9/11/2006

Casualidades y fantasmas



Hay veces que vale la pena, pararse un momento en el camino, y mirar atrás. Para saber de dónde vienes, y para saber hacia dónde vas.

Lamentándolo mucho, hasta mis próximas vacaciones voy a tener poco tiempo para “mí” y para escribir. Tendré que conformarme con esos ratitos libres de los que voy a disponer si quiero escribir notas del calibre a las que estoy acostumbrada, aunque seguramente en cuanto me habitúe a administrar de forma más eficaz mi tiempo, tendré un momento para todo lo que quiero hacer.

Hace unos días recibí un comentario que me hizo pensar, y por el cual me paré un poco a leer mis viejos posts, cosa que me ha servido para ver que realmente algo ha cambiado en mí y me he centrado un tanto, y me alegra mucho, mucho, ser capaz de decirlo.

Probablemente todo lo que ha pasado en los meses desde que empecé a escribir me ha hecho madurar, porque ahora ya soy al fin un ente autónomo... ¿No es impresionante? Es como volver a nacer y cortar por segunda vez el cordón umbilical que te tenía ligada a tus padres, esas personas que te llevaban en su seno y velaban por ti cada día.

Y una vez más me tocó aprender a caminar con mis piernas, a fortalecerlas poco a poco, y vale sí, es difícil, pero no imposible, y es una experiencia que a pesar de todas sus cosas malas no deja de ser maravillosa.

Con todo, me doy cuenta de que este exceso de libertad (que no aun libertinaje), me está haciendo ser más egoísta de lo normal si cabe, y siempre es todo “yo, yo, yo, yo”. Me molestan mucho las cosas cuando no salen como yo las querría o cuando no se hacen en el instante que yo quiero.

Supongo que no iba a ser siempre todo tan perfecto.

Aunque el motivo que me impulsó a empezar el blog no fue algo ni de lejos alegre, si no más bien triste y pesaroso, y fue como un grito lanzado de auxilio que solo pudieron escuchar a priori mis amigos y yo misma, he sacado muchas cosas buenas. Conocerme, desfogarme, y a lo que se ve, ayudar a alguna amiga en el camino porque sí, las rupturas son como los embarazos: una epidemia.

Empieza una de tus amigas y se propaga como la gripe intestinal. Qué le vas a hacer.

Lamentablemente, la tristeza no tiene antibióticos, pero tenemos un montón de anticuerpos, los amigos, la familia, los blogs y bueno, imagino que algunas personas meterían en el saco el alcohol.

Yo, que soy abstemia, y que ni bebo ni fumo (pero ahora ya no tengo que escuchar eso de “si no fumas, ni bebes, ni follas, ¿para que vives gilipollas?” porque al menos cumplo uno de los tres requisitos); no sabría hablar de las virtudes del estar ebrio como remedio contra la depresión, pero por lo recurrido que es, imagino que algo ayudará.

Y hoy por hoy, me alegro de haberme lanzado a escribir, porque no sólo he ido conociendo gente por el camino, si no que además ha habido algún que otro feliz reencuentro (y no es solo por le señorito Viscarri xD).

Hace unos pocos días recibí un mail de alguien que en su día fue importante en mi infancia y en mi adolescencia, de mi antiguo profesor de Taek won do, y la verdad, era una de las últimas personas que había esperado volver a encontrar y más aun de esta forma tan casual.

Un personaje de la saga de libros que ahora sigo con avidez, “Canción de Hielo y Fuego”, dijo una mítica frase: “Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida”.

Sí, es cierto. Hay momentos en los que mirar atrás no hace si no acobardarte. Cuando estás huyendo. Pero cuando estás “a salvo”, o cuando te has enfrentado a un problema, es bueno mirar atrás para aprender.

A veces, lo que hay a tu espalda no es el Coco, ni el Hombre del Saco, a veces hay un montón de gente que te estima y esta ahí para apoyarte, o que incluso han estado ahí cuando tu siquiera fuiste capaz de percatarte.

Es bonito detenerse algunas veces y ver todo eso.

Al final, parece que es cierto que las casualidades existen... Porque si aquel no me hubiera dejado, yo no hubiera escrito, ni hubiera entrado en el foro, ni hubiera conocido a esa gente fantástica ni hubiera conocido por ende, a mi ““amigo””.

