8/11/2006

La Naturaleza Humana I - Inquietud personal



Ayer por la noche, que tenía ganas de escribir, pensé en titular este post “Envidia” y la imagen que le acompañaría iba a ser muy distinta. Estaba inspirado en una de las emociones más humanas que existen. Porque ser envidioso es algo MUY humano.

Ayer, la envidia me reconcomía y no me importa reconocerlo, porque un amigo se va de vacaciones a Japón. A Japón, mi sueño dorado, la ilusión de mi vida, el sitio que querría visitar docenas de veces antes de morir.

Evidentemente, no es la única persona que conozco que se ha ido de viaje al País del Sol Naciente. Pero sí es la primera cercana que va. Y me provocó una sensación insana de envidia saber que él iba a ir y yo no, hasta dentro de un año o dos, por lo menos.

Que iré, lo tengo claro.

Pero esta mañana, como todas las mañanas, me puse a ver las noticias. Esta rutina está englobada entre mis nuevos hábitos matutinos. Realmente no sé para qué, si realmente todas las ediciones de noticieros se resumen con el término “desgracia”. En un lugar u otro del planeta, pero siempre se refieren a lo mismo.

Bueno, esto de “ver las noticias” no es del todo exacto, porque estaba arreglando la cama, poniendo la colada, etc., nada más abrir los ojos, así que aun estaba embriagada por el sopor. Por lo que me limité a ver pasar imágenes y escuchar sonidos de fondo, que con los minutos acabaron tomando la forma de palabras.

En clase de comunicación, la profesora siempre nos decía que una noticia tiene que tener varias cualidades. Entre ellas son muy destacables: actualidad, proximidad, interés humano y consecuencia. Recalcó, además, que los sucesos trágicos siempre son noticia.

Por ejemplo: Sale una persona a la calle y muere atropellada por una moto delante de su trabajo en alguna callejuela de Barcelona, y si ese día no hay nada más interesante que explicar, ése día, ése hecho será noticia de primera plana.

Sin embargo, mueren veinte personas atropelladas por un autobús delante de la Sagrada Familia, y eso será casi siempre noticia de portada, o tendrá un titular que sobresalga.

Porque es trágico ya que implica veinte muertes, por el lugar en el que ha acontecido, y porque involucra al conductor de un transporte.

No obstante, que un alguien ha pintado un cuadro hermoso en su casa y que ha sido galardonado con el premio de “Mejor pintor del barrio del Carmelo”, eso no lo sabrá nunca nadie.

No sé porqué me quejo. Porque ya he dicho muchas veces que yo soy muy egoísta. Ahora no sé decir si es porque me gusta ser así, porque llevo casi veintiocho años siéndolo, o porque aunque de pequeña no lo fuera, me volví así para sobrevivir.

No importa el motivo, eso lo tengo claro. No quiero que me exculpen. El resultado es el mismo: soy egoísta. No hay más. Y miro siempre por mí primero y por mis (escasísimos) allegados antes que por nadie más. Y supongo que eso es lo que hace toda la zona del mundo que gusta de llamarse “civilizado”, que coincide con Norteamérica, Europa y algún trozo de Sudamérica. Evidentemente que Asia es en parte civilizada, pero tienen una cultura y unos valores muy distintos.

Así son las cosas.

Entonces, con todo esto bailando en mi cabeza, de camino a la oficina pensé que no me iba a contentar hablando solo de la envidia, pudiendo hablar de la Naturaleza Humana.

Como se habrá notado ya, yo no creo en Dios, ni cristiano, ni de ningún tipo. Y no tengo conocimientos bastantes en historia de las religiones ni corrientes de pensamiento, como para decantarme por alguna de las creencias que pululan por ahí por el mundo.

Así que, para bien o para mal, vivo bastante libre de problemas. Y mi vida es mía, la vivo como quiero y no dependo de quedar bien delante de los demás. Mmmmmmmmm. Esto quizás no es tampoco muy exacto. Mal mirado, sí vivo pendiente de quedar bien delante de los demás, porque vivo en sociedad.

Pero hay ciertas diferencias. Yo vivo mi vida hoy y hago lo que tengo que hacer.

No me juzga la Iglesia, a mi me juzga la Corporación.

Mi premio no es la Vida Eterna (que estará ahí o no), es el Sueldo que me permite vivir hoy y hasta el mes que viene.

