5/16/2006

Momentos “Queen of the World”

Bueno, bueno, vamos a dejar los sentimentalismos de lado, porque no me apetece quedarme *plof* hoy.

Así que voy a rememorar mi mega-fantástico-ultra-chachi fin de semana… Porque… Sí, ha sido un GRAN fin de semana.

Todo viene del día aquel que me autoinvité a la barbacoa en casa del mejor amigo de mi mejor amigo, ¿os acordáis? (http://ysondra.blogspot.com/2006/05/lo-que-hace-el-aburrimiento.html para hacer memoria).

Pues sí, pues sí (pues no, pues no, y como el coche es mío, te bajas… Aix vaya una tontería me quedó como “gag humorístico” en recuerdo de Kakashi…)

Han sido tres días de infarto y no parar.

El viernes por la tarde, quedé para comer con Kary, después de salir del trabajo (y haberle hecho esperar como 40 minutos –tirando por lo bajito-). Tenía pensado plegar a eso de las dos y media, pero con todo el trajín de mi pobre jefe, prefería acabar las cosas para irme y que tuviera todo al día.

Estuvimos haciendo una breve puesta al día, un recorrido por los acontecimientos destacados de los últimos 8 años. Y hay que decir que tiene mérito la cosa, porque tuvimos que hablarlo todo en una hora. Al final acabamos comentando más que nada lo que nos pasó en el último año.

Ella se ha vuelto más tranquila y ha desistido de bailar. Yo, sinceramente, me niego. Ya digo, que me he buscado una academia de baile y todo. Hay cosas que no me apasionan mucho del hip-hop y el funky, pero bueno, me gustan los pasos que tiene y el espíritu, así que iré a aprender la base y después ya lo adaptaré a mi propio estilo (lo cual puede ser un show, porque entre eso, el cha-cha-cha, el merengue y la danza del vientre… pero en mi línea de siempre, a quien no le guste, que no me mire).

Cogí el avión a las cinco de la tarde. Bueno, a ver, no. Llegué a Barajas a las 5 de la tarde, a la T4, y cogí el avión de las 18.45h. NOTA MENTAL: no volver a salir tan tarde de Madrid, jamás, jamás, jamás de los jamases, salvo causa muy justificada (o sea: el hombre o la mujer de mi vida me han invitado a comer, e irme de fin de semana de locura; o me he hecho millonaria y me puedo coger un charter para mí sola).

Esto implica que llegué a Barcelona a las ocho de la noche como quien no quiere la cosa. A estas alturas, Grunttt estaba ya de camino a Campins. Le llamé a preguntarle si había fiesta por la noche, y me dijo que en principio sí, pero que no sabía por dónde iban a salir, que en cuanto lo tuvieran claro me llamaba.

Bueno, no me quedaba más remedio que esperar.

Estaba cansadísima (de no hacer nada, porque vaya dos días en Madrid :/). Pasé por casa de mis padres a ver a mis niños (mis gatos Aemon y Rei –definitivamente no se llamará Rhaego, porque no se habitúa al cambio de nombre), “les ninetes dels meus ulls”, jugar un rato con ellos porque los veo sólo los fines de semana (hombre, como esta semana estaré en mi casa, igual podría llevármelos para que se vayan acostumbrando al nuevo hábitat), y a tomarle prestada por tiempo indefinido la plancha a mi madre (vulgarmente, agenciármela).

Sí, sí, aquí donde lo veis, la plancha es uno de esos elementos indispensables en toda casa. Porque cuando la ropa sale como comida por las vacas de la lavadora, no hay quien se ponga eso para salir de caza, sin darle antes un repasito.

Cuando llegué a mi cueva, no tenía muy claro aún a qué hora iba a salir, así que me puse a leer unos mangas en la cama. Total, que en un momento de inspiración, llegué a la conclusión que si eso mejor me dormía, y si me llamaban, ya me despertaría, plancharía la ropa y marchando que es gerundio.

Creo que me dormí sobre las once de la noche.

A eso de la una de la mañana, me llegó un sms (que me alegró la noche, por cierto xD), y a las dos me llamó Grunttt a decirme que salíamos por Plaza real.

¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué habiendo tantos y tantos garitos en Barcelona, tengo que acabar siempre en el mismo cuchitril de sitio? Yo, persona sofisticada, con clase y amante del trance. Esto es una prueba más de que no hay justicia en este mundo.

Llevo dos semanas que parece que Plaza real tiene un imán. Pero bueno, siempre mejor eso que quedarse en casa.

