5/16/2006

Terapia de Shock

¡Bueno días!

Ha sido uno de esos fines de semana estupendísticos, para el recuerdo. Como últimamente están pasando muchas cosas que me apetece explicar, me he comprado una libreta para llevar en el bolso e ir anotando las ideas que me pasan por la cabeza. Eso sí: formato listado incoherente, que si alguien la coge no entiende lo que quiero decir ni para atrás, pero bueno, la cosa es que yo me entiendo (afortunadamente, aunque no siempre).

Para los sibaritas de la escritura y aquellas personas que quieran tener un bonito detalle con alguien que le gusta escribir, y que anda buscando una libreta original y especial para ello, le recomendaría que visitara esta web:

http://www.paperblanks.com/

Yo adquirí mi libreta cerca de casa, en una papelería que encontré cerca del mercado de Hostafrancs (último rincón del multiverso en el que esperarías encontrar algo de calidad). Se llama Papelería “La campana”, en la calle Áliga, 33. Muy chulo el sitio. En la esquina tienen una tienda de regalos muy original también.

Ahora mismo estoy escribiendo en esta libreta: http://www.paperblanks.com/images/4971.jpg Me encanta, en serio, me recuerda no sé porqué a las “Mil y una noches”. Y me he encargado esta: http://www.paperblanks.com/images/3967.jpg y después esta: http://www.paperblanks.com/images/3975.jpg ¡Son gatos y son azules! No me podía resistir ^^

Bueno, como nadie me va a regalar un laptop ligero (¿Por qué no, verdad?), me iré con mi libreta a cuestas escribiendo mis ideas paranoides.

**** Inciso

Me acabo de enterar que me voy a pasar la semana sola en las oficinas en Madrid porque mi jefe tiene que quedarse en Barcelona :_/ Voy a aburrirme como una ostra ¬_¬’ A la tarde preguntaré si me puedo ir a Barcelona yo también (me han confirmado que el jueves trabajo en Barcelona, bien, bien, WoW, WoW, mud, mud).


**** Vuelta al Blog

El sábado de mañana estuve de terapia de shock por mi barrio. Lamentablemente, tengo que compartir territorio con mi ex, que vive a tres calles de mi casa.

Mira que me pareció bonito, apropiado y romántico vivir tan cerquita de su casa… No es que me arrepienta ahora, porque el barrio está muy bien comunicado y provisto de tiendas… Pero me mata la idea de pasarme los próximos “n” años de mi vida cuando n ≥ 5, paseando por esas calles (a ver, realmente, el aspecto decisivo fue el precio del alquiler, vamos).

Es asqueroso, en serio…

Aunque no quieras, empiezas a pensar: en esa tiendita de ahí compramos helados; en ese supermercados La Sirena compramos salmón congelado; en ese lineal del Caprabo cogimos la primera botella de cocacola que bebimos viendo la primera película en su casa; y un sin fin de memeces del estilo.

A ver, que yo reconozco que son memeces… Pero no por ello puedo dejar de pensarlo, y me afecta menos. Y cuando paso delante de la tienda de vestidos de novia... Ya no te cuento.

Animalito de mí, que me había montado la película, y me veía ya enfundada en uno de esos.

Desgraciadamente, para ir a mi trabajo cuando esté en Barcelona, tendré que coger una línea de bus que recorre todo Creu Roberta y Calle de Sants, y al final me apeo en la puerta misma de las oficinas… Lo cual no me deja mucho margen de tonterías (es eso o la línea de metro, seis paradas, y una pateada de 7 minutos hasta la puerta del edificio), si quiero aprovechar y hacer la marmota el máximo posible por las mañanas.

Por otro lado, fui a informarme a la academia de baile que tengo “cerca de casa” (entendiendo por esto unos diez minutos desde el portal), porque decididamente, me voy a apuntar en septiembre.

Y para ir hasta allí tengo que pasar también por delante de su casa ¬_¬’

En un principio, lo que hacía era: iba por mi acera (que es la misma que la suya) hasta llegar a la boca del metro de Hostafrancs, entonces me cruzaba a la acera contraria (que no me trae tantos recuerdos, ya ves tú qué tontería), y una vez dejado atrás el Pans, me volvía a cambiar de acera, y seguía caminando. Bueno, esto, es que ni Jack Nicholson en Mejor Imposible.

Pero este sábado pensé que no me puedo pasar el resto de mi vida haciendo estas tonterías. Así que anduve por mi acera todo el camino.