Vivo pendiente de deslizarme en la sociedad, pero soy libre de hacer y elegir comportarme como quiera, dentro de unos ciertos límites lógicos para la supervivencia de la raza humana (al modo de verlo occidental, claro), no para preocuparme de los hombres de buena voluntad.

No digo que sea mejor ni peor. Está claro que para mí, como individuo, es lo mejor, si no, viviría de otra manera. Pero no me meto en si esto sería bueno para otra persona.

Una vez escuché que alguien de mi entorno, tenía un gato como mascota. Un gato precioso de hecho. Lo que pasa es que el animalito tenía claro, “defectos de serie”. Así que le castró, le extrajo las uñas, y le limó los colmillos.

¿Dónde se quedó el gato? Encima de la mesa del quirófano y en la basura?

Me puse a pensar en los pecados capitales, a raíz de mi envidia cochina. Voy a recurrir a Google porque no los recuerdo todos, y la peli de Seven, aunque me impactó, no consiguió que yo memorizara. Veamos… Soberbia, Avaricia, Lujuria, Ira, Gula, Envidia, Pereza.

¿Son pecados capitales, o son realmente parte intrínseca de la Naturaleza Humana? ¿Son algo bueno o algo malo? Porque todos en mayor o menor medida tenemos muchos de esos atributos, y son los que nos hacen progresar en el mundo hoy en día. Salvo la pereza que no sirve para nada y solo la disfrutas si te toca el Gordo en Navidad, y la gula que sirve para que vistas una talla 60.

Está claro que yo no sirvo para cristiana. Porque no me siento para anda identificada con esta forma de pensar. Estos pecados no creo que sean tales en otras culturas. Bueno, descartamos la cristiandad.

Sobervia ante el deseo de honor y gloria. Me río yo de esto. El deseo de honor y gloria es lo más humano que hay. El reconocimiento. El ser alguien en la vida. Llegar lejos. Es el motor del mundo actual.

Avaricia ante el deseo de acaparar riquezas. Todo el mundo quiere acaparar riquezas. Todo el mundo quiere su casa grande, su coche deportivo, su tele de plasma, su casa en la playa, su casa en la montaña. Pero cuánto hipócrita suelto. Cuántos de esos tipos que pregonan según qué valores no están hasta el culo de propiedades y riquezas. Y ya no estoy hablando de la gente de a pie. Me gustaría ver las escrituras de propiedad de la “ONG más vieja del mundo” por excelencia.

Lujuria ante el apetito sexual. Sí claro, mátate a pajas. Así estamos dos mil años después que la gente se escandaliza por ver a otro ser humano en pelotas y poco menos que lo llama depravado. Me van a decir a mí que Esas personas están libres de apetito. Por favor… Hipócritas. El apetito sexual es sano. Es más, las mujeres deberían disfrutar de su apetito sexual con toda la normalidad del mundo, que en pleno siglo XXI las hay que piensan que sentir deseo es una aberración. Es lo normal. Sin él no habría Humanidad. Ostras un momento, ¡detengan el coche!. El apetito sexual es malo, aceptamos barco.

Ira ante daño o dificultad. Esto es lo más humano de todo. Desde tiempos ancestrales. La ira corre por las venas de todos nosotros, aunque ahora nos hemos domesticado para poder vivir juntos y salir todos adelante. No es malo sentir ira, es humano. Lo malo es dejarla salir de la jaula. En esto sí estoy de acuerdo. Porque sobervia, lujuria y avaricia, no son destructivos como la ira.

Y para acabar, la envidia ante bienes o logros de otro. No es mala si sabes aprovecharla. Si te sirve para mejorar y superarte. Si es “sana”. No hay que ser conformista en esta vida. El conformismo es para los perdedores. Aunque quizás haya gente que sea feliz con lo poco que tiene. Quizás son ellos más felices con ese poco que yo dentro de unos años con lo que tenga.

Porque yo siempre quiero más, soy muy ambiciosa, y eso me hace perder el norte y a veces olvido disfrutar del “ahora”. No quiero perder mi ambición, pero quiero aprender a ser feliz con lo que tengo en cada momento, sin perder de vista lo que quiero conseguir en el futuro.

Supongo que vivir pensando en el futuro es tan malo como vivir pensando en el pasado.
Hay que disfrutar el ahora. Porque como dijo Terry Pratchett en “El Segador”, “Ésta es la habitación donde el futuro se derrama hacia el pasado a través del agujero del ahora”.

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