*** Now Playing: Muse- Showbiz
Una vez mi hermano vino a mi casa, y vio mi Warcraft encima de mi escritorio. Él aun tenía unos once años. Inmediatamente, se lo pidió a mi padre. Y con la misma velocidad le dije a mi padre que no se le ocurriera comprárselo en la vida.
Mi padre me miró alucinado, mi hermano me miró como si fuera una egoísta, y yo tenía encima una sensación parecida a la que tal vez dos padres drogadictos tienen cuando su hijo les dice que quiere probar una dosis. Tú sabes que es malo, y sabes que aunque estás enganchado no quieres que tus hijos lo estén. Así que le dices que ni hablar del peluquín.
Entonces ese día vislumbré una leve sombra de duda, ¿por qué estaba tan segura que no era bueno que jugara mi hermano? Y sin embargo, estando yo enganchada, no quería ni oír hablar de que lo estuviera él. A fin de cuentas, que yo arruine mi tiempo no es lo mismo que lo haga él, que tiene que estudiar. Claro. Je. Como si eso fuera todo.
No sé cómo se da cuenta un alcohólico de que está llegando al límite, ni cómo se da cuenta un adicto a cualquier cosa, droga ilegal o tabaco. Quizás un día te pasas tanto que te asustas. Estás cerca del come etílico, o en un sueño profundo por otras circunstancias. Entonces, si tienes suerte que por lo general las primeras veces supongo que sí que la tiene, y te levantas… Te das cuenta al recuperarte, de lo que has hecho, de cómo has reaccionado… Del precio que está pagando tu cuerpo o tu mente.
Quizás alguien puede pensar que es una comparación exagerada esta que hago, pero… Tendría que haber estado ahí para verlo, o jugar así para sentirlo. Quizás no es más que otra forma de ludopatía. Yo no gastaba dinero… Pero gastaba mi tiempo.
Algún día recuperaré el post de “es sólo un juego”, pero mientras, acabo este.
Para variar, venía pensando en el autobús.
Creo que soy el tipo de personas, que a según qué juegos no puede jugar, o al menos, en según qué modalidades de según qué juego.
No soporto perder. Ni a las cartas, ni en el Monopoly, ni el las damas o el parchís o cualquier juego. Quizás eso es lo que hace de una raid una perdición para mí.
Me lo tomo todo en serio. Siempre. Intento hacer las cosas lo mejor que puedo, sean lo que sean. Y destiné demasiados esfuerzos a la raid. Es solo un juego… ¿Cómo se me fue la pinza tanto?
Perdí el control el día que me di cuenta que tenía que avisar de que no iba a estar tal día conectada… O cuando estaba cansada y quería dormir pero no podía desconectar, porque era dejar tiradas a 24 personas… Y cada vez más cansada y más cansada y más estresada…
Empecé a fallar en el trabajo. Los números me bailaban, los papeles se amontonaban… ¿Cómo pude permitir eso? No lo sé. Estaba demasiado absorbida. Estaba demasiado cansada. Tenía demasiadas ganas de dormir.
Dormía los fines de semana, y entre semana dormía poco, para aguantar hasta el final.
Dicen por ahí las malas lenguas, que la raid es para los parados, para las amas de casa, los estudiantes, para la gente de baja, para los ricos, para los que no tienen familia ni obligaciones. Para los que pueden dormir hasta tarde y tienen horarios de trabajo normales.
Pero la raid no es para mí, que trabajo diez horas al día, llego a casa a las nueve, y me levanto a las 6.30.
Cenaba delante del ordenador, o no cenaba. No veía a mis padres entre semana. No veía la tele, ni veía anime, ni leía libros. Solo leía en el bus, pero muchas veces se me cerraban los ojos, así que me ponía música.
Acabé poniéndome maquillaje…
No jugaba con mis gatos, es más, me enfadaba si pasaban por encima del teclado. No ordenaba mi casa los findes porque estaba tan cansada que solo quería dormir.
Fuerte, ¿eh? Debo parecer una enferma. Y lo estaba. Y quizás aun lo estoy un poco, pero ya empecé el tratamiento de desintoxicación.
Si me quería ir un fin de semana, tenía que avisar que no iba a estar conectada. Si tenía sueño, tenía que decir que me quería ir a dormir, y muchas veces decían que vale, pero sabías que jodías la raid y te quedabas hasta el final. A veces notabas ese “va quédate un poco más”, pero lo decía gente que duerme hasta las 9 o las diez o las once. O que se despiertan a las ocho de la mañana, o que trabajan 7 u 8 horas nada más…
Cada vez estaba más quemada. Más quemada… Más quemada… Más quemada…
Es solo un juego. Jugamos para divertirnos…
Mentira.
Reírte es divertido, hablar con los amigos, es divertido… Estar esclavizado con horarios, no lo es. Pedir permiso para dormir, no lo es… Estar contento porque tienes todo el tiempo del mundo para jugar, no lo es.
Coger un taxi para llegar a casa a tiempo de raidear, no es divertido.
No, yo no soy el tipo de persona que pueda permitirse jugar allí.
Y aun ahora, que no tengo clan, por la explosión del lunes, una parte de mi piensa… Igual podría cambiarme a otro y jugar más Light. Pero no es posible… Una vez pruebas la raid y la tienes en las venas, no puedes dejarlo. Si vas a otro clan tiene que ser igual o mejor que el tuyo o te quemas.
