2/23/2007

Una maga en Azeroth (II)

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UNA MAGA EN AZEROTH

CAPITULO I - Esperanza (II)

Las horas se sucedían con calma, en el poco frecuentado lugar, hasta que a lo lejos se empezaron a escuchar unas pisadas.

Las pisadas firmes, con un resonar de cascos, demasiado contundentes para ser de caballo y poco veloces, dieron paso a la figura de un imponente tauren que ya conoció con anterioridad, de nombre Tooro y le saluda.

Le saluda, mientras él pasa por su lado, raudo, levantando una ligera brisa en su carrera, ignorándola por el camino, empuñando sus armas con una ferocidad y presteza tal, que ella había empezado a temer por su vida. Seguro que una vez más se le estaba acercando un elemental pro la espalda… No sería la primera vez que estando absorta algo la atizaba sin darse cuenta.

Se gira para contemplar la escena que día tras día lleva viviendo desde que nació… La de alianza y horda peleando entre sí, por algún pecado que tal vez hace mil años cometieron sus ancestros… Y el rencor, el odio, el despecho, les persiguen desde entonces como fantasmas famélicos, guiando sus actos como si fueran títeres carentes de voluntad alguna.

Gnomo y tauren bailan una danza al son de una música ancestral, entre estallidos y chirridos metálicos, algo que han hecho desde que eran adolescentes, porque la rabia corroe las venas de muchas criaturas en Azeroth.

Ella intenta desesperadamente detener la lid, chillando la única palabra que conoce que puede impedir este desastre. “¡No!”, dice una y otra vez, pero nadie la escucha…

Pelean, pero no ven a su enemigo. La maga está segura de que cada uno frente a sí, ve los asesinos de todos sus compañeros, las pesadillas de muchos años. Es triste, pero pelean contra recuerdos.

Lo llaman venganza, lo llaman justicia… Pero ella lo llama estupidez.

Tooro brama. “Ayúdame” le dice. “Ayúdame a matarlo”, insiste en su afan de clavar una y otra vez el hacha en el cuerpo del gnomo. Pero ella se niega mientras le recuerda “Ya sabes que yo no ataco en primer lugar… Si el te ataca yo te defenderé, pero no esperes que te siga en una cruzada que no comparto”.

Sabe que Tooro la desprecia, como la desprecian muchos más. No le importa. Nunca dejará que nadie decida por ella como tiene que vivir su vida.

La batalla termina pronto, con el cuerpo de un Tooro roto a los pies del mago. En su silencio, en la falta de respuesta, puede oír la maldición de Tooro sobre su alma. Por su traición, por haberle negado su ayuda, por su mutua incomprensión.

“Vivo en un mundo de locos, pero al menos, quiero vivir siendo fiel a mí misma”, se oye decir mientras suelta a Da Vinci en el suelo.

A la carrera llegan al lugar un elfo nocturno y un humano, a todas luces brujo, con su genio siguiéndole los pasos de cerca. Se reúnen en torno a Elmasalto, comprobando su estado, y se giran a observarla.

Cuando parece que van a tomar las armas, la voz del gnomo les detiene (¿le ha parecido entender Xaerodani? ¿será el nombre del brujo?), y ella, agradecida por su gesto, se acerca a saludarle, mas en su torpeza se resbala y ataca a su “salvador” con la vara.

“¡Por la Fuente del Sol!”, retumba el pensamiento en su cabeza, “¡no!”.

Y en ese preciso instante sabe que no tiene salvación: pagará el error con su vida.

La tristeza la embarga mientras Elmasalto formula algo que ella conoce bien, cono de frío.

La tristeza la embarga al observar las facciones que destilan de desprecio del humano y el nocturno, que a buen seguro recriminarán a su compañero su buena fe, y le dirán que toda la Horda son unas sabandijas traidoras.

En vano intenta decirle que no ataque, que ha sido un error… Como antes, no pueden comunicarse.

Ella no se defiende, no le ataca, le deja hacer sin más… Acepta su error, y permitirá que su espíritu vuelva al lugar de donde surgió. Quizás esta vez consiga hacerse entender.

Con un último mordisco helado, la carne da paso al alma, y se desprende etérea de su cáscara mortal.

