12/28/2006

Feliz Año Nuevo

Bueno, aquí estamos, en el día de los Santos Inocentes, y la verdad, esto parece cachondeo, pero no.

Y dado que es el primero de los que espero sean muchos años por venir, me gustaría felicitar las fiestas a las intrépidas personas que aventuran sus narices por aquí, así que Feliz Año Nuevo, y Felices Fiestas.

Y nada, ya que estamos, dejo aquí mis propósitos de año nuevo, y mi wish list, para a fin de 2007 ver qué he conseguido y qué no.


Bloque 1 - Mejoras personales


  • Ser igual de eficiente (o mejor si cabe) en mi trabajo
  • Pasar a segundo de protocolo sin volverme loca o morir en su defecto
  • Dejar de morderme las uñas
  • Mejorar mi autocontrol
  • Rallarme menos por quien carajo sea que tenga al lado como pareja, si la tengo
  • Aprender a tejer el punto al revés y hacer una bufanda decente
  • Volver a taekwondo, para pegar patadas a algo que no sea orgánico
  • Adquirir el hábito de comprar más ropa y no sólo libros
  • Comer algo más que pipas, cereales y cocacola en casa, pizza y otras basuras congeladas
  • Adquirir los buenos hábitos de la cocina mediterránea (conseguir un cocinero sexy en su defecto).

Bloque 2 - Mejoras en el entorno

  • Castrar a mis gatos para que me dejen dormir
  • Acabar de arreglar mi casa antes de primavera
  • Poner aire acondicionado en mi habitación
  • Ampliar mi biblioteca hacia el techo (porque no queda más espacio)
  • Poner alguna puerta en casa

Bloque 3 - Wish List

  • Comprarme una tele guay para mi cuarto
  • Comprar una tele guay (más grande) para el comedor
  • Comprar los muebles del comedor, para que el comedor sea merecedor de ese nombre.
  • Cambiar el PC para poder jugar al WoW en condiciones
  • Adquirir la edición de coleccionista del WoW
  • Comprar una minicadena para escuchar Flaix y Máxima cuando estoy en la casa
  • Comprar unos buenos patines online, para ir por ahí con Lemon y Grunttt

Bloque 4 - Cajón desastre

  • Viajar más
  • Ir a Madrid alguna vez, pero por placer y no sólo por trabajo
  • Visitar Eurodisney
  • Seguir saliendo de cachondeo con la tropa Asshai

Y bueno, creo que básicamente, esto es todo de momento.

El 2007 no ha llegado, pero ya está cargado de promesas, de cambios y de cosas buenas. Va a ser un buen año, seguro =)

Ya es casi primavera, ya es casi verano...

12/27/2006

Esto también pasará

(c) Marek Hlavaty

Los personajes de mi selección de grandes películas de acción de ayer y hoy, como por ejemplo “La boda de mi mejor amigo”, pronuncian de tanto en tanto frases de esas que alguna vez oyes por ahí y se consideran ya “célebres”…

“Esto también pasará”

Sí, la verdad es que todo pasa, quieras o no. Lo bueno, y lo malo.

Hace unos días bajaba del bus hacia casa, y en el camino de la parada a mi sancta sanctorum me quedé recordando un poco todo lo que ha pasado este año.

La verdad es que este año ha pasado volando, muy, muy, muy rápido. Apenas si me di cuenta de ello. Pero por otro lado, mucho de lo que ha sucedido me parece terriblemente lejano.

Supongo que es lo que tiene la Navidad que le pone a uno melancólico, y hace que rememores qué hacías el año anterior. Pues el año anterior yo estaba en casa de uno de mis ex, haciendo la comida me imagino. Y este año pasé el día de Navidad en mi casa, en mi cama, viendo eso que una vez juré y perjuré que no vería en la vida porque era un palo (uséase: la serie de Lost), comiendo una pizza caprichosa made in Buittoni, en la compañía de mis gatos.

A más lo pienso, más me parece que soy una de esas viejas locas solitarias que viven con felinos xD, con la salvedad de que no soy vieja (aun, todo se andará).

La cosa es que caminando hacia casa aquel día, me parecía mentira todo lo que estaba yo haciendo a principios de año. Quiero decir, que si me hubieran dicho que fue un sueño, o alucinaciones mías y que nunca viví esa situación, me lo hubiera creído.