Siempre se dice que lo mejor para perder un miedo es enfrentarse a él (motivo por el cual me voy a tirar en paracaídas con Grunttt para vencer el vértigo), por ello intento pasear por carretera de Sants siempre que puedo. Supongo que, como todo, se te hace más difícil las primeras veces, y después empieza a ser todo más natural.

Creo que lo que me da más miedo es cruzarme con él por la calle. Encontrármelo, en definitiva. Y si va sólo, aun… Pero como me lo encuentre con alguien… De hecho hoy he tenido pesadillas al respecto. He dormido fatal, hay que fastidiarse… Entre eso y mi principio de anginas.

Porque una cosa es que te lo cruces estando tú acompañada, y otra estando acompañado él.

Hay veces que me siento muy estúpida (lo sé, lo sé, es una blasfemia, un sentimiento herético), porque para el caso –y analizando fríamente la situación-, los últimos meses estuve con esa sensación de “en cualquier momento se acaba" en la cabeza, y tampoco es plan de vivir así.

Fíjate que es fácil dar consejos y difícil hacer las cosas. Siempre he pensado que vivir en pareja es para estar mejor que estando sólo.

Si ahora hiciera un balance de la situación, no estoy muy segura de que obtuviera un saldo positivo.

Esto me recuerda que en selectividad mi examen de filosofía fue sobre un texto de Nietzsche. No recuerdo exactamente la historia, pero la esencia era algo tal que así: se le aparece el Diablo una noche a un moribundo, y le pregunta al final si volvería a vivir su vida, sólo por esos momentos escasos de felicidad que ha tenido en una vida de desgracias, y el moribundo dice que sí.

Realmente no tiene mucha lógica.

Pero aun así, imagino que cuando piensas con el corazón y no con la cabeza, las cosas se salen de madre. Una parte de mí piensa que querría volver con él, pero la otra dice que para qué, que debería ser capaz de encontrar algo mejor en esta vida. Bueno, no pienso disertar mucho más al respecto hoy. Creo que es un proceso paulatino que me llevará un tiempo asimilar.

De momento, estoy contenta con mi pisito, intentando pasear por mi barrio y aceptando la posibilidad de que me lo puedo encontrar de bruces.

Al respecto no tengo muchas soluciones posibles: volver con él, conseguir que se mude, matarlo (esta me encanta, es mi favorita después de la primera opción, aunque se disputa la primera plaza muchos días), o aceptar la situación. Siendo racional, la mejor solución es la última, porque en el momento que supere esto, la próxima vez que me pase algo similar, tendré una experiencia previa, sabré que se sobrevive, y me costará menos superarlo.

Pero bueno, esto es planteando la hipótesis desde el punto de vista racional, como ya he dicho, y creo que ahora mismo soy cualquier cosa menos una mente analítica y sin atisbos viscerales.

De momento, voy haciendo mi camino de tortuga (pasitos de bebé). Ayer me empadroné, y mi casa es ya oficialmente mi casa Ahora consta en el registro que vivo allí. Poco a poco voy aceptando la situación.

A decir verdad, cuando me dieron las llaves de mi piso, tardé una semana en ponerlas en el llavero. Entonces no llevaba un llavero, no, llevaba un arma arrojadiza: las llaves de casa de mis padres, de casa de mi ex y las mías.

Tardé tres semanas más en cruzar el umbral de mi piso. A veces paseaba por allí, pero no llegaba a entrar en el edificio. Después me vino un momento de lucidez, y me armé de valor y me fui a pintar, arreglar las grietas, y poner el parqué.

Un par de semanas más tarde me mudé, tras una bronca con mi padre. Al final son cosas como estas las que te dan el último empujón. Qué curioso que a veces no actúas ante los hechos, si no que reaccionas. Yo ese día, reaccioné. Y sin remilgo alguno, pasé la primera noche durmiendo en un colchón en el suelo de mi casa porque no había montado ni los muebles. Pero prefería eso a aguantar según qué.

Me doy cuenta que el problema no era la casa, en sí, si no yo misma. Porque al aceptar que iba a vivir allí, estaba aceptando que me independizaba del todo, no sólo pasaba a ser una adulta (?), si no que aceptaba que "lo nuestro" se había acabado.

Alguna fuerza maligna, enviada desde el lado oscuro, me indujo a pensar que quizás existía la remotísima posibilidad (aunque minúscula, casi microscópica), de que recibiera una llamada diciendo: "perdona, lo siento mucho, estaba equivocado, quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, vuelve a casa conmigo, estoy muy arrepentido".

Amén del teléfono móvil que te permite salir de casa y recibir llamadas, porque si no, habría muerto de inanición durante el proceso de espera.

Por otro lado, el teléfono movil tiene su "intríngulis". Es como la primera vez que coges un avion, y te das cuenta de que no existen castillos en las nubes.

