2/29/2008

Don't be afraid

(c) Tomasz Jedruszek - Marshall


*** Now Playing: Andre Vicenzzo - Don't be Afraid

Yo, que siempre me he metido con las mujeres que leen novelas rosa, me he descubierto a mí misma, forofa del shojo, que no es si no una versión ilustrada de historias para chicas. Como aquellas que leía de pequeña alguna vez, entre ataque y ataque de Magneto a La Patrulla X.

Muchas veces te ensañas con gente, sin motivo aparente. Para mí, leer novelas rosas era una especie de deshonra. Quería diferenciarme de las demás chicas, yo no era como ellas, me decía. Yo era especial. Yo leía comic americano, yo leía libros de scifi y dragones... ¿Cómo iba a leer alguien como yo un tebeo de Esther?

Y reconozco hoy, que cuando ayer leí, los disfruté, pero yo tenía un "estatus", una "imagen" que no quería que nadie manchara. En cierta forma, era bastante más masculina que hoy.

Todo debe venir ligado del mismo sitio, de la necesidad imperiosa de definir "quien soy". Y es que cuando eres pequeño, tu propia visión es muy nebulosa, y dependes mucho más de la opinión externa. Con los años, vas aprendiendo lo que eres y lo que no, lo que te gusta y lo que no. Y cuando estás solo en casa, puedes ser tranquilamente como te da la gana, cuando nadie te mira.

Así que no deja de ser divertido, que yo que tanto critiqué ese género, soy forofa de la lectura shojo, y me paso los días con uno a cuestas, dentro del bolso, compartiendo el espacio con el mp3 y mi libro de dragones del momento. Porque no son gustos incompatibles.

Muchas veces, cuando estamos inseguros, nos reforzamos a base de pisotear a los demás. A los que son diferentes, a los que aun no se han descubierto a sí mismos, independientemente de la edad que tengan.

Veo a mi hermano, en el colegio, que se mofa de los que sacan buenas notas. Le veo a él, y me veo a mí que era la "empollona", y entonces recuerdo.

Recuerdo a los que me martirizaron, a los que me calificaban de pelota, a los que no me hablaban, a los que no jugaban conmigo en el patio. Porque era uruguaya y sacaba buenas notas. A más me jodían, mejores notas quería sacar, porque mi expediente era su vergüenza.

La gente tiene la costumbre estúpida de excusarse en "fulanito" que es peor que él, más vago que él, más tonto que él, más pobre que él, más fofo que él, más bajo que él... ¿Por qué? ¿Por qué de todos los espejos que hay en el mundo escoges el más roto, el más sucio, el más imperfecto?

Refléjate en alguien listo, en algo hermoso. Busca un modelo, no un chivo donde expiar tus penas.

Le digo a mi hermano, que no sea mediocre, que no haga lo que todo el mundo, que no se ría de los "empollones", que aprenda de ellos. Que les admire, que admire las cosas buenas de la gente, y que recuerde que en esta vida, los pelotas llegan lejos. Ojo con reírse de eso. Pero independientemente, que más que increpar a los listos, los tome de referencia.

La referencia no es "Pepito" que es más malo que yo, porque siempre hay gente peor que tú y mejor que tú. La referencia debería ser alguien mejor a quien admires y de quien digas "yo quiero ser así" y te esfuerces por conseguirlo. Reflejarte en alguien mejor, no es malo. No es malo reconocer que existe. Porque siempre puedes mejorar. Pero compararse con alguien peor no tiene sentido.

Es compadecerse, y condenarse a vivir estancado.

De todas formas, aunque ahora esto me viene a la cabeza, no es lo que estaba pensando al principio cuando me puse a escribir, salvo en que es el miedo que se le tiene a quien se cree que es mejor o diferente de ti, desconocido, lo que te hace ser y actuar así.

Probablemente esa sensación es el origen de todo lo malo. De los celos, de los maltratos y tantas cosas.