Y es volver a empezar.
Así que la única opción que queda es irte a un clan pequeño, volver con los amigos, jugar en PvP o usar el WoW como un Messenger.
Había pensado entrar en Last Hope. Me da pena saber que no mataré a Illidan. Pero mientras escribo estas palabras, y las leo... Me doy cuenta de que no tengo que hacerlo. ¿Cómo puede darme pena eso? Debería darme pena otro tipo de cosas. Mis gatos, por ejemplo. Ver poco a mi hermano, leer menos… Estar enfadada cada día… No rendir.
Y aunque me muero de ganas de jugar (de fumar, de otra copa, de otro pico, como podría pensar alguien en otra situación), sé que no tengo que hacerlo. No quiero perder el control otra vez.
Así que me iré a jugar con mis amigos battle grounds, o arenas, o instances de lows… Pero la raid hardcore no es para mí, con la vida que tengo ahora.
Mientras estaba en Shattrath estaba apenada. Pensando en la gente que estaba e Black Temple y que yo ya no veré eso en la vida. Pero hay más juegos. Hay más formas de juego. Hay vida en el planeta.
El lunes mientras enviaba a todo el mundo a la mierda… Que les dije no pocas barbaridades: “Ojalá te quedes en el paro, o viviendo bajo un puente, pero con wifi, eso sí, y que tu única preocupación sea la raid. O sin vida social, con todo el tiempo del mundo para jugar, o que los suspendas todo y tengas todo el tiempo del mundo para jugar”, me acordé de Petra Arkanian. Una de las mejores pilotos que iban con Ender Wiggin, y del día que se rompió. Ese día Ender supo que ya no volvería a poder contar con Petra al máximo, así que ya no era útil.
Petra se fue llorando y diciendo que lo sentía, que sentía haber fallado, haberla jodido y que no lo haría más. Pero Petra estaba rota ya. Ya no valía. Lo que la hizo brillante se esfumó.
Ayer me fui a dormir a las once de la noche, no tenía nada importante que hacer, no tenía nadie a quien dar explicaciones…
Estuve jugando con los gatos, con la PSP, mirando “Tú la letra, yo la música”. Estuve jugando en C’Thun, un SM Cathedral, mientras otra parte de mí pensaba en Mount Hyjal. Y es precisamente el acordarme de esas cosas, las que definitivamente me hacen no apta para raidear. Porque me crea adicción.
Y hay muchas cosas mejores en las que invertir el tiempo.
No le doy explicaciones ni a mi padre. Así que no quiero dárselas a nadie más ni en un foro.
Y aunque me cabreara, y la gente piense que mi oficial es malo (porque sí, las raids “pro” son como ejércitos, con su general, sus capitanes y sus soldados rasos como yo), mi oficial me hizo el favor de mi vida al invitarme a irme. Hubiera vuelto a explotar, y yo lo que necesito no es un épico, ni el tier 6. Es dormir, y divertirme.
¿Parezco enferma? Seguramente lo estoy/estaba. Pero me alegro de haberme dado cuenta y haberme parado a tiempo.
Lo malo no es jugar online, ni Warcraft ni nada parecido. Lo malo es sacrificar más tiempo del que tienes, y que eso afecte al resto de tu vida.
Gastar dinero no es malo, comprar no es malo. Pero robar para tener dinero para comprar… Eso sí es grave. Llenarte de tarjetas de crédito para usar dinero que no tienes para comprar en el Corte Inglés cosas que no vas a usar o no son importantes, es malo.
¿Es malo el Corte Inglés? ¿Es malo Fnac? No. Eres tú quien decide cuánto gastas, cómo, cuándo y dónde.
¿Es malo Warctaft? No. Pero eres tú quien decide, también aquí, cuánto juegas, cómo juegas, cuándo juegas y dónde.
Y en el momento que bien no eres libre de decidir todo eso, o no te sientes –por lo que sea- libre, de decidir todo eso, es momento de decir adiós. Al juego, o a la raid, o cambiarte de clan o lo que sea. Pero decir adiós y tomar las riendas.
Algunas personas se indignaron porque dejé a entrever que estábamos enfermos. Pero es verdad. Una persona sana, no dedica tanto tiempo a eso.
Reconocer que estás enfermo, no es malo. Lo malo es negarlo o enmascararlo. No ser consciente de eso, o querer mentirte y hacer ver que todo está bien.
La mierda es que yo, soy consciente de muchas cosas, entre ellas siempre tengo presente que puedo engañar a los demás, pero a mí no. Y aunque dijera que lo tenía todo bajo control, yo sabía que estaba perdiendo las riendas.
El lunes, lo único que hice, quizás de la forma menos adecuada, fue retomarlas.
No voy a dejar de jugar, porque en sí me divierte. Lo que no pienso volver a permitir es estar esclavizada a la pantalla. Yo decido cuándo, cuánto y cómo. Qué razón tenían mis antiguos compañeros, cuando me dijeron "ese camino ya lo recorrí, y no pienso volver a recorrerlo". Ahora entiendo a qué se referían. Pero es como el enchufe: hasta que no metes los dedos dentro, y compruebas el voltaje de la descarga por tí mismo... Da igual lo mucho que te avisen, que no paras.
Y por todo esto, es por lo que no quería que mi hermano empezara a jugar. Porque yo soy capaz de llegar a estas conclusiones, pero alguien de 13 años, dudo que pudiera alcanzarlas.