Pues el móvil, más de lo mismo.

Ahora cuando sales de casa, ya no cabe la posibilidad (la esperanza es lo último que se pierde) de contentarte y consolarte pensando que hayan llamado cuando tú no estabas, no haya saltado el contestador porque lo has dejado apagado y no te han vuelto a llamar por vete tú a saber qué motivo... No, ya no vale esa excusa. Lo sé, lo sé, una putada.

Ahora tienes que afrontar la realidad... O pensar que no te han llamado al móvil porque se le ha olvidado -o mejor aun, se le borró de la agenda(no es que lo haya borrado él, no: se le borró, como los supensos del colegio: "el profe me suspendió, no yo")-. Y claro, en esa línea podemos pensar que el pobrecito, no estaba al corriente de que tenías fijo en casa y podía llamarte allí y no al móvil, y aun así, de haber sabido que tenías fijo en casa, cómo sabe que eres una paranóica y no quieres que te encuentre ningún ex madrileño, intuyó que tu teléfono no iba a estar en las páginas blancas. Pero él, tu ex, comprometido y esforzado en seguir siendo tu amigo, y preocupado por tí, lo intentó (qué gran persona, qué gran amigo) y claro, evidentemente no pudo encontrarlo en la web, por más que intentó desesperadamente introducir tu apellido, con lo que finalmente no pudo contactar contigo en el móvil ni en el fijo.

En fin... Creo que mejor empezar a analizar las cosas de un modo más realista. O eso o mandar un mail a Maitena o Tarantino y proponerles una sociedad (lo cual sería una bajeza por mi parte, teniendo en cuenta que no me gustan las películas de Tarantino, pero tal y como me van las cosas, creo que debería volver a verlas, porque mi vida parece uno de sus films).

Después, tardé dos meses más en quitar las llaves de casa de mi ex del llavero (ahora es un poco más ligero), y hace tres semanas guardé su foto en un rincón del billetero donde no la viera. No me he atrevido a quitarla. Me da pena verle ni que sea en foto.

¡Qué fuerte! Tan dura para unas cosas, y tan endeble para otras. Para pegarme de ostias.

Pero aun así, creo que voy por el buen camino.

Hay veces que vivo momentos de “I am the queen of the world” y me como el mundo, en serio. Estos momentos coinciden con las mañanas, y con la tranquilidad e estar en mi casa (mi refugio). De hecho, me pasé todo el fin de semana así…

Y después tengo momentos de “fucking world”, por lo general las noches y fines de semana.

Ayer me volvió a acusar esa necesidad de llamar, pero una vez más pensé: ¿Y para qué? Grunttt me dijo una vez: “Ante la duda, no hagas nada”, creo que ya lo he comentado alguna vez. Me pareció la solución más sabia. No hacer nada. Había escrito un sms del estilo: “si pones mis cosas en cajas, el fin de semana me las llevo”. Pero no lo envié, no tuve narices. No sé qué hacer cuando le vea... Y, total, puedo vivir sin esas cosas hasta que me mude a Barcelona definitivamente. Entonces habrá pasado más tiempo y estaré (espero) más fuerte.

¡Cómo me fastidia sentirme tan veleta! ¡Soy lo peor! ¡Lo más peor!

Ayer casi me pongo a llorar con la canción nueva de La oreja de Van Gogh. En fin… Pero afortunadamente, me salvó una canción cutrísima (tanto que no recuerdo ni el nombre) que sonó en los 40 Principales, sobre una tía que decía que se iba porque el otro no la supo cuidar. Una melodía nefasta, en serio, pero la letra tenía mucho contenido. Bueno, no recuerdo la letra en sí tampoco, pero que vamos, cuando la escuché, pensé que "qué razón tiene la mujer esta".

Tengo que preguntarle seriamente a mi madre si realmente nací en noviembre, o me ha estado engañando todos estos años, porque casi parezco géminis más que escorpión.

De momento, seguiré con mis planes de apuntarme a mis clases de baile, y tengo que meditar por dónde empiezo, si hip-hop, latino u oriental. Y seguiré caminando por la calle, para acostumbrarme a ver las cosas con ojos nuevos, con mis ojos, y no los cuatro ojos de pareja.

1 comentario:

Ysondra dijo...

Nos días!

Pues yo ando con unas anginas que están en pleno proceso de expansión. Debe ser del resfriado que pillé este finde en la F1.

Y sí, a mi la terapia de choque me gusta, aunque a veces soy reacia a ello.

Qué vaga estoy hoy, por dios.

A ver si mañana me vuelvo pa Barna tempranito.