Me pregunto muchas veces cómo puedes sentir celos de alguien que no conoces, por alguien con quien no estás. Realmente es una sensación estúpida. Pero yo la tengo cada día. Hay un nombre que simplemente oírlo, me produce urticaria y hace que quiera sacar lo peor de mí, y sin embargo, me contengo. Porque mi parte inteligente sabe que atacar a esa persona es automáticamente perder todo el respeto que haya conseguido generar en todo este tiempo.

Porque la inteligencia tiene que primar sobre la impulsividad, o intentarlo, por lo menos en los momentos cruciales.

Pero es el miedo, lo que te impulsa a borrarlas del mapa.

Yo no sirvo para mentir. No me sale. Pero si no puedo mentir, y no puedo rebajarme a putear, me queda por lo tanto ignorar a esa persona. Si no tengo nada bonito que decir, mejor no decir nada. Aunque me cuesta tanto...

Creo que es el miedo a descubrir que esa persona sea mejor que yo, más agradable que yo, más atractiva que yo, más increíble que yo, lo que hace que quiera borrarla del mapa. Porque en el fondo, tengo miedo de que me quite algo que me importa mucho. Y sin embargo es estúpido sentirse así, porque nadie puede perder lo que nunca tuvo.

Pero es el miedo. es el miedo siempre lo que te hace destrozar las cosas que consideras que te amenazan, aun sin tener la certeza.

Entonces, analizo por qué tengo miedo. ¿Por qué lo tengo? Y volvemos nuevamente al origen de todo, y es la inseguridad. A no ser lo bastante bonita, a no ser lo bastante agradable, a no ser lo bastante simpática, inteligente, etc, etc, en todas las cualidades que piense que alguien va a valorar de mí. Y mi miedo es, que esa persona sea mejor que yo.

Y porque tengo miedo de que sea mejor, y no puedo afrontar eso, mi respuesta instintiva es joderle la existencia.

Más tarde, cuando he analizado ese miedo, y de dónde sale, y por qué lo siento; cuando soy consciente de que lo que realmente me cuestiono no es eso, si no mi valía, antes de volverme más tarumba solo tengo una cosa que pensar. Y es la siguiente: yo soy como soy, con mis cosas buenas y malas. Con el tiempo, iré añadiendo más en ambos lados de la balanza. Pero el esqueleto, no va a cambiar. Y tengo que vivir con eso.

Así que, que yo sea feliz, no depende de que ella sea mejor que yo, ni de mi esperanza inútil de que sea peor. Si no de que yo acepte que soy como soy, y a quien le guste tiene que ser de esta manera. Y si no es así, no hay nada que hacer.

No tengo que tener miedo. Algún día me moriré, pero no de esto.

Nana Oosaki dijo "Si tienes miedo de perder algo, es porque lo tienes".

2/27/2008

Faro que alumbras al mundo...

(C) Jonathon Bowser - Imagen tomada prestada para Alveaenerle


Yo que recorro los mares
y que palmo a palmo el mundo
de un confín a otro confín
Hoy tomo mi ultimo rumbo,
desde mi cuerpo hasta el tuyo,
desde donde estoy a ti
Tu que recorres Lisboa
y sus calles y sus fondas,
con hombres de una sola vez
Tu serás mi último puerto
para amarrarme a tu alma
y sólo yo vivir en él

Faro que alumbras al mundo,
por encima de la tempestad.
Devuélveme la esperanza
y que brille mi estrella,
pero no en soledad.
Oye mi voz, mi última oportunidad.
Faro que alumbras al mundo
alumbra mi vida.


Fotos y cartas marchitas,
de cuando planes y sueños
aun vivían en su piel
Dos vidas en dos maletas,
entre Lisboa y Madrid,
en una estación de tren
Él se durmió para siempre
con su billete en la mano,
en un banco en el anden,
y ella se apagó de golpe
como se apaga una vela
después del amanecer.


Faro que alumbras al mundo,
por encima de la tempestad.
Devuélveme la esperanza
y que brille mi estrella,
pero no en soledad.
Oye mi voz, mi última oportunidad.
Faro que alumbras al mundo
alumbra mi vida.

Hoy reposan en silencio
uno siempre junto al otro,
aunque en alma y en papel.
Por fin juntaron sus vidas
volcando las dos maletas,
sobre su mar a la vez.
Otra historia como tantas
de amor y de mala suerte,
y de un destino traidor,
pero en el puerto en Lisboa
cuando la luna te aplasta,
alguien canta esta canción.