La gente que tiene carné de conducir y/o coche (en cuyo grupo no me incluyo, porque carezco de tales privilegios), no cae en la cuenta de que los viernes a las dos de la mañana cierra el metro, y que si quedas más tarde, o llamas con antelación para que la otra persona se desplace caminando, o subvencionas su taxi.

Bueno, en mi caso ni me llamaron con antelación, ni me subvencionaron xD, pero cogí un taxi.

Fue muy divertido, porque cuando mi taxi estaba llegando a Drassanes, me dicen que quedamos en Plaza Cataluña, y ahí media vuelta dimos con el taxista y a Plaza Cataluña fuimos (como Yoda yo hablo).

Dejando de lado que habían algunos “casados” y “poco agraciados”, el grupo no estaba mal, en cuanto a proporción “cazador/presa”. Éramos un grupo de unas 15 personas, con tres féminas yo incluida, una de las cuales tenía pareja y la otra bueno, tengo mi teoría de que venía intentando ligarse al anfitrión de la casa. Lo cual, descontando a Grunttt y su mejor amigo (que ha pasado a la categoría “casados”), y 3 especimenes más, me dejaba con 5 “futuribles”.

Durante todo el fin de semana pensé que tenía lo de Ex superado… Que lástima que siempre me de el bajón…

De los cinco restantes, me fijé primero en un francesito que pasó a ser descartado en 3 o 4 segundos. Y nada, me iba riendo con Grunttt haciendo una valoración del panorama.

Ir a Plaza real resultó que se transformó en ir a la Rambla del Raval (quien conozca Barcelona, puede observar que la situación empeoraba por minutos).

A veces me pregunto qué tiene el mundo contra mi persona, que llueva o no acabo ensuciando mis fantásticos pantalones con agua, porque cuando no llueve, o han regado, o han lavado la calle… El resultado es que acabo con pantalones bicolor: gris-guarro-agua-y-porquería-de-ciudad/blanco-azul-clarito-limpio.

Bueno, allí acabamos reunidos con otras 15 personas más, que no había visto en la vida… Y en esas aparece la amiga de una amiga mía (Patricia, del máster)., que nos conocimos tomando unas copas con unos italianos (ese día me llevaron engañada, en serio, lo juro, yo no sabía nada).

Como suele decirse, el mundo es un pañuelo (y tú eres mi moquito preferido).

Bueno, qué os voy a explicar yo del panorama… Ahí estábamos nosotros, 33 personas en la Rambla del Raval (todos ebrios menos yo, adicta a la cocacola, lo cual fue un problema porque era la única persona sensata y coherente), 32 de las cuales perseguían a los vendedores de cerveza ambulantes.

Muy bohemio todo, ahí, de pie, a las cuatro de la mañana, bajo la luz de la luna (y más que nada, de las farolas), bajo el cielo estrellado (aunque no se veían las etrellas por la cantidad de contaminación lumínica), disfrutando de la conversación con un grupo animado (es decir, escuchando los berridos alcoholizados de un montón de borrachos) y variado (neo-hippies en su mayoría), platicando y decidiendo a dónde ir a mover el esqueleto (imponiendo dictatorialmente el Apolo, porque la mayoría se movía cual rebaño).

Después de tres o cuatro intentos de movilización (muy acertado el símil “rebaño”, porque teníamos un pastor que los guiaba y algunos perros que cuidaban que las ovejas no se fueran por el camino equivocado), conseguimos encaminarnos al Apolo.

Realmente no había estado allí nunca, pero me habían dicho que ponían lo que yo puedo considerar “buena” música.

Realmente éramos un grupo de lo más diverso, pero fue muy divertido. Nos habíamos juntado los amigos del mejor amigo de Grunttt (sus antiguos compañeros de estudios en Francia), con los amigos de un amigo suyo que venía de despedida de soltero (un grupo de ingleses muy divertido), y la delegación española de sus amigos (los que estaban en el raval). Todos ahí revueltos.

Los que venían de despedida querían irse al Bagdad al día siguiente xD En fin, qué personajes. Al final me consta que no fueron, pero les enseñamos dónde estaba el lugar, puesto que nos quedaba al lado del Apolo.

Como ya no me viene de una confesión más, voy a dejar constancia de que soy una tacaña. No me gusta pagar entradas de discotecas, así que lo que pasó el viernes fue algo totalmente extraordinario: pagué 12 euros por la entrada al Apolo, a sabiendas de que me quedaban 50 minutos de disfrute de esa inversión. Pero… ¡Qué a gusto los pagué!

