8/07/2006

Mil campanas




Now playing:
“Satellites” - September


Alguien recordará una de esas viejas canciones de Alaska. Sí, aquella mujer bajita, pequeñita, pelirroja, de grandes atributos, cuya trayectoria artística ha sido de lo más variopinta.

Alaska y Dinarama. Alaska y los Pegamoides. Fangoria.

La misma que sirvió de inspiración para la Bruja Avería y los Electroduendes, en aquel programa televisivo que se emitía hace tres mil años en TVE 1 los fines de semana y en vacaciones: La Bola de Cristal. Donde se veíamos series míticas que tenían a toda la familia enganchada a la tele delante de las aventuras de La Familia Monster.

Como creo que en esta vida todo es susceptible de ser mejorado, siempre llevo mi terapia de shock un poco más allá. Hace un par de semanas, me fui de paseo por la Plaza Universidad, que vuelvo a reclamar como propia. De hecho ahora ya soy capaz de quedarme sentada ahí en los bancos de cháchara como antaño.

Hacía mil que no me llevaba el mp3 que me “dio” aquel. Estaba cargado con la música que escuchábamos en casa. Hace unos meses no quería ni escucharla, porque todo eran recuerdos. Es como los aromas. Todo trae memorias a la mente. Pero siguiendo con la política de que a los miedos uno se enfrenta, me puse los cascos y me fui de paseo por todas esas zonas que había recorrido.

Fue una experiencia provechosa. Muchas de las canciones ya no significan nada para mí, otras las veo con ojos nuevos y las interpreto de forma diferente, y algunas aun me duelen.

Como una energúmena que quiere demostrar que para ovarios los suyos, delante de los amigos y se tira a un lago helado en invierno (es decir, como experiencia que se hace una vez para quedar bien), entendiendo que había cumplido mi parte de la terapia, procedí al volcado de la música del mp3 a una carpeta en algún lugar de mi HD. Unas pocas sobrevivieron en el mp3 para contarlo: “Aint no Sunshine” de Michael Jackson, “Trick Me” de Kelis, “Breathe” de Sean Paul con No-sé-quien remix de no-me-acuerdo-y-no-pienso-mirarlo, “Showbiz” de Muse, “Toxicity” de System of a Down (aunque tiene muchos números de no superar la siguiente ronda de limpieza), “La Tortura” de Shakira, y no creo que ninguna más.

Este finde estuve en Lloret un cacho del viernes y el sábado. Y quería llevarme algo para escuchar por el camino, así que junto a las canciones que han sobrevivido al exterminio, añadí unas cuantas de nueva descarga de James Blunt y otras mariconadas varias, junto con algo de dance, y unas privilegiadas de las que un amigo me había pasado ya hace un tiempo y estaban a la espera de ser escuchadas.

Y así, cascos puestos, me fui en tren a Blanes, a esperar a Montse. Me llevé el libro que actualmente estoy leyendo (uno de ellos, que espero proseguir un poco para hablar de él en el apartado de los libros, y el número 21 de Karekano del que también hablaré en El Equipaje).

Las canciones fueron sonando una tras otra. Y en una de esas saltó un recuerdo de esos viejos, viejos, viejos, relegado completamente bajo años y años de olvido. “Haces muy mal… En elevar mi tensión… En aplastar mi ambición… Tú sigue así, ya verás…”

Y algo hizo “ting” en mi interior. Y me puse a sonreír. A sonreír con aquella vieja canción de Alaska, que en su día no era para mí nada más que unas letras más que cantar cuando sonaba la melodía de moda (imaginaos cuántos eones hace de eso… para que se considerara “de moda”).

A pesar de todos los años, de esos veintidós años, recordaba la letra como si fuera ayer. Y ahí estaba yo, en el asiento del tren, canturreando una canción que poca gente ya recuerda. ¡Con falda! Sí, sí. Yo tampoco me lo creo.

Es más, hace poco que me fui de compras y adquirí no una, ni dos, ni tres, no, no: cinco faldas. Largas por eso, no me veo aun de falda corta. Pero es un paso. Si alguien me hubiera dicho (que no fuera Grunttt) que algún día iba a ir de falda por voluntad propia… Me hubiera muerto del ataque de risa.

Así es la vida. Das cosas por sentado y las consideras absurdas, y mañana… Mañana son la cosa más normal del mundo.

Y nada, cerré Karekano, me puse a mirar por la ventana, a ver pasar el mar. Contemplando las olas que rompían espumosas contra la orilla bordes blancos sobre aguas azules, con un sol de impresión brillando allí en lo alto. Y mientras miraba todo aquello, iba cantando.

Tanto tiempo sin salir a pasear a la orilla del mar, sin pisar la arena. Sin sentarme a leer un buen libro sentada en una toalla, en un pareo, o sobre mi culo enfundado en unos tejanos. Sin sentir esa brisita contra la cara y oír el murmullo del agua. Y de golpe fui consciente que podía hacer todo eso de nuevo.

Y literalmente, mientras escuchaba la canción, podía notar como si sonaran mil campanas dentro de mí. Esa sensación de alegría sin saber bien, bien, por qué. Pero que era así.

En mis días buenos puedo notar una sensación de calidez en mi interior, como si en mi corazón viviera “Calcifer”, el diablillo de “El Castillo Ambulante” que mueve la casa de Howl. Y no sabía cómo describirla exactamente, pero la verdad es que las campanitas son un buen reflejo también.

Por lo general, vuelvo a tener días muy felices.

Vuelvo a salir con las amigas, incluso aquellas que tenía extraviadas y que hacía mil que no veía. Tengo un nuevo grupo de gente para salir a frikear y ver pelis. Vuelvo a irme de vacaciones con Grunttt y ahora también con Lemon la semana que viene (nos vamos los tres y si se une Keve, con él también).

He conocido gente que me enseña cosas nuevas sobre literatura que yo no conocía, y películas antiguas. Incluso algunos que... Hacen cosas raras como filmar cortos que demuestran que las posesiones demoníacas existen ¬_¬' v_v'

Es genial.

Tengo que recordar estas sensaciones en los días grises, que espero que poco a poco vayan siendo los menos ^^.



Mil Campanas (Ni Tú ni Nadie)



Haces muy mal en elevar mi tensión,
en aplastar mi ambición,
tu sigue así, y ya veras.
Miro el reloj es mucho más tarde que ayer,
te esperaría otra vez,
y no lo haré, no lo haré.
Donde está nuestro error sin solución,
fuiste tú el culpable o lo fui yo
ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme.
Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme.
Vete de aquí no me supiste entender
yo sólo pienso en tu piel,
no es necesario mentir.
Que fácil es atormentarse después,
pero sobreviviré
sé que podré, sobreviviré.
Donde está nuestro error sin solución
fuiste tú el culpable o lo fui yo
ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme.
Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme.
Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme.
Donde está nuestro error sin solución
fuiste tú el culpable o lo fui yo
ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme.
Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tu ni nadie, nadie puede cambiarme.

(Alaska y Dinarama, 1984)
Now playing: “She will be Loved” - Maroon 5

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