Faro que alumbras al mundo,
por encima de la tempestad.
Devuélveme la esperanza
y que brille mi estrella,
pero no en soledad.
Oye mi voz, mi última oportunidad.
Faro que alumbras al mundo
alumbra mi vida.

2/26/2008

Se me olvida...

(c) Guo Guo - El Pabellón del Ala Oeste


El sonido de tu voz por la mañana. Por la tarde. Por la noche.

El sonido de tu risa, y el pliegue de la comisura de tus labios al reír.

El brillo de tus ojos, y el guiño pícaro que acude raudo, como si siempre estuviera preparado en la recámara.

Me descubro elucubrando en la oficina, mientras las horas pasan, el sol se apaga y cae la noche.

Y vuelvo a casa, caminando a veces, otras en bus, o tal vez en taxi, con la premura de llegar veloz y sin motivo: pues la casa está tan vacía como ayer. Como lo estará mañana…

Y sin embargo, no puedo evitarlo.

Envenenas mis noches, porque de tarde inoculas lentamente tu toxina en mi interior, inconscientemente –o no-, y tras el ocaso, pienso hasta que el cansancio me derrota.

Duermo, y si tengo suerte, sueño.

Y nuevamente, me despierto: es otro día…

Y se me olvida...

El sonido de tu voz por la mañana…

Y desespero.

2/22/2008

Suicidio emocional

(c) Ima Ichiko - Night Scene - Hyakkiyakosho


No está de moda ser sincero.

Ser sincero en esta vida, es sinónimo de inocentón o tonto, y en el caso peor: borde.

Ser sincero está visto como un defecto, como la carne al vivo donde clavar las garras con el menor giro insospechado e infortunado de los acontecimientos.

Ser sincero, es objeto de mofas. De las burlas del vecino.

Es incluso motivo de despido laboral.

La sinceridad es el dedo en la llaga que nadie se atreve a meter, o unas pocas personas, a los que el resto considerará demenciadas o idiotas.

No señor. No está nada valorado, ser sincero.

La sinceridad, provoca miedo.

Y digo yo: ¿por qué tenemos que temer decir lo que de verdad pensamos? ¿Dónde está el problema? ¿Qué es lo malo?

Ser sincero, invita al rechazo.

La gente no está acostumbrada a decir las cosas tal cual las siente. Declaran sentimientos utilizando subterfugios. La gente no está acostumbrada a decir abiertamente “te quiero”, y por ello cuando la ocasión lo requiere te colapsas, te quedas en blanco, te sientes desnudo, desvalido, corazón palpitando a punto casi de salir por la boca.

Ser sincero, es sinónimo de paria.

El mundo premia a los hipócritas, esos que se sientan en sus cómodos y mullidos sillones en la cúspide del poder. Esos que todos saben perfectamente que tienen de sinceros lo que un pedo de buen olor.

Emotivo, efusivo, espontáneo, sincero son sinónimo de inmaduro. Porque las personas maduras son frías, contenidas, comedidas y han aprendido a ser mentirosas e hipócritas.

Entonces, yo, no quiero crecer nunca. Quiero seguir siendo pequeña, quiero seguir siendo una niña, quiero poder seguir siendo sincera. Quiero decir las cosas tal cual las pienso y querría que los demás pudieran aceptarlo tal cual es.

Los niños, son crueles. Son crueles porque se ríen de los nombres poco afortunados de los amigos. Son crueles porque te dicen que te odian sin pensarlo. Son crueles porque son capaces de coger una piedra y lanzártela sin pensar en nada más.

Son crueles, porque son espontáneos y aun no saben que tienen que reprimirse y que mentir.

El otro día hice una pregunta. Y me dijeron, es que si te digo la verdad es muy cruel. Pues yo, prefiero mil veces la crueldad de algo cierto a la dulzura de una verdad a medias o la mentira piadosa. Porque me dolerá una vez, caeré al suelo, quizás gatearé unos pasos... Pero siempre me levantaré para seguir caminando.