A pesar de todos mis miedos, y mis gruñidos y mis tonterías y fantasmas, al final me decidí a seguir adelante.

Hace pocos días hubo uno de esos momentos que sabes que son definitivos, que lo que hagas o dejes de hacer puede cambiarlo todo.

Realmente había tomado la firme decisión de dejarlo correr. Tenía verdadero pánico de lo que podía pasar. De lo que podía ir mal... No tengo muy claro de donde venía toda esa bomba H de pensamientos negativos, pero el caso es que estaba envuelta en un aura de pesimismo densa y asfixiante, y no veía más allá.

Estaba muy confusa, y tenía sensaciones muy contradictorias en mi interior. No cesaba de pensar que seguir adelante iba a ser un error, si ya ves, nos gustan diferentes tipos de música, nos movemos en ambientes distintos, tenemos formas de ser un poco dispares, vestimos estilos opuestos... Somos tan diferentes... Yo, que a pesar de todas mis locuras, soy la típica persona que notas no porque sea estridente, si no porque intenta ser el colmo de la perfección, del buen hacer...

Cuando salgo me gusta ir arreglada, incluso dentro del “pasotismo”. Siempre lo he dicho: Me gusta que me admiren, no que me miren porque me comporto raro. Hay diferencia...

Y sin embargo, él, a pesar de su hipotética timidez, es estridente y desenfadado, no se preocupa por lo que piensan los demás en absoluto, y eso me dio que pensar, porque comparada con él, parece que yo actúo para obtener el beneplácito de los demás.

Supongo que él es así. Es sencillo, simple, que no tonto. En absoluto. Es una persona muy inteligente. Se da cuenta de las cosas aunque creas que no te está haciendo caso. Y valoro eso más que nada.

Todo ese montón de cosas me pasaban por la cabeza hace dos domingos, cuando la única cosa que flotaba en el aire era “¿Qué hacemos?”. Y por primera vez me plantee de verdad toda la situación.

Muchas veces, cuando una situación te lleva al límite y tienes que decidir algo a vida o muerte, no sé porqué la cordura se abre paso entre toda la porquería que pulula en tu cabeza.

Y me quedé pensando que, a pesar de ser tan distintos, en las cosas que de verdad importan, somos parecidos. Y que si el podía respetar y aceptar que yo soy una manipuladora asquerosa, porqué no voy a aceptar yo que el es un energúmeno...

¿Realmente tienes que dejar pasar a alguien con quien pasas unos momentos cojonudos, con quien conversas gratamente, con quien puedes ir al cine a ver pelis en versión original o a pasear por el Mercado San Antonio y hablar hasta las tantas de la noche, sólo porque no viste de la forma adecuada, o está tan orgulloso de quien es y cómo es, que no le importa lo que piensan los demás?

¿No debería estar, en cierto modo, orgullosa yo de eso? ¿Y aun sin estarlo, no debería ser suficiente que me acepte con todos mis defectos –que hablando seriamente, no son pocos-?

Y lo único que yo veía por encima de todo eso es: se ríe demasiado, viste despreocupado, y se hace el tonto.

No me puse a pensar de verdad en todo hasta que el fantasma del “hasta aquí llegamos” estaba planeando sobre nosotros de madrugada. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, me dio una pena tremenda. Y pensé que –para variar- estaba siendo una estúpida, que estaba dejando pasar a alguien con quien quizás podría llevarme muy bien, por una imbecilidad.

Y ahora que creo que la tormenta ya ha pasado (o por lo menos la primera), estoy muy contenta. E incluso pienso que me faltan horas para salir por ahí con él, o quedarnos charlando.

Me da igua que sea un "energúmeno". Tiene muchas cosas buenas, que compensan esas que para mí son malas. ¿No es eso compartirte con alguien? Aceptar el pack, sus virtudes y sus defectos y ver incluso en esos últimos, virtudes.

En fin, qué le vamos a hacer, se acabaron las vacaciones, volvemos a la vida real, al trabajo duro y las horas vertiginosas.

Dentro de nada volverán las clases de la universidad, los trabajos de clases y por si fuera poco, me matriculo a japonés. He decidido que cambio las clases de baile, de momento, por clases de japonés...

Necesito una