", etc., etc. Y sé perfectamente que él no entenderá nada de nada hasta que no tenga que ganarse las cosas con su propio sudor.

Es curioso, que estemos destinados a repetir la historia una y otra vez. Es curioso, que por más que te adviertan de las cosas, no aprendes hasta que lo sufres en tus carnes. Así que por eso, muchas veces desisto de dar consejos estúpidos, porque es una pérdida de tiempo.

Muchas veces, por más que sabes que la otra persona va de cabeza a al ruina, no puedes hacer nada, solo tienes que sentarte a esperar a que se estampe contra el muro, y estar ahí con el botiquín.

El otro día un amigo me contaba que un conocido suyo compró la cuenta de Warcraft por siete mil euros, que tenía las dos espadas épicas de Illidan. Siete mil euros, una aberración, automáticamente pensé lo que podía hacer yo con ese dinero. Sin embargo, el actual dueño de la cuenta pensó "qué barato". Porque es una minucia para él. Del mismo modo, yo he preferido adquirir servicios en vez de tener que estar gastando mi tiempo en conseguir cosas que otra persona preferiría trabajar por sus medios.

Tiempo contra dinero. Esta es otra discusión que he tenido tantas veces... ¿Cuánta gente cuece el pan en su horno cada día para comer? ¿Y cuánta gente simplemente baja a la panadería a comprar el pan? ¿Pasa algo por comprar el pan ya hecho? No. Pues entonces, qué problema.

Yo creo que todo se reduce a envidia y un concepto erróneo de justicia.

Entonces, cuando la envidia corroe y ataca el "no es justo" porque ven que el de al lado tiene algo que tú no (el coche, el chalet, el yate, el viaje al rededor del mundo, y cualquier otra cosa que puedan imaginar), la gente se refugia en pantomimas como "el dinero no da la felicidad", "el dinero no lo es todo", pero una vocecita en el interior sabe que quien dice eso, es la Envidia.

Quizás el dinero no da la felicidad, pero te ayuda a pasar la vida de la forma más cómoda y llevadera posible.

11/19/2007

Relatividad


(c) Haruhiko Mikimoto

Qué grande Einstein con sus teorías sobre la relatividad... Y qué curioso es el concepto de tiempo.

Estamos ya acercándonos al fin del 2007. Sí, sí. Parece mentira, que hace diez meses estrenaba un año nuevecito, y parecía que 2008 estaba tan lejos. Porque 2008 va a traer muchas cosas, pero la que trae casi seguro, son mis treinta años y alguna que otra chuchería.

Treinta... Parece que fue ayer que estaba en el parvulario, y hace un poco menos me escapé de casa, y hace dos días tuve el primer novio, y hace unas horas me independicé. Pero no, de todo eso hace mucho tiempo ya.

Treinta... Tampoco es tanto, es la tercera parte de lo que me queda de vida si no me suicido antes o pasa algún imprevisto que acorte mis planes de vida.

Eso quiere decir que me quedan sesenta años por delante. Y no tengo ni guarra de lo que hacer con ellos. Me asusta un poco tener todo ese tiempo. Es como que te den una libreta en blanco y no saber bien cómo empezarla, ni qué escribir.

Un buen día, cuando llevas varias páginas empiezas a ojearla desde el principio y ves que está llena de tachones, marcas, recordatorios, estupideces, manchurrones de tinta y algunas cosas buenas. Miras hacia adelante y quedan muchas más hojas por llenar.

A veces tengo días de esos que piensas que no vale la pena escribir nada más ahí dentro. A veces también pienso que la libreta es demasiado larga y querría que no durara tanto, pero inevitablemente, es lo que es. No es plan de ponerse a arrancar hojas. Todo el mundo dice que quedan muchas cosas buenas por escribir, supongo que es cierto, y mientras quede tinta, seguiré escribiendo.

A veces pienso que todo pasa tan rápido que no me da tiempo de escribirlo y desearía poder llevar más hojas con historias bonitas, y remarcarlas bien grande para mañana.

Supongo que las cosas que quedarán marcadas y resaltadas en fosforito compensarán todos los tachones.

Esperaba haber escrito a estas alturas muchas cosas importantes, y están casi todas escritas, salvo unas pocas. Mi madre dice que estoy tan preocupada por la pulcritud de la libreta y por las historias que no he sido capaz de escribir aun, que olvido otras importantes o narrar el día a día.

No sé, yo simplemente miro las putas hojas en blanco.