¿Porqué cuando vas a decir algo una verdad, piensas que estás siendo cruel, injusto, malvado?

Pues yo también quiero guardar mi parte de niña. No lanzo una piedra a la cabeza de nadie porque soy “civilizada”. Y como soy civilizada no hago daño con una pistola. Hago daño con las palabras, porque esas no dejan marcas a la vista de la gente.

Si yo insulto, si yo asalto, si yo retuerzo, si yo apabullo a alguien con mis palabras, no le queda una marca en la cara que diga “Ysondra le destrozó”. Alguien podrá contemplar una cara triste, y por más mísera que esa persona se sienta, no será capaz de reconocer que fue por algo que le dijeron y le hizo sentir mal.

Porque ser sincero y demostrar emociones, es sinónimo de debilidad. Y tienes miedo de que encima que sufres en silencio, si lo explicas, alguien se mofe de ti.

Si eso es madurar, quiero volver a ser pequeña, olvidarlo todo con un “no te ajunto”; y regenerar una amistad rota, con una simple sonrisa o un chupachup.

No quiero dejar de dormir una sola noche, pensando si lo que he dicho está bien o está mal.

No quiero dormir mal una noche, por haber sido fiel a mí misma, y haber dicho exactamente lo que pensaba, de la mejor de las maneras, sin un solo insulto, bromas por medio y bastante neutra. Y sin embargo, a pesar de haber sido sincera y mantener cierta belleza en esa sinceridad, me siento mal.

Mal, porque ser sincero es una carga.

Quizás sinceridad es sinónimo de egoísmo. Quizás sinceridad es la necesidad de decir algo que te está matando, para liberarte, sin pensar que automáticamente el peso de tus pensamientos recae inmediatamente en la persona que escucha. En la persona que lee. Aun sin tú quererlo o sin ser consciente de ello.

¿Qué es lo que hace que ser sincero sea algo negativo?

“No me lo digas”, le dice la mujer al marido que le pone los cuernos. No me lo digas, para que no me duela. No me lo digas para que pueda seguir engañándome. No me lo digas, para que no “exista”. No me lo digas para no traspasarme tu dolor.

“No me lo digas”, para que cargues tú con él. Con el silencio, con el pesar, con la culpabilidad. No me lo digas para no compartir tu desesperación. Miénteme, para que pueda seguir durmiendo tranquila.

Y así, ambos, el que miente u omite; y quien se deja engañar o se hace el loco, bailan al son de la misma música, en la misma sala y abrazados, pero mirando cada uno para el lado contrario con una sonrisa falsa.

Parece que hemos llegado a un final extraño.

Es tan raro, hoy por hoy, que uno diga lo que piensa y siente tal cual, que tal vez lo relacionamos con que nos van a decir algo malo, o que no queremos escuchar. Así que posiblemente evitas por todos los medios escuchar “eso” que te vienen a exponer, corazón en mano.

Muchas veces me dicen, “¿no te da miedo escribir lo que escribes?”, “¿no te da miedo que lo lean?”. No. No me da miedo. Este es el único lugar del mundo en el que puedo ser lo más parecido a mí misma que se me permite. Lo que puedo mandar a un diario, puedo escribirlo aquí sin tapujos.

¿Cuánta gente no dice más a menudo lo que piensa? Ni escribe a un diario, ni lleva un blog, ni lleva un diario, por miedo. Ojalá la gente se expresara más, hablara más, pensara más. Pero no está construido el mundo para que la mayoría piense por sí misma.

Escribes un artículo polémico con miedo de que lo lea nadie. Hablas de problemas en la oficina por lo bajini, para que nadie más os oiga. Vives un cuadro de Norman Rockwell que esconde una demencia de Lovecraft.

Y sin embargo, sabiendo todo esto, y siendo consciente, ni siquiera yo soy todo lo sincera que querría ser, para no hacer daño a algunas personas.

Tal vez eso es madurar. Darse cuenta del dolor que puedes causar y aprender a callarte a tiempo. Pero a veces, muchas veces, como ayer, como hace una semana, como hace un mes, he necesitado ser sincera.