¿No es curioso? Que puedas llegar a sentir muchísimo por algo o por alguien, pero después ase el tiempo, y que de verdad se borre, y que ya no sientas nada cuando recuerdas aquellos días. Ni rabia, ni dolor, ni tristeza, ni ansiedad… Simplemente nada. Como si nunca hubiera estado ahí.

Y si piensas eso, cuando ha pasado apenas un año… ¿Qué quedará de esos recuerdos dentro de diez? Absolutamente nada, como esos sueños que no recuerdas al despertar y que un día un flash te trae de vuelta.

Por un lado, ese conocimiento provoca un alivio increíble. Tener la certeza de que lo que hoy duele, mañana no dejará apenas rastro… O si no mañana, cuando pase el tiempo suficiente.

Grunttt siempre me decía, el tiempo lo cura todo. La sabiduría del orco poeta.

Estos días está de moda la pregunta esa de “¿qué tal las fiestas?”. Es casi de tan mal gusto como preguntarle a un soltero “¿tienes ya pareja?”. Porque… ¿Qué voy a responder?

- Pues mira verás, una puta mierda, en mi casa, en la cama, viendo la tele. Me he visto los cinco primeros capítulos de Heroes, la primera temporada de Lost, he engordado probablemente un par de kilos y he leído Strangers in Paradise. Ah, se me olvidaba, también estuve en el tanatorio.

Pero claro, ¿queda muy feo decir eso no?

Anyway…

Hay cosas que no pueden esperar y que no entienden de festividades. Supongo que la muerte es una de esas. Está claro que cuando pasa uno piensa “Joder, será por días…” Pero seguro que el primer implicado en el tema, no estaba para nada interesado en que le sucediera nada ni ese día, ni ningún otro. O sí… Qué sé yo.

El caso es que muy a nuestro pesar estuvimos en el tanatorio el lunes y el martes, porque falleció el padre de un amigo. En esos días te das cuenta de la gente que está a tu lado de verdad. Y de las cosas que importan. Y por un momento, por un instante me quedé pensando… Fíjate… Ahí mi amigo con el berenjenal y yo con pensamientos triviales como si le gusto a un imbécil o no.

Supongo que cosas como estas te hacen poner un poco todo en su sitio.

Aparecen personas que no habías visto en meses, y que sabes que después ya no volverás a ver, pero bueno, al menos tuvieron dignidad bastante como para estar en el momento que tuvieron que estar.

Pasa que no pude contener mi lengua sarcástica y me salió del alma la frase “Vaya, vaya, mira lo que nos traen los fantasmas por aquí”… Así soy yo, doña conciliación. Aun suerte que no dije nada peor. Por respeto, supongo.

La verdad es que la experiencia del tanatorio no me gustó nada.

Bueno, claro que… ¿A quien le gusta? Quiero decir, no es el típico sitio al que vayas a leer por deporte (aunque yo me llevara un libro por si las moscas).

No tenía gana alguna de entrar en la sala de velatorio, así que estuvimos todo el rato en la sala amplia de fuera, en los sofás, charlando y riendo en la medida de lo posible. La cosa es que no podías escapar igualmente a la realidad de la situación. A la que te descuidabas pasaban “esas cosas” por delante de ti… Ya sabes… Las cosas esas de madera (por fortuna, cerradas).

No me atreví a ver el bueno… El Eso. No es que tuviera una gran amistad con el padre de mi amigo, la verdad, estaba allí para apoyar a mi amigo y nada más. Para que no estuviera solo. Por un lado sentía el impulso de entrar… Pero por otro… Es como… Mientras no lo ves, puedes negarlo. No vas a tener esa imagen grabada en tu retina. Incluso podrías obviarlo o hacer ver que se fue de viaje.

En cambio… Ponerte ahí delante… ¿Quién querría por voluntad propia? Ver no sé… Que de verdad queda una cáscara y no hay nada dentro. Que ya no se mueve… Joder, me parece muy fuerte. Así que no me atreví a entrar.

Al día siguiente tuvimos el resto del velatorio y la misa. En fin… Me entró un cierto remordimiento de conciencia… ¿Pasará algo por que una atea esté en la misa de un difunto cristiano? Quiero decir… Yo no rezaba. Pero bueno, como dice Grunttt el funeral es para los vivos, para ayudarles a pasar el trago y seguir adelante.

La única cosa con la que estoy de acuerdo de todo el discursito del cura fue que morir es la última cosa que hace un vivo. O algo así.

Después, fuimos directos ya al cementerio a dar por concluida la ceremonia, con todo lo que ello conlleva.