Me pregunto como es que la gente puede vivir tan cómodamente el presente, y yo solo miro hacia adelante. Lo he intentado muchas veces, pero concienciarme de vivir "ahora" es muy difícil, aunque creo que cada vez lo hago mejor. A fin de cuentas, si me paro a pensarlo, lo único que existe es "hoy". Ayer ya no está, y cada vez que miro es algo distinto porque los recuerdos se deforman con el tiempo y a veces se pierden, y Mañana no sabes qué va a pasar ni si vas a estar aquí. Gracias a quienes me lo recuerdan de tanto en tanto. Continuo con mi terapia del "presente".

Y de golpe recuerdo a Ferran, con su Carpe Diem. En su día, esa forma de pensar me pareció muy curiosa. Pero seguramente él disfrutó más de ese mes hace tantos años, que yo. Yo me pasé todo el mes pensando en "mañana".

Hoy estaba mirando de nuevo el calendario encima de mi mesa, recordando aquel día que se me dio por empezar a tachar cuadraditos, tan preocupada. Hace nueve meses ya de eso, y hoy me importa un huevo. De hecho, me río.

Pero fue un buen experimiento. Es una cápsula del tiempo atípica. Sirve para que me demuestre a mí misma todos esos convecionalismos "nada dura para siempre", "no hay mal que dure cien años", "el tiempo lo cura todo", "esto también pasará" y todas esas que he oído mil millones de veces. Pero, eh... Es cierto. Todo pasa, lo bueno y lo malo... Así que disfruta todo lo que puedas.

Quizás es lo más importante que aprenderé este año.

Ahora a veces cuando juego a Warcraft me quedo pensando también en cómo transcurren los segundos. Cuando juegas allí, una milésima de segundo es toda una vida. En cambio, en la vida real una milésima no importa un carajo. Es como un céntimo entre un trillón de euros. Tan pequeño que puedes despreciarlo. De hecho no es que puedas despreciarlo, es que ni te enteras de que existe. Pero si me pongo a pensar, una milésima de segundo puede estar cargada de electricidad y sacudir tu cuerpo por entero.

A veces, cuando pasa algo malo, me conciencio a mí misma de que mañana echaré la vista atrás y habrá quedado todo dispersado, y que cuando contemple las cosas desde esa lejanía, de forma quizás más objetiva, como me pasa hoy, lo que me dolió en su momento ya no me hará sentir nada, o casi nada.

En cambio, las cosas buenas, aun seré capaz de recordarlas, aunque sea con menor intensidad.

Por ejemplo, este fin de semana.

Este fin de semana, después de ocho años, me sinceré del todo con alguien muy especial. Esa persona que vas a recordar el resto de tu vida, incluso posiblemente cuando seas viejo y tengas parkinson, y entre ataque y ataque de alzheimer, aun quizás pueda evocar su nombre.

Y fue todo tan sencillo.

Supongo que a veces no estás preparado para afrontar las cosas hasta ese momento determinado, en el que no sabes cómo la necesidad te empuja a decir todo lo que piensas. Yo lo dije porque ya estoy segura, porque todo es pasado y porque no comporta ningún peligro decir nada ya.

Porque es de esas cosas que siempre han estado ahí en la cola de tareas pendientes, y ocho años, son demasiados para alargarlo más.

Tampoco dije nada del otro mundo, tan solo lo evidente, y cómo llegamos a ese punto, no lo tengo claro, pero él me dijo "no, es que tú ya no me quieres". Pero no era cierto. O bueno, sí, y no. "Yo ya no te quiero como antes, o quizás sí, pero de forma diferente". Y esa era la verdad. Y lo que me liberó por completo fue decir "pero si te sirve de algo, tú eres la persona que más he querido en toda mi vida, y así es posible que siga para siempre". De golpe y porrazo, pesaba como 10 quilos menos y otros años menos en mi espalda.

Porque como quieres al principio, cuando estás enamorado la primera vez, ya no quieres en toda tu vida, ni haces las mismas locuras. Harás locuras, pero distintas. Querrás a alguien, pero será diferente. Y diferente no significa peor, simplemente eso: distinto.

Al hablar el fin de semana, aprendí yo también varias cosas en el camino.

Que así como hay alguien especial para mí, a quien de tanto en tanto me gusta hablar y ver como le va la vida por más que siga pensando que es un idiota integral (o derivado), también lo habrá para mi compañer@ en el futuro. No es motivo de envidia, ni representa un peligro, ni me tengo que amargar, ni estar celosa. Simplemente es así. Igual que este torpe me marcó a mí, y de mí forma parte, pasará lo mismo con la gente que me cruce en mi camino. Todas las relacines te esculpen y te transforman en alguien distinto a lo que eras. Quizás la persona que estimas es así precisamente por todo el camino que ha tenido que recorrer. Punto.

Ahora soy consciente de eso también. Otra cosa que aprendí más en 2007, y que en el 99 o el 2000 jamás pensé que podría llegar a decir algún día.