Esta noche, insomne, sabiéndome culpable de que otras personas compartían mi falta de sueño; no podía dejar de pensar, si hice bien o mal. Si tenía derecho a decir lo que pensaba, sin haber reparado en la inquietud que iba a causar.

Y a pesar de todo, necesité ser infantil, lanzar la piedra, decir las cosas como son, irreflexiva, sin pensar en las consecuencias. Pensando que hacía lo mejor… Sin darme cuenta de todo lo que, sin quererlo, estaba cargando en sus espaldas.

*** EDIT

Es curioso, que ahora que estaba releyendo el post, me he quedado pensando, sobre la sinceridad, me ha venido a la cabeza el ataque de sinceridad que tuvo otra persona.

Pensar, que dentro de dos días, hará un año que desapareció una parte importante de mi vida.

Pensar, que yo no supe manejar un acceso de sinceridad de otra persona, la confesión de una vida sumida en las mentiras, que a su paso, transformaba en mentira parte de la mía.

Probablemente, ser sincero sí, es un suicidio emocional. Muchas veces cuando te ves con la necesidad de ser sincero, es para destapar una caja de Pandora. Pero, si en vez de aguantar con la mierda hasta el cuello hasta el final, no empezaras las cosas con mentiras, no te verías obligado a abrir la caja y con ella traer tus desgracias al mundo.

Tras un análisis rápido me doy cuenta que la carta que recibí hace 364 días, no hubiera necesitado ser escrita, si hace 2.922, aquella persona no hubiera lanzado la inofensiva bolita de nieve desde la cumbre de la montaña... Sin tener ni puta idea de cuán alta estaba y el inmenso impacto final.

Supongo que todos deberíamos tener derecho a ser sinceros, pero inherente a ello también tenemos el derecho de elegir, y entre esas elecciones, la de perdonar o no.

Quizás yo tenía el derecho de ser sincera ayer, y mi interlocutor, el de aceptarlo o no, responder, o no.

P.D.: Sigo sin perdonarte.

2/20/2008

¿Ave, AVE?

Bueno, no es muy propio de mí utilizar mi blog para hablar de forma muy educada de las cosas que me tocan la moral de la vida cotidiana, pero es que el asunto del AVE me ha sacado de quicio y estoy hasta la polla de RENFE.

Por dios, qué gustazo poder expresarme nuevamente de forma natural, con tacos incluídos, y Dios sabe lo mucho que me ha costado escribir una carta a un períódico mordiéndome los nudillos para no soltar ningún improperio (improperio, madre de dios, la de tiempo que hacía que no utilizaba esa palabra xD debe tener más polvo encima que yo xD lol).

El caso es que esta Semana Santa me quiero ir a pasar unos días a París a incordiar a Assha, y después había pensado en pasarme por Madrid el resto de días... Y cuando voy a reservar mi billete de tren, oh, sorpresa, oh maravilla, chorizo Revilla, ¿no va y resulta que el trayecto Madrid - Barcelona, solo se hace con AVE?

Pues sí, pues sí. A la mierda el Alvia, el Altaria, y toda la mandanga. Bueno, queda un resquicio de irreductibles Estrellas nocturnos (eh, sin literas, ahí sentaditos, diez horas para que se te borre la ralla del culo) que saliendo sobre las diez de la noche llegan a las siete de la mañana del día siguiente.

Sí señor. Para disfrutar de lo antiguo y lo rupestre, para estar en contacto con nuestros mayores y recordar cómo eran los viajes cuando ellos los hacían: sin tele, sin asientos cómodos, en vagones de los que podrían haber usado los de "Verano Azul" para ir de un lado a otro, con los pantalones cortos y las bambas "Victoria". Por favor...

Y claro al final te das cuenta que el AVE, más que una ayuda es una tocada de moral, porque para cuando encuentras la tarifa web (que tiene huevos la cosa), ves que solo la puedes coger entre semana de mañana, o los findes más tarde del mediodía.

Ya se han guardado ya, los cabrones de la RENFE, de no explicar bien cómo comprar el billete barato, y de que tengas que llamar a un 902 para que te instruyan -oh, misericordia-. Está tan mal puesto que ni Indiana Jones.