No sé. Parece un poco irreal. No me acabo de imaginar el día que le pase por ejemplo a mi familia. Lo único que pasaba por mi cabeza era… Cualquier día (lejano, esperemos) estaré yo ahí. Quiero decir… No en el sofá sentadita. Si no en… Bueno, Ahí.

Joder, espero que no se le ocurra a nadie jorobarme la “existencia” con una ceremonia cristiana. A mí que no me rocíen con agua bendita ni echen los sermones esos, ni hagan la clase de aeróbic gratuita a quien me venga a despedir. Tanto “levántense, siéntense”. No sé. Supongo que con que me despidan, dejen el Eso cerrado, con una foto mía si acaso encima (por los buenos tiempos), rodeada de mis amigos y mis gatos (o un álbum de fotos ya puestos), basta. Y que no sermoneen a nadie, que yo ya sé que no hay vida eterna. Y después yo qué sé… Que la gente se vaya de fiesta.

Que no estén tristes y que piensen que eso también pasará y que un día recordarán todo como una cosa más. Porque supongo que si profundizas mucho, acabas volviéndote loco. Y conociendo a mis amigos, si son ellos quienes vienen a despedirme (que espero que sí, porque eso querrá decir que no tengo que despedirlos yo), convenimos todos que no necesitamos que estén más locos.

Anoche, la verdad, no dormí bien. Me desperté unas cuantas veces… Y me quedé pensando… Joder, si yo siento esto y no duermo bien… Qué no sentirá mi amigo. Supongo que ahora lo que toca es estar todos juntos. Y apoyarle. Porque para eso estamos.

En fin.

Ya te digo, vaya navidades.

Lo gracioso es que los fantasmas siguen apareciendo.

Hoy incluso mi anterior ex. El que originó el presente blog, de hecho. Fue una especie de reencuentro así entretenido. Teníamos un par de cosas pendientes que finiquitar.

El caso es que me dijo que no sabía bien, bien, si hablarme o no, porque sabe que soy rencorosa y pensaba que le odiaba.

Hombre, realmente, odiarle, odiarle, lo que se dice odiarle, pues no. A ver, la verdad es que sentí algo muy parecido a eso al principio. Además estaba convencida de que me la había jugado.

Me dijo que era libre de creerlo o no, pero no había sido así. Más vale tarde que nunca, dicen. Aunque es lo que le respondí esta mañana: que realmente, ahora ya no importa, pero aprecio el detalle.

Y es curioso, porque de todo eso que sentía, no queda nada. Me asombra, en serio, la capacidad del ser humano de olvidar. Dicen que si ahora nos salieran todos los dientes, como cuando éramos pequeños, nos moriríamos del dolor. Supongo que esa es de las primeras experiencias que uno aprende a dejar atrás. ¿Quien quiere recordar un mal trago?

No sé… Supongo que cuando algo no funciona, pues no funciona. Y punto. Quiero decir, ¿qué más da buscar de quien es la culpa? En el fondo el resultado es el mismo.

Y cuando ya no sientes nada por esa persona, puedes hablar con ella como con cualquier otro ser sobre la faz del planeta. Supongo que no tienes porqué destrozarlo. Ni hacer ver que no existe. Ya se encargará el alzheimer de eso dentro de unos años.

Supongo que debe ser la madurez fruto de las primeras canas. La sabiduría inherente al blanco, qué sé yo.

Debería hacerme una camiseta con: “Yo sobreviví a mi Primer Ex, al El Dibujante, al Panadero Informático, a la Hija del Fuego, al Informático Loco, al Capitán Nemo, y sobreviviré al próximo (o próxima, que no lo descarto)”. Si acaso me pido una XXL, que al paso que voy… A los 80 no sé cuant@s Ex tendré xD

Y que me entierren con ella xD y en tanga. No me quiero imaginar a una yaya vestida así… Realmente, mejor que no abran el Eso cuando me velen xD

Iremos haciendo marcas en la camiseta, como los cowboys hacen muescas en la culata de las pistolas.

Ahora que tengo que decir, que me siento muy satisfecha de que hasta la fecha no llevo los cuernos puestos… Que, la verdad, era casi lo que más me jodía del asunto. Ysondra y su Ego. Qué le vamos a hacer.

Nada dura para siempre. Ni las alegrías, ni los pesares.

Esto, sea lo que sea, también pasará.