Oía la música desde fuera, y se me movían los pies.

Ponen música electrónica, por lo menos los viernes noche, no sé qué ponen el resto de días, pero me encantó. Así que ya estoy enviando sms a todo el mundo diciendo que hay que volver allí.

Una vez conocí a un chico, que le gustaba el Apolo y el Otto. Por una de esas pensé que igual podría encontrármelo. Me hubiera gustado mucho. Es del Club, ya sabéis. Así que estoy pensando en plantificarme delante de la puerta de su casa que aun recuerdo dónde vive. Tengo que analizar seriamente esta posibilidad porque no sé cómo reaccionará ¬_¬’

El caso es que me encantó la discoteca *^-^*

Analicé la posibilidad de uno de los ingleses, pero bueno, como demostró el fin de semana, resultó bastante infructuosa (una despedida de solteros masculina no es el mejor momento para entrarle a nadie, a pesar de lo que podamos llegar a pensar las mujeres de las despedidas de soltero… Lo explicaré más tarde en un post, porque se merece su post propio).

Después de 50 minutos de baile, acabamos desayunando en un bar de Ronda San Pedro. Intentar sentar a 16 personas es un poco difícil, más en esos sitios tan pequeños, pero al final superamos el reto.

Todo el camino hasta allí estuvo amenizado por un simpático español bastante ebrio que lanzó unos cuantos improperios por la calle y nos iluminó en el bar con sus disertaciones etílicas. Un show, pero muy simpático el hombre. Tengo que decir que todo el mundo estaba alegre, y nadie estaba en “agressive mode on”.

Este rato me dio tiempo de analizar al inglesito en cuestión. Un poco más bajito que yo, de complexión robusta, muy simpático, con una profesión no-friki (no informático, telecos o similar), lo cual hizo que aun estuviera más emocionada manteniendo la charla con él, bastante majete el hombre, sí señor.

Dado que el idioma de oficial en nuestra Babilonia particular, era el inglés, pude entenderme bien, pero no deja de resultar frustrante cuando una palabra que querrías decir en concreto no te sale en el momento preciso. Me da mucha rabia y me pone de mal humor.

A las siete de la mañana nos marchamos del lugar, yo me dirigí a mi casa y ellos a Cataluña a coger los coches para ir a Campins. Quedamos que nos veríamos en la barbacoa de la noche.

Aprendí muy pronto que al hombre se le conquista por donde todas sabemos, y por el estómago. Así que me pasé un rato de la tarde haciendo unas fantásticas empanadas caseras de jamón y queso, estilo “Quiche”, que tuvieron mucho éxito.

El plan inicial era que quedáramos en Barcelona y subía con ellos a Campins a la vuelta, plan que resultó fracasar porque al final no vinieron. Como dice Grunttt: “no hay plan que sobreviva al contacto con el enemigo”.

En esas me entró la duda de si ir o no, porque era un trecho en tren, y no quería molestar. A veces tengo ataques de pesimismo, y de todas las posibilidades escojo la peor. Eso, mezclado con la certeza de que soy el ombligo del multiverso, me induce a pensar que no vinieron a Barcelona por culpa de mi persona, para no tener que llevarme (lo cual, analizado fríamente, puede no ser tan cierto), y porque no querían invitarme.

Al final, tras una hora de viaje en tren y cargando 1’200 kg de empanada, llegué a Sant Celoni donde me pasaron a recoger.

Bueno, puestos a reconocer cosas, añadiré que si fui a la barbacoa fue también porque tenía el maquiavélico plan de conseguir el mail de cierto inglés. Ya se sabe “nunca mandes a un hombre a hacer el trabajo de una mujer” y “si quieres algo bien hecho, hazlo tú mism@”. No me pasé tanto rato en la cocina para que no degustara mis delicias jamón-y-queseras.

Lo que aconteció aquí, lo explicaré con más detalle en el post de “Lo que siempre quisiste saber sobre las despedidas de solterO y nunca te atreviste a preguntar”. La cosa es que estuvo muy divertida la barbacoa.

Y oye, tengo hambre, y esto está saliendo muy largo.

Que posteo esto y me voy a comer xD

Nos vemos en el próximo cat-pítulo, en el mismo cat-nal, a la misma cat-hora.

Y en el próximo capítulo: Ysondra se va a la Fórmula 1.

1 comentario:

Ysondra dijo...

Afortunadamente para el mundo mundial, creo que no todas somos así, solo unas pocas.

Ahora me pongo a escribir lo del inglés y todo eso =)