Debe ser que la primavera la sangre altera y pa colmo me tiene que venir la regla.

En fin. Igual soy yo que soy corta, y que mi mente de raviol no supo darse cuenta que si quería comprar un billete con tarifa reducida, no tenía que hacerlo cogiendo ida y vuelta a la vez, si no cada trayecto por separado y entonces aparece (al lado de los trenes que lo tienen disponible) la estrellita o la "W" de "low cost".

A todo esto, insisto: vaya huevos.

Claro: olvídate de la tarifa barata en horas "punta". Esa ni estrella ni cojones.

Olvídate de encontrar la "W" antes de Semana Santa. Y cuidadito que cuando la veas, será en trenes que te obligan o a hacer campana a clase, a fingir enfermedad, pedir una baja, saltarte el trabajo o pedir vacaciones, día libre o lo que quieras... Porque no están pensados para que puedas usarlos a una hora decente.

Atajo de capullos.

Después se llenan la boca de promesas, y spamean la web con fotitos moñas de gente abrazada. Y con videos de recorridos en dos horas y media, publicitando que llegan ocho minutos antes de lo previsto.

A estas alturas del partido, no sé porqué me indigno, si todo es la misma mierda.

Que si acercar Barcelona y Madrid, que si mejores comunicaciones, que si blablabla.

Bueh. No me extraña que en Alemania piensen que España es a Europa, lo que el Carmelo (con perdón, y haciendo uso del concepto generalizado) a Barcelona.

Y aun quieren ir de progres, y demostrar qué guays que somos. Eso sí: gente sin estudios, sin idiomas, transportes nacionales que dejan que desear, pisos por las nubes.

I love this city.

Bueno, y una vez dejado eso por escrito, el resto de mi vida bien.

El curro bien, mis gatos bien, mi familia bien, mis amigos bien.

He podido leer el libro que me dio nombre (La noche de los tiempos), gracias a que Paul (eh, tío un saludo xD) me recordó su existencia =). Ahora estoy enganchadísima a "Guardianes de la Noche", porque han publicado la segunda parte, y ya podré ir de enganche al acabar.

He visto cantidad de pelis en casa, algo de anime, y en el cine "Sweeney Todd". Por cierto, no tenía ni guarra de que era musical xD =_)

Bueno, bueno *^-^* parece que en Semana Santa voy a cumplir mi propósito de año nuevo "viajar más fuera de españa" pronto *^-^*

Y estoy esperando que algún zopenco tenga a bien abrir su puto mail, ese que no mira en la jodida vida, y lea una carta que lleva una semana sumida en la miseria.

Respecto al WoW, sigo jugando, Saranna no está en ningún clan aun, mi maga de Cthun sigue en nivel 40 desde hace una semana y es posible que hoy llegue a 41. Con la calma y disfrutando ^^

Y he dormido más que una familia de marmotas *^-^*

Life's so good!

*****

Carta a un diario, que a saber si publicarán o no, pero lo genial que me quedé escribiéndola.

¿Ave, AVE?

Soy barcelonesa, y llevo más de diez años viajando de Barcelona a Madrid, por motivos tanto personales como profesionales, variando el medio de transporte según las necesidades, facilidades y recursos del momento.

He viajado en todas las compañías aéreas. He viajado en autocar. He viajado en coche particular o de alquiler. He viajado en tren, diurno y nocturno, incluyendo las viejas literas.

Por circunstancias, no me he decidido nunca a sacarme el carné de conducir.

Jamás se me ocurrió por qué motivo viviendo yo en la cosmopolita Barcelona, y trabajando también siempre en la capital, debería haber incurrido en gastos, si las comunicaciones en la ciudad me permiten ir donde quiera por metro, autobús o ferrocarriles e incluso trenes.

Llevaba mucho tiempo esperando ver las obras del AVE finalizadas, y contar con una vía rápida para llegar a Madrid. Emocionada, leía cada día las noticias, y hablaba con los amigos, pues la mayor parte los tengo en la capital y de ahí mis vaivenes.