Contempla su cuerpo de muñeca doblado en ángulos imposibles a los pies de la alianza… Pero no siente rencor en su interior, solo lamenta el golpe que desencadenó esta tragedia. Se pregunta cuántas veces algo así habrá roto con los intentos de establecer un puente de paz entre ambas facciones.



Se despierta en el cálido abrazo del ángel de la sanación, y se regala un merecido descanso, antes de seguir la cadena de plata que une su esencia al cascarón de carne que quedó en el círculo interior.

Quiere volver y pedir disculpas, hacerles entender su error, y así lo hace.



A su regreso al megalito, todo está en calma, ellos siguen allí.

Hay un raudo cruce de miradas. Vacila al observarles con sus ojos verdes y almendrados, pero se decide a levantar la mano a modo de saludo, y como puede le intenta explicar a Elmasalto la confusión. Se sientan a compartir una bebida y reponer las fuerzas, mientras gesticulan como pueden para hacerse entender.

El tiempo pasa rápidamente, para cuando se dan cuenta ha anochecido, y el calor que emana de la pequeña pira a los pies del megalito, se hace patente. La luna brilla llena en el cielo. Puede escuchar un saludo del nocturno a su diosa, la Dama Elude. Saranna hace tiempo que no conoce dioses a quien orar.

Elmasalto y Xaerodani se levantan, para despedirse, y así se dan un último adiós. Quizás algún día, en el futuro sus caminos vuelvan a cruzarse, y espera que sea como esta ocasión. Ella recordará sus nombres, no sabe si ellos la recordarán…

Hoy, pereció, pero está contenta en cierto modo, porque hay un rayo de esperanza. Un pequeño puente permitió que tres personas vieran que no todo tiene por qué ser odio sobre la faz de estas tierras, y que no todos son asesinos de niños a los ojos de su enemigo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

O_o No se como encontre esto :O, esta muy chulo el relato :)
PD: Yo ya pretendo no atakar a la horda, pero siempre me atakan a mi U.U

Ysondra dijo...

Ey =)

Bueno, no sé cómo has llegado, será posiblemente que buscaste tu nombre en Google y apareció esto xD =)

De todas formas, bienvenido ^^

Yo me acuerdo de aquel día en Arathi con el maguito y contigo que estabas de guardia... Y de mi casteo sin querer xD :_

De hecho aun me pasa que tengo bindeado el 7 a un área (cono de frío), y más de una vez me meto en líos por eso v_v'

Me alegro de saber que todavía sigues por ahí ^^ ¿Aún juegas?

Anónimo dijo...

Pues si, me aburria y busque mi nombre y me aparecio esto, me quede con una cara de Ô_ô , pero esta bien el relato xD

Aun sigo jugando y si,a mi tmb me pasa de atacar sin querer y qu los guardas se t hechen encima -.-, pero es lo que hay... por lo general yo no mato hordas, pero la gente suele ir a por ellos a la minima...

Tu sigues jugando tambien ¿no?

Ysondra dijo...

Yep yep ^^

Ahí sigo =) Con un recorrido un tanto extraño, de haber pasado por guild de colegas, guild seria y ahora una guild que en la vida ha raideado xD Y cuando digo en la vida, es en la vida =) Pero es divertido. De momento creo que me quedaré por allí hasta la expansión y después ya veré qué hago.

Me hice otra maga, esta ya ali en C'thun con los compis del curro, y ahora intentando compaginar un poco todo =)

Cuando me aburro escribo y ese tipo de cosas, como habrás visto xD =)

^^ Tú debes ser horda en C'thun, al revés que yo xD :_

Anónimo dijo...

Yo tengo un pequeño horda en C'thun pero nada serio, a mi el PvP no me gusta, y la horda es mucho PvP, yo me dedico mas a lo de matar bichos,

Estube tambien por un par de clanes, con los amigos, y me dedico a raidear con otros, que llevan jugando ya su tiempo, y asi voy matando el tiempo que me queda de estudiar xD

Ysondra dijo...

Lol se me había colado este comment ^^

Bueno, supongo que estamos más o menos igual pues =) A mí es que el PvP ya te digo que me pone nerviosa ¬¬

Estos días ando algo cansada y no tengo muchas ganas de jugar ni nada, estoy dedicándome a la escritura, a ver series y ese tipo de cosas xD Y meditando si me cambio o no el sobremesa.

Bueno, estudia mucho eh! ^^