12/21/2006

Strangers in Paradise

(c) Terry Moore

Últimamente se me ha dado por leer Strangers in Paradise, así que estoy devorando ávidamente los tomos. La semana que viene no me quedará nada por leer... Así que tendré que pensar seriamente en importar los números que falten de USA, o morir de desesperación.

Terry Moore es un gran escritor, un guionista genial que sabe emocionar... Por ejemplo:

If You're Leaving Me

If you're leaving meplease don't tell me.
You're still pleasing me.
Do I fail you?
I will wonder today
If tomorrow you'll stay.
I can hear your voice turn cold
When you turn to me I know
I'm the one who won't let go
Are you blaming me for holding on
When you let me know

It's my last chance
And I know it's gone.

If you're leaving me
please don't tell me.

You're still pleasing me.
Do I fail you?
I will wonder today
If tomorrow you'll stay.

©1997 Terry Moore


A Distant Scream

Somedays I think
I'm going to give it all away
Find a job that pays
Some letters behind my name.

Somedays I'll be
Standing at a mirror looking in
Your face starts fading in
The feeling comes again.

I guess I'll always be
The losing side of you.
Your mismatched other shoe
Your after midnight blues.
Love is a mystery to me
A loser's dream.

These days
Are spent in hot desire to be the way I was
To ride the magic bus
To try and stay in touch.
Afraid
My face is just a memory to those I knew.
An influential clue
To what they have to lose.

I guess I'll always be
The losing side of you.
Your mismatched other shoe
Your after midnight blues.

Love is a mystery.
To me a distant scream.


Words and Music by Griffin Silver
©1997 Dancers In The Valley Music, Inc.

No hay nada como el hogar...

- Totó, quiero volver a Kansas...

Sí, la verdad, no hay nada como el hogar.

La experiencia por Blogsome no me ha acabado de agradar, así que me vuelvo al redil, que no lo llevaba tan mal.

Mujeres...

No hay quien las entienda...

12/14/2006

Dormida

(c) Jacob Probelski


Se despierta, y contemplándose ante el espejo no ve más allá de sus ojeras y esas, las arrugas en su cara, marca de una noche de sueño en la cama.

No, no hay señal de descanso alguno en su rostro.

Gira su cara observando mejor las señales inequívocas de otra noche intranquila. La falta de calma empieza a mellar su cuerpo tanto como melló tiempo ha su espíritu. Pero no tiene más remedio que fingir y salir a la calle.

Sonríe ante el espejo. Sin gracia. Sin gana alguna. Quien no la conozca pensará que se trata de una sonrisa sincera, no así sus amigos. No hay brillo en su mirada cansada.

Otro día más lanza su ropa sobre la cama, no es más que una bola de tejidos arrugados que, además -y muy a su pesar-, tiene que planchar.

No, no son tareas placenteras de realizar a las seis y media de la mañana.

Mecánicamente se dirige a la cocina, enciende la plancha. Arregla su traje y se viste. Sin ánimo, sin emoción.

Dirige sus ojos a la cama vacía, ensimismada una vez más. No recuerda cuánto tiempo hace ya… Tal vez un mes… Y la mitad sigue tan hecha como siempre, perfecta, intacta.

Ya no duerme en “su” mitad de la cama, prefiere dormir en la mitad en que yaciera él. Absurda forma de tortura, pero, ¿no es acaso tortuoso el ser humano?

Ya está lista, ya está preparada. Viste su sonrisa por la calle como una máscara, como la ropa que, sin ser de su estilo, lleva cada mañana por imperativo profesional. Recoge una bolsa que había tendida sobre la cama.

Cruza el pasillo, abre la puerta y atraviesa el umbral, no sin antes echar un último y bucólico vistazo atrás. Cierra la puerta pasando la llave tras de sí.

Se encamina a la parada de bus como cada mañana.

Se sienta, mientras coloca los auriculares de su pequeño aparato de música.

Se queda mirando la ventana, contemplando las calles pasar… Las personas, grises, vacías, que se le antojan desde tiempo ha sin color… Oyendo la música sonar, a lo lejos, de fondo, saltando de canal en canal.

No, no hay nada que llene ya su corazón.

Se pregunta si acaso no es posible que uno caiga en la trampa de su propia mentira. Si, tal vez, haya escondido tan bien sus sentimientos que no sea ya capaz de encontrarlos o quizás los haya hecho realmente desaparecer.

Busca en su interior, pero no hay nada. No hay tan sólo una sonrisa para su recuerdo de él. “¿Qué nos ha pasado? -se pregunta- ¿Será verdad que ya no siento nada?”. Y nada se remueve en su interior. Ni un mísero halo de alegría o calidez tiene ya dentro.

Se entristece al contemplar la bolsa.

Sobresalen las puntas de algo parecido a dos agujas, testigos únicas de sus arduos intentos de crear su propio regalo de Navidad para él. Será posible que, punto a punto, ¿se haya escurrido todo lo que sentía entre la lana? ¿Qué de tanto pensar, al final, realmente no sienta nada? ¿Qué se haya curado cual milagro, la tristeza malsana?

Cambia la canción en la emisora de radio, oye un débil susurro en su corazón.

No, no se ha librado de él todavía.

¿Por qué sentir esa contradicción?

¿Por qué no olvidar?

¿Por qué la persigue?

De noche, de día…

Despierta, dormida…

No hay forma alguna de escapar. No hay sitio alguno donde huir. Por un momento sonríe con pesar. Quizás no quiere huir, ella. Quizás simplemente quiere volver atrás, al bulto a su lado en la cama. A contemplar su cara. A las risas de la mañana.

No, no está apagado pues el fuego en su interior.

Su máscara es máscara sin más. No ha olvidado, sólo duermen sus sentimientos escondidos en algún rincón.

Sonríe nuevamente.

Al menos, alguien; al menos, algo; duerme.

12/09/2006

The Point

Hacía ya un tiempo que no me dedicaba a escribir.

Vengo asumiendo que, sinceramente, para mí escribir es una terapia y lo hago en especial cuando me siento como una mierda (que no es –exactamente- el caso ahora mismo, pero que bueno, no estoy en mi mejor momento).

Imagino que este tiempo sin escribir ha sido por dos cosas: la primera, porque no lo necesitaba, y la segunda, porque cuando lo empecé a necesitar nuevamente, no quería afrontar el problema.

No sé… Qué quieres que te diga…

Últimamente mi cabeza está llena de malos pensamientos. En general casi todos ellos referentes a la porquería de vida que tenemos y la bazofia de mundo que habitamos. Toda una iluminación, lo sé, como si nadie más lo pensara…

Y el hecho es que al final llegas a la conclusión de que realmente la vida es un cúmulo de malos momentos con algún par de momentos estelares que te dan fuerzas en extrañas ocasiones…

Estuve meditando al respecto de la inmortalidad… De hecho, lo que antes se me antojaba una bendición, es hoy por hoy, el peor castigo que me podría acontecer. La inmortalidad está muy bien cuando todo va genial, pero no nos engañemos… La vida es una porquería, así que antes se acaba, mejor. A qué alargar los trámites.

No digo que la vida no tenga sus cosas buenas, pero en mis momentos de bajón, tiendo a pensar que cuanto antes se finiquite, antes me quedo en paz. Llevo ya veintiocho años sobre la faz de la tierra. La mayor parte de ellos los he dedicado a estudiar. El resto a trabajar, y ahora a pagar facturas (y a intentar estudiar a ratos). Y pienso… Joder… Si los próximos 70 años de mi vida van a ser así… Coño, te juro que no los necesito.

No me suicido porque soy cobarde, claro. Y porque me figuro que en el fondo creo que no vale la pena y que aunque suena a tópico, la vida es una y hay que vivirla. Dice Nashiel total, tiempo de morirte siempre lo tienes. Aunque a veces pienso, si mañana no me despertara, tampoco me importaría (eso sí, que no me duela). Aunque a ver quien cuida a mis gatos.

Cuando me pongo así, los amigos intentan que me enfoque en las cosas buenas y maravillosas que tengo… Se refieren claro a ellos (Grunttt, y poca gente más, Nashiel y bueno… me sobran tres dedos, aunque sé bien qué hacer con ellos), al piso, al buen trabajo y tal… Pero, joder… Lo que más quiero en este mundo, no lo tengo.

Sí, soy una romántica empedernida. My fault. Guilty indeed. Ya no se lleva esto, ¿sabéis? Aunque quizás no es que sea un “ya no se lleva” si no un “nunca se llevó”.

Para cuando tenga hijos, he tomado una resolución: nada de libros de cuentos y pelis románticas… No. En su lugar: biografías de los dictadores más reputados de la historia y pelis porno… Y con suerte tendrán una visión mucho más realista de la vida que le espera fuera del jardín de infantes. Porque… La vida no es fucking pink. Es jodidamente negra, o marrón en el mejor de los casos (caqui o rojo oscuro, dependiendo del estado de los intestinos de cada uno).

Me aburre empezar las cosas una y otra vez… Y otra… Y otra… Y otra… Todo el mundo dice que si uno se cae, se levanta y punto… Sí claro, pero cada vez que te levantas tienes una nueva cicatriz… Y quizás la próxima vez que te caigas te dele más… ¿Nadie lo ha pensado?.

Recordemos por un momento a Humpty Dumpty, el pobre huevo de Alicia en el País de las Maravillas, que se cayó (por gilipollas) de un muro… Y tuvieron que recomponerlo con pegamento… O los ciudadanos de la ciudad de porcelana de El Mago de Oz…. Por más que intentes pegar algo, a bien que lo hagas, siempre queda la marca… Y a la larga, pierdes cachitos.

Cuando me siento así, acabo cayendo en la autocompasión y me siento impotente… Y me toca la moral cosa mala, porque incluso pierdo la poca fe que tengo en mí misma…

El otro día hasta pensé que tal vez a Grunttt le molestara… Estos días he estado pensando que cuando me rompo en cachitos, al final siempre recurro a él para que me ayude a recomponer las piezas otra vez. A veces tengo la sensación de que ya no sé hacer nada sola, o que si hago las cosas solas no van a salir bien.

Me molesta eso. Me molesta depender… Pero cuando estoy sola delante de las decisiones parece que no hago más que dar vueltas en círculo. A veces sé que hablo con él esperando que me diga la frase mágica “todo saldrá bien”, “todo se va a solucionar”… Pero muchas veces no la oigo, porque no me va a mentir.

Cuando hablo con Grunttt sobre mis problemas triviales, que siempre son los mismos, es decir: las cosas que no puedo solucionar por mí misma, que no son (por lo general) ni dinero, ni trabajo, ni alojamiento, ni estudios; si no “mi corazón partido” como diría Alejandro Sanz (impresionante que mencione a ese tío en mi blog); muchas veces las conclusiones que saco no son muy útiles.

Pero algunas veces veo la luz.

Por ejemplo…

Yo creo que (y esto con cualquier cosa que uno quiere) todo se puede conseguir en esta vida. Metas realistas claro. Supongo que los tios entran en este apartado, porque como los pobrecitos son más simples que el mecanismo de un chupete… Pues bueno, ya sabemos todos de qué pie cojean….

El caso es que con paciencia y esfuerzo todo se consigue… La cuestión principal, pues, no es “¿voy a conseguir lo que quiero?”. Si no: “¿vale la pena el esfuerzo?”.

Sí señor, ésa es la pregunta.

Muchas veces utilizamos frases de estas hechas, que no nos paramos a analizar lo que quieren decir. Forman parte del vocabulario habitual y punto… Pero la frase “Vale la pena…” es digna de análisis… Porque en el fondo no viene a reflejar ni más ni menos esa lucha interna sobre pros y contras que se colocan en una balanza.

Quizás puedes conseguir que vuelva contigo el amor de tu vida. Quizás puedes conseguirlo arrastrándote, sufriendo en silencio, escondiendo partes de ti misma, negando otras tantas… Haciendo sacrificios importantes… Siendo paciente, dando tiempo… Pero… ¿Vale la pena?

¿Vale eso tanto la pena? ¿Todos tus llantos? ¿Toda la amargura? ¿El desánimo y la desesperación?

Y yo, sinceramente no lo sé.

A veces pienso que sería más feliz como algunas de esas chicas que van a tío por noche y si te he visto no me acuerdo. Coñe… ¿Por qué habré salido yo tan chapada a la antigua?

No sé, estoy confusa. Y leer “Strangers in paradise” no me ayuda mucho, la verdad.

No sé porqué me tengo que esforzar yo, en ayudar a nadie… Si nadie me ayuda a mí. Preocuparse por la otra persona, ya no está de moda. Cuidar a otro no está de moda. Sacrificarse por otro, no está de moda.

La cuestión es, está de moda el egoísmo.

Me toca lo indecible la moral, que sea tan condenadamente retorcida en algunas cosas… Y tan jorobadamente cándida en las que quizás de verdad importan. Parece mentira. Veintiocho años de bofetones, y aun no he aprendido esta lección.

Y lo único que sigo pensando es… ¿Vale la pena?

Por cierto, para colmo hoy Grunttt me ha dicho que ha descubierto mi primera cana… Hay que joderse…

Sobre llovido, mojado…