Sin embargo, llegó el día del “estreno” sin pena ni gloria. Sin apenas publicidad, como un susurro y entre temores. Sin fotografías. Casi en la total clandestinidad.

La información llegaba a cuentagotas: horarios, precios… Se hablaba del “puente-tren”, el billete abierto, la tarifa estrella y la tarifa web (de plazas limitadas y hasta un 60% más barata). Se habla de catorce mil billetes vendidos.

A día de hoy, planificando las vacaciones, me dispongo a adquirir un billete para disfrutar de la Semana Santa con mis seres queridos, con la sorpresa –si bien era de esperar-, que no queda una sola plaza en tarifa web y lo más barato es la tarifa estrella.
Por un momento, me indigno, no he visto ninguna “W” al lado del tren elegido. Empiezo a plantearme realmente su existencia. Llamo al teléfono de información, y me comunican que las plazas existen, únicamente son limitadas.

Adicionalmente, dicha tarifa es para el disfrute de los primeros trenes de la mañana entre semana, o mediodía y tardes en sábados y domingos.

Es entonces cuando me enfrento a la realidad de que la opción más optimista de utilizar el tren de Alta Velocidad será pagando 71’70 euros por trayecto, es decir: 143’40 euros en total, si pretendo alcanzar mi destino en las publicitadas dos horas y treinta y ocho minutos.

No obstante, se escapa de mi presupuesto, y me resigno a las cuatro horas y media de un Alvia, un Altaria, u otra alternativa… Pero en la web de RENFE ya no se pueden adquirir esos billetes. En el teléfono de atención al usuario de compra Internet me informan que online no es posible comprar otros tiquets, y que caso de estar interesada podría hablar directamente con reservas telefónicas.

Cual es mi sorpresa cuando la señorita que me atiende en Reservas Telefónicas, me confirma que ya no hay trenes en conexión Barcelona – Madrid que no sean AVE.

En adelante, o Alta Velocidad o nada.

Bien es verdad que queda un reducto: el viejo estrella nocturno –parece ser que sin literas-, con el trayecto en 10 horas y al módico precio de 40 euros de media por dirección.

Y me asalta una retahíla de preguntas:

¿Será que ahora viajar a Madrid desde Barcelona -o a la inversa-, es potestad de unos pocos privilegiados?

¿No era, acaso, la finalidad del AVE acercar ambas ciudades, facilitar el transporte?

¿Son una falacia, las emotivas imágenes que pueblan la web de RENFE con encuentros que terminan en abrazos entre quienes pretenden ser familiares o amigos?

¿Acaso no se espera que los ciudadanos podamos utilizarlo con asiduidad en nuestros desplazamientos?

¿Acaso el punto de mira del negocio está en los directivos, cuyas empresas pueden costearse los ciento ochenta euros por semana?

Y siendo así, ¿a qué nos enfrentamos nosotros, los ciudadanos de a pie?

¿En virtud de qué tenemos que ver mermados nuestros derechos?

Por que, en definitiva, el AVE no ha sido un complemento o alternativa a lo ya existente, no: La implantación del AVE es “la” imposición “monopolista” del transporte ferroviario en trayecto Barcelona – Madrid.

En consecuencia, ¿qué alternativas quedan? ¿Volver al viaje nocturno, y esta vez sin literas, de diez horas de recorrido? ¿Al transporte por carretera? ¿A las seis a ocho horas en autocar? ¿A la reserva de billetes aéreos “low cost”, en compañías cuya política es la reducción de líneas? ¿A la reserva de billetes aéreos a precios de AVE?

Espero que esta “reducción” en la oferta de trayectos ferroviarios sea una medida puntual, pero en caso contrario solo tengo una cosa más que añadir: Dennos la posibilidad de elegir.

Dennos la posibilidad de plantearnos en nuestra propia ecuación “coste-beneficio” si queremos o podemos afrontar el pago adicional de un mínimo de 50 euros por viaje respecto a un Altaria, por ahorrarnos –en el mejor de los casos- dos horas de viaje por trayecto.

Utilizar el AVE debería ser “una” opción, no “la” opción, pues entonces tal vez no supone la mejora en las comunicaciones que todos esperábamos.