Me alegra poder ser ahora simplemente amigos, y hablar de tanto en tanto, ver qué tal nos va la vida y que cada uno siga con lo suyo. Poder reírnos en un bar sin que yo sienta rencores ni que tenga que apartarme, ni sentirme desplazada, porque ya estoy en paz.

Relatividad, sí.

Acaba de venir el mensajero a recoger la valija diaria de la oficina, y ni me he dado cuenta que son las dos de la tarde. Acabo de dejar pasar seis horas de una mañana sin darme cuenta, entre unas coas y otras... Y mira que tengo mañanas que los minutos no pasan ni pegándoles un tiro.

Me encantaría que todas las mañanas volaran así de rápido, eso querría decir que lo he pasado bien.

11/17/2007

Sin darse cuenta...

(c) Soa Lee




*** Now Playing: 3 Doors Down - When I'm gone

Todo pasó como suceden las cosas... Poco a poco, de forma fluída y sin que me diera cuenta.

Sin darme cuenta, te conocí...

Lo primero fue tu voz. Tan agradable, tan musical, con ese acento que te embriaga a pesar de las bromas que no supe entender en su momento. Pero eso fue lo primero que supe de ti.

Aunque miento. Los recuerdos me traicionan, porque primero, fuiste letras.

Primero fuiste unas letras a veces de color verde, y otras naranja, que algún día se volvieron rosadas por escasos momentos, para volver a ser verdes o naranjas y compartidas con todo el mundo. Hasta el día que tuviste voz.

Pero en aquel entonces, cuando eras aquellas letras verdes, yo me comporté de forma horrible. No te conocía, no sabía quien eras, y si te digo la verdad, no sabía ni siquiera que existías. Pero aun así, la primera impresión que yo te di fue de imbécil sin remedio, cosa que creo he podido mitigar con el tiempo, ese señor que lo cura todo.

Después de voz, fuiste otra vez palabras, un libro de pensamientos, entretejido con recuerdos, fantasías y delirios. A veces, una pizca de desazón y pesadillas, pero compensadas por ilusión y esperanza que aunque no lo creas, siempre están ahí.

Y eso fue lo que me dejó totalmente fuera de combate: tu forma de escribir. Lo que se ve, y lo que a pesar de no verse y querer permanecer escondido (sin éxito), también dice mucho de ti, y todo lo que dice, me encanta.

Más tarde, fue tu mirada.

Esa que podría describirse de fría, calmada. Los ojos de alguien que ha visto tantas cosas que quizás pienses que ya no queda nada más por ver. Pero te aseguro que aun hay maravillas que merecen ser contempladas con ojos como los tuyos (entre ellas, claramente, yo).

Sí, aun hay cosas que harán que las ojeras de tu cara mengüen y pierdan importancia en pro de las arrugas que se formarán un día en tu rostro al sonreír.

Y tras eso, finalmente me fijé en el conjunto.

Sin darme cuenta, te conocí, y como fluye un río hasta llegar al mar, fue cambiando lo que yo empecé a sentir por ti. Simpatía, amistad, cariño... Y sin darme cuenta...

Porque así es como suceden las cosas.

Lo bueno y lo malo siempre termina mezclado, y un día quizás tú también llegues a ver que sin darte cuenta...


*** Lyrics: Sukima Switch, Perf. by Sonim - Asunaro Ginga

11/05/2007

Paz

(c) Drazenka Kimpel - Chapron of Light



En paz conmigo misma, es haber pensado mucho en todo, haber caminado otro tanto y haber tomado una decisión irrevocable.

Estar en paz conmigo, es haber entendido que no hay que tener miedo y que hay que tirar adelante.

Saber lo que se te viene encima mañana, y estar preparado para afrontarlo sin padecer por el futuro y lo que acompaña.

Y yo necesito estar en paz.

Me he aburrido de correr, y de huir, y de ocultar y de sufrir por idioteces.

Los milagros no existen, porque milagro es esperar que alguien haga por ti lo que tú no eres capaz de conseguir con tus propias manos, y en el mundo, no hay nadie tan bueno y altruista para regalarte milagros.

Yo no puedo fabricarlos, y esperarlos es perder el tiempo igual que cuando me quedo sola lloriqueando. Pero lo que sí puedo, lo que está en mis manos, es luchar por mis ilusiones, por mis ideales.

Siempre me he quejado de la gente que tiene problemas y en vez de solucionarlos se queda en un rincón lamentándose, y yo caí en ese agujero. No sé cómo no lo vi antes, pero ahora que soy consciente, no voy a dejar pasar esta oportunidad de redimirme.

A veces lo que te hace darte cuenta de las cosas son estupideces, o los amigos, o un artículo en la prensa o una pesadilla. O el miedo a perder lo que más quieres, o cualquier cosa. O saber que igual mañana no estás para hacerlo que debes hacer hoy.

Mañana seguiré caminando porque no va conmigo dar marcha atrás, si no luchar cada día por las cosas que más aprecio no sé hacerlo diferente. Pero es hoy cuando tengo que tomar decisiones.

Ahora que lo sé, no tengo tanto miedo.

Cuando tomas una determinación y eliges un camino a duro que sea lo que dejas atrás, y aunque lo que tengas delante sea todavía más duro, no hay que arrepentirse. Para mí es mil veces peor la incertidumbre y dejar pasar el tiempo por inercia.

Yo necesito tomar las riendas.

Me he aburrido de ser pasiva y lamentarme. Yo soy combativa, soy perseverante. Habrá quien valore ese rasgo de mi carácter, y habrá quien lo desprecie. Pero yo soy lo que soy, y pienso como pienso y lo que tengo que recordar es que no tengo que pedir disculpas por ello.

10/29/2007

Tan frío que quema

(c) Liiga Smishkalne - Pingu


La vida está tan llena de contradicciones… Nunca sabes bien porqué ocurren, pero cuando pasan, te sientes la persona más imbécil del planeta.


Porque necesitas desesperadamente hablar, pero te callas. Porque quieres estar cerca, y lo único que haces es alejarte. Porque quieres dar una caricia, pero te apartas… Lo haces todo del revés.


Quizás es que los sentimientos, las sensaciones, te colapsan y te superan.


Llegas a los treinta con la fragilidad de tener diez, con las mismas dudas pero sin la inocencia que te impulsa a hacer las cosas de corazón y sin pensar.


Porque tu corazón cada día arde más, pero curiosamente está más frío. Porque hierve debajo de su coraza de piedra como arde el núcleo de la Tierra y sin embargo, a pesar de su coraza, está indefenso. Es frágil, y tienes pánico a que le hagan daño otra vez.


Cuando eras pequeño no importaba, pero ahora asusta mucho. Cuando eras pequeño, tus padres te decían que el hombre del saco no existía, y ahora que eres mayor, sabes que él no existe, pero te aterran cosas peores: cosas reales. Esas cuya existencia conoces a ciencia cierta, y por experiencia sabes que hieren una atrocidad.


Es tan ridículo, pero tan cierto… Nos pasamos la mayor parte de la vida haciendo exactamente lo contrario de lo que de verdad deseamos hacer desesperadamente. De un modo erróneo, se le llama madurez y raciocinio, pero yo me pregunto qué sentido tiene mutilarse de ese modo.


Sin embargo, me miro, y soy igual que los demás.


Puedes estar muy lejos de alguien, y sentirle tan cercano; y sin embargo, una vez sentado a su lado, parecer que kilómetros de distancia te separan. Tan próximo, que su piel está al alcance de tu mano; y al intentar estirarla, tu mano está a años luz de reunir el coraje suficiente.

Y de pronto siento tantas cosas a la vez…

Noto como mi corazón se expande más allá del pecho que le puede contener, porque su latido explota. Aulla lo que mi silencio calla y mis labios no tienen valor de pronunciar: la calidez que guarda dentro, aunque lo único que se ve es la mal fingida frialdad.

Yo, que tan mal disimulo, pero que basta con mirarme para darse cuenta de las cosas… Tú, que no sé si lo notas y si acaso lo haces, simplemente disimulas. Tal vez, como lo hago yo.


P.D. Ya estoy en paz ^^

10/22/2007

Cáncer del alma



A veces me pongo a pensar en lo curioso que es saber que a pesar de lo que cree la gente, vivimos todos en el mismo planeta, pero en mundos muy distintos.

Pienso por ejemplo en Joan, mi ex (bueno, uno de ellos), y su pasmosa y envidiable forma de ver la vida. Tan simple, tan sencilla, donde todos los problemas tienen solución y lo único que necesitas es sacar la varita mágica de la comunicación.

Pero en mi mundo, que no es el suyo, esa varita muchas veces ni basta ni funciona.

Él vive en un siglo XXI donde Internet es algo extraño y en desuso. Para él no existe tampoco el móvil. Sólo existe el cara a cara, y eso hoy en día es envidiable. No le gusta la comunicación digital, ni el teléfono, por todos los matices que pierdes en el camino…

Pierdes los gestos, los ticks, las miradas, la cara, lo que dicen los ojos escondidos tras las palabras… Y por eso, no le gusta hablar de cosas importantes si no es de bis a bis.

En ocasiones, cuando hablamos una hora por móvil, creo que piensa que estoy loca, pero accede porque sabe que para mí es algo urgente y no puedo esperar a hablar en persona otro día.

Él si tiene un problema, lo habla. Si le gusta alguien, se lo dice. Si siente algo, lo transmite. Si quiere gritar, grita. Si quiere reírse a carcajadas en medio de la calle, se ríe. Si quiere abrazar a alguien, le abraza.

No está podrido por los convencionalismos. Ni él, ni tampoco lo están sus amigos.

Soy la única persona que conoce y ve con asiduidad que no viste ni indie ni hippie, y que lleva tacones. Eso le hace mucha gracia cuando paseamos… Dice “Cloc, cloc, cloc”, imitando el ruido que hago al caminar, y se ríe. Me dice que lo hago todo complicado. Hasta ponerme zapatos incómodos.

Una vez le dije en broma que es porque vivimos en mundos distintos. Cuando le cuento mis “problemas” les pone solución ipsofacticamente… Pero yo tengo que rechazar sus soluciones, porque en mi mundo las cosas no son tan sencillas y todo el mundo las hace complicadas. Es un hecho.

En mi mundo, las palabras son peligrosas, esconden mil significados y andas siempre interpretando. La gente es falsa, te sonríe mientras saca el cuchillo por la espalda. No reímos a carcajadas por la calle. No saltamos en el trabajo. No chillamos.

Somos comedidos...

Estamos castrados emocionalmente.

Para mí él es un energúmeno, y para él soy yo la que no funciona bien. Son diferentes puntos de vista.

En su mundo, si sientes que quieres, o que necesitas abrazar a alguien, tiene una solución tan fácil como estirar los brazos y demostrar todo tu cariño hacia esa persona. En el mío, estirar los brazos es peligroso, a veces doloroso, y tal vez también esperas un rechazo. Así que muchas veces, te reprimes y por más que quieres no lo haces.

Él no se queda con cosas que quiera hacer. Dice que solo tiene una neurona y la tiene para cosas más importantes que pensar en esas tonterías. Así que si aprecia a alguien y quiere demostrar afecto, simplemente lo demuestra.

En su mundo, expresa lo que siente de forma natural y sin miedos. En el mío, los sentimientos se enquistan y crecen como un cáncer del alma.

No hay quimioterapia para eso. Es algo que a veces se cura, y a veces no. Cuando sucede es con esfuerzo y práctica. Es complicado, pero se consigue aprendiendo a soltarse poco a poco, y perdiendo el miedo.

A veces duele y siempre es muy difícil, pero los pequeños progresos que haces por el camino, valen mucho la pena.

Duele mucho más guardar todo lo que tienes dentro.


*** Now Playing: Benassi Bros - Illusion

10/19/2007

Atrapada

(c) Ai Yazawa - Nana


***Now Playing: Benassi Bros Feat. Dhany Sfact - Hit My Heart

Sigo atrapada en un paseo por Madrid. El Madrid de hace cinco años.

Lo camino. Lo recorro.

Sigo tus pasos. Aquellos que dimos abrazados. Una camisa azul, un vestido negro, de ese agosto hace ya tantos años.

Lo recorro, pero no te busco ya. Me busco a mí entre los recuerdos.

Camino. No espero encontrarte, solo deambulo buscando respuestas.

Me perdí y no puedo volver atrás, no tengo donde, no se donde está mi hogar. El hogar está donde está el corazón, eso dicen...


¿Dónde está el mío? ¿Quien lo tiene? No yo.

Llévame de vuelta a casa...

Sigo atrapada en Madrid, el de este verano, pero no en un bosque de castaños. Me perdí en un mar azul. Me perdí, y naufragué.

Sálvame. Ayúdame. Yo no puedo volver a casa...

Sigo atrapada en un VIPS en Madrid... En la sección de fumadores. Tu helado. Tu cigarro. Mi mirada fija en tus ojos extraños.

Me busco en tu mirada, pero no me reflejo en tus pupilas. En tus ojos yo no existo, pero en los míos abarcas la eternidad.

Sigo atrapada.

Camino los mismos pasos. Otros zapatos. Más años... Pero no puedo escapar.

Y sigo corriendo hacia adelante.

Libérame. Libérame tú que puedes.

Dime que me quieres. Dime que me odias... Pero no te calles.

Libérame y déjame volver a casa, donde quiera que se encuentre.

Tu rostro cambia. Sí, cambia tu cara. Otra faz, otra mirada...

Tan frágil. Tan delgado. Tan indefenso. Tu sonrisa nerviosa escondida detrás de un cigarro.

Quise abrazarte. Quise entenderte. Lo fuiste todo... Y yo ya no soy nada.

Tan frágil. Tan delgado. Tan perdido como yo. Los dos huimos. Los dos dudamos. Los dos buscamos desesperadamente nuestro camino.

El humo nos envuelve y siento envidia. Yo también quiero envolverte en mis caricias.

Ya no queda nada.

Estoy perdida en el silencio, entre mis miedos, entre sonrisas falsas.

Libérame. Libérame tú que puedes.

Dime que me quieres. Dime que me odias... Pero no te calles.

Libérame.

Quiero ser libre, y encontrar mi hogar.



*** Now Playing: Milk Inc. - Loosing Love

Silencio

(c) Benita Winckler - The Hush



*** Now playing: Coldplay - In my place

Es frágil.

Como tú, como yo... Como todos.

Es bello.

Más que yo, pero me atrevo a decir: no más que tú.

Es delicado.

Como las flores. Como el fino suelo que pisamos. Como la línea que nos separa. Como el sentimiento que nos alimenta.

Es misterioso, y a veces mentiroso.

Es nuestra coraza.

Y no sufras, porque cada vez se hace más fuerte.

Se alimenta de tus miedos y los míos. De las cosas que sentimos y no tenemos valor para decir.

Se alimenta de nuestra indecisión. De nuestro llanto.

Y no sufras, porque vivirá mucho tiempo... Mucho más que nosotros.

Arranca fuerzas de nuestras flaquezas, hasta que mañana ya no quede nada, y lo único frágil, bello y delicado se rompa en nuestro interior.

Hasta que hayamos desaparecido en las oscuras y cálidas entrañas de su ser.

Perdidos.

Envueltos en la seguridad de no tener que decir palabras, ni contemplar más caras.

*** Now playing: The Corrs - Breathless

10/11/2007

Nunca me abandones



“Cuando le dices a alguien algo malo
acerca de ti mismo y tienes miedo
de que no te quieran más; pero te sorprendes
de que no solo aún te aman, sino que te aman aun más”.
- Anónimo

He descubierto la literatura del Sol Naciente y me he enamorado, con Kazuo Ishiguro y con Haruki Murakami, así que he decidido ampliar mis horizontes literarios. Supongo que madurez es descubrir que hay sitios donde ni siquiera los dragones llegan y para alcanzarlos tienes que caminar sobre la tierra con tus propios pies.


Sigo con esa sensación interior de haber perdido el norte, y haber perdido el control (lo cual me joroba infinitamente más), pero poco a poco creo que aprenderé a colocar todas las cosas en su sitio.

He leído desde siempre, por lo general por ocio, así que siempre degusto novelas ligeras. Pero en estos momentos leo libros esperando respuestas.

Supongo que quiero conocer otros autores, otros puntos de vista, otras formas de escribir y en el camino aprender a entenderme un poco más.

En la vida siempre hay momentos para todo, y creo que para cada momento hay un libro, así que hace dos días, cuando "Tokio Blues" cayó en mis manos, después de tantos años de oír alabanzas sobre él, llegó en el momento justo en el que yo tendría paciencia para leerlo.

Leo a Naoko, leo a Reiko, leo a Toru, y me identifico con un trozo de cada uno de ellos.

Las páginas pasan y pienso que soy un poco Nagasawa. Yo también sé que estoy deformada, y también intento curarme sola. Es lo que llevo más de un año haciendo cada vez que me analizo.

[...]Reiko, con un cigarrillo entre los labios, también se rió.

- Eres un buen chico. Mirándote, me he dado cuenta. En los siete años que llevo aquí he visto ir y venir a mucha gente. Así que lo sé. hay dos tipos de personas: los que son capaces de abrir su corazón a los demás y los que no. Tú te cuentas entre los primeros. Puedes abrir tu corazón siempre y cuando quieras hacerlo.

- ¿Y qué sucede cuando lo abres?

Reiko, con el cigarrillo entre los labios, juntó las palmas de las manos con aire divertido.

- Que te curas -afirmó.

La ceniza del cigarrillo cayó sobre la mesa, pero a ella no pareció importarle. [...]

Extracto de "Yokio Blues, Norwegian Wood", de Haruki Murakami

Me ha gustado tanto el libro, que he ido a comprar algunos más de él "Sputnik mi amor", y "Al sur de la frontera, al oeste del sol".

La verdad es que soy bastante obsesiva y compulsiva. Cuando descubro algo que me gusta, lo quiero todo de ese algo. Como consecuencia de eso, en cuanto acabe estos tres libros, cogeré los otros tres que hay por ahí de Murakami y acabaré empachada. Necesitaré un período de desintoxicación, y en unos meses podré volver a la carga con él de nuevo.

Me pasó con Orson Scott Card, con Robin Hobb, con Dune. Si algo me gusta, quiero conocerlo todo de ese algo. Absorberlo, inhalarlo, poseerlo. Y entonces es cuando me acuerdo de Patrick Suskind y su libro "El Perfume".

Empezaré a preocuparme el día que quiera destilar libros y personas. Mientras tanto, supongo que está todo en orden (más o menos).

También estoy leyendo "Never let Me Go", pero se ha ido quedando atrás poco a poco, dejado de lado por otras lecturas que me han llamado la atención mucho más. Me imagino que tendré que empezar de cero la próxima vez.

Creo que lo que me llama la atención de lo poco que estoy conociendo de la literatura nipona que nos ha llegado es la sensibilidad que transmite y cómo tratan las situaciones. Tanto Ishiguro como Murakami explican las cosas de una forma especial y sutil. Consiguen emocionarte y hacer que te sientas envuekto en la historia e identificado en muchas ocasiones. Así que son lecturas ideales para mí en estos momentos, a pesar de que los temas que toquen en ocasiones sean peliagudos, y te dejen un regusto amargo.

Estas que estoy leyendo, son historias "reales" a pesar de todo. Como la vida misma. Quizás es que me aburrí de leer cuentos que acaban siempre bien, porque no es eso lo que vivo cada día.

Las cosas salen bien en un porcentaje muy irrisorio que para colmo queda totalmente eclipsado por la cantidad de veces que salen mal. Afortunadamente, esas veces que todo te sale perfecto, te llenan de la vitalidad necesaria para no dejarte arrastrar en la miseria de los fracasos (o al menos no por mucho tiempo).

Me jode ver que a veces no es suficiente esforzarte y darlo todo para conseguir que algo funcione. Creo que más que joderme (porque no es placentero), me frustra.

La gente siempre habla de que si esto es injusto, aquello no "vale". Y a veces yo también caigo en el error. Pero cada vez que digo o pienso algo así yo misma me corrijo "la vida no es justa". Pero bueno, uno se adapta bastante bien. Con práctica al final ya no te importa.

"Never Let Me Go" también llegó en en momento preciso. Curiosamente cogí el libro estando bastante triste, y con un ánimo masoquista de querer sentirme más triste todavía. Pero con todo, no sé porqué no me pasó, y simplemente disfruto de la historia.

Lo que más me llamó la atención yo creo que fue el título. Me impactó muchísimo tanto eso, como las críticas que leí y las recomendaciones de los amigos.

Creo que en cuanto devore "Tokio Blues", haré un alto, dejaré descansar a Murakami, y le seré un rato infiel con Ishiguro.

10/10/2007

El trono vacío



Hace mucho tiempo, empecé a escribir un cuento, de esos que algún año de estos se me dará por acabar. Sé cómo empieza, y sé como acaba, pero lo que sucede por en medio va cambiando cada vez que intento escribirlo.

Hace cosa de un año, vi un libro con el mismo título, pero no lo leí jamás. Creo que tampoco lo haré hasta que escriba mi historia. No quiero contaminarme.

Originariamente la idea de la historia era un poco distinta, pero estos días tengo una sensación encima que me hizo pensar en otro sentido para ese título.

Me quedé pensando en todas esas veces que consigues lo que quieres y aun así es una victoria hueca.

Como ser rey de una tierra devastada en la que no hay nadie a quien gobernar.

No es una idea muy original, claro. Es solo un sentimiento que me corroe.

Imagínate que persigues un puesto siete meses o más. Luchas por él, te dejas la piel… En el momento te parece todo de lo más normal. Es más, lo ves lógico y piensas que vale la pena.

Entonces una mañana te levantas, y ves que conseguiste el cargo que querías. Por un momento, te embriaga la alegría. Pero no estás seguro de que sea porque lo detentas y quieres ejercerlo, o porque conseguiste lo que anhelabas… Y siempre consigues lo que quieres. Es tu filosofía de vida, no hay más.

No existe el “no” como respuesta (salvo que lo digas tú).

Te miras, miras a tu alrededor… Y te sientes incómodo. Empiezas a plantearte si te lo mereces. No dudas de tus capacidades para nada, pero de golpe y porrazo la vida pesa como cinco toneladas más y cavilas… ¿Valía la pena?

No dudas que eres bueno para el cargo, dudas si realmente quieres desempeñarlo.

Quizás los tiempos cambiaron. Quizás cuando tú querías esa responsabilidad era para llevar a cabo unos proyectos, alcanzar unas metas, compartir tus éxitos… Pero la gente con la que quieres compartirlo ya no está… Estabas tan obcecado y preocupado persiguiendo esto, que no viste cómo te ibas quedando solo. O quizás la realidad es mucho peor: te diste cuenta, pero no te importó en absoluto. Cayeron y los dejaste atrás.

Pero hoy, ahora, te preguntas nuevamente: “¿Valió la pena?”.

Entonces te das cuenta de que es una situación ridícula, y por un segundo crees que perdiste las fuerzas.

¿A dónde fueron?

No eres capaz de recordarlo.

Quieres decirle al mundo que lo conseguiste. Te giras, a buscar a los amigos, pero te das cuenta de que tus amigos ya no están. Hace tiempo que perdieron el empuje para llegar juntos a la meta. Reconoces el mordisco insaciable de la soledad... Y la borrachera del éxito se disipa, dejando la resaca del vacío. Sí, ya sabes cual es. Esa sensación asquerosa, de profundo desazón y desconcierto. Como si no pertenecieras a este lugar.

Piensas en mandarlo todo a la mierda, tirarlo todo por la borda. Pero no te lo puedes permitir. No toleras los fracasos, y ahora que tienes el puto cargo, hay gente que depende de ti.

Eh, tío, tu querías un cargo en la cumbre, no puedes abandonar ahora sin más.

Sabes que tienes que tirar adelante.

Sentarte en tu trono sabe a mierda. Todo lo que hiciste por él, lo que luchaste, lo que lloraste, lo que dejaste atrás… Sabe a mierda y bilis.

No es tan cómodo como lo imaginabas.

Lo veías desde fuera y solo contemplabas su brillo. No meditaste que tal vez, era frío e incómodo, y para acabar de arreglarlo estás más alto que los demás. Sí, claro: tienes una vista maravillosa del mundo desde ahí.

Pero no se te ocurrió jamás que con ese ángulo de visión estás expuesto a todo el mundo, y todos verán el más pequeño de los fallos que cometas. Te cegaron las ansias de poder.

Ahora sientes pánico a equivocarte y quedar expuesto a la vista de todos. No quieres fallarle a nadie, no quieres llegar al punto de rehuir sus miradas, esconderte y sentirte terriblemente culpable por tus errores.

El peso sobre tus hombros se incrementa en cinco toneladas más... Y te preguntas si tendrás las fuerzas, el temple, el empuje necesario.

¿No querías tomar decisiones? Pues aquí tienes tres tazas.

No puedes escapar y te agobias. Por un momento, te ves sentado en la cárcel que elegiste tan alegremente. Tu nuevo sillón no es un premio, es una esclavitud. Se te antoja la idea que el brillo no es porque sea de oro.

Tu cabeza se dispara y fantaseas. Seguramente era un metal de mierda si bruñir siquiera, y todo el resplandor es debido a la cantidad de almas e ilusiones que absorbió desde que lo crearon. De toda la gente que se sentó aquí antes que tú.

A más luchaban, más alegrías dispersaban. Los éxitos no compensaban las penas. A más luchaban, más consumía sus sueños. Más grises se volvían. Pero tú todo esto no lo veías desde fuera.

Es una maldición.

Miras abajo, ves las caras esperanzadas de la gente, despreocupada. Te miran con ojos anhelantes mientras esperan que les libres de sus errores, de sus estupideces. Te piden en silencio, detrás de sus sonrías, que les salves de sí mismos para que puedan vivir alegres y despreocupados.

Te imploran en silencio que tercies por ellos, que les cuides, que colmes sus casas de alimentos.

No son conscientes de lo mucho que te cuesta, o quizás sí, pero no les importa. Como tampoco eras consciente tú cuando estabas abajo.

Estás sacrificando tu ser por esa gente, dejando de ser tú, conteniéndote, anulándote, por el bien de los demás. En tu interior gritas y te consumes mientras sientes que te pierdes en ese mar de ojos suplicantes.

Has condenado tu alma, has ofrecido tu mente, y sientes que cada vez te disuelves más y más. Eres perfectamente consciente de que mientras estés aquí arriba jamás podrás ser la persona que eres en realidad.

De hoy en adelante medirás tus actos, valorarás sus consecuencias, y así una y otra vez, incluso mientras duermas.

Quieres gritar desesperadamente, pero no puedes hacerlo. No, un buen rey es comedido. Ellos pueden gritar, pero tú jamás podrás permitirte ese lujo. No puedes perder las riendas de la situación. Tendrás que sonreír incluso en el más aciago de los días, incluso el día que se te rompa el corazón.

La paranoia aumenta y parece que están gritado todos dentro de tu cabeza. Quieres hacerles callar, pero te das cuenta de que nadie habla y lo único que pasa es que te aplasta la responsabilidad.

Sí, tendrás que sonreir, aunque lo único que quieras sea suicidarte. No existe esa posibilidad para ti.

Honor. Responsabilidad.

Es tu primer día y ya estás enloqueciendo. Quieres que dejen de mirarte y que pidan consejo a otro, pero eres tú el que está aquí sentado.

Piensas en el tiempo que te queda por delante y todo lo que te queda por luchar. Y por un momento tu único alivio es formar a alguien, para cederle el sitio y ser libre de nuevo.

Ahora lo único que esperas es que cuando te marches quede un poco de resplandor en ti, y no te hayas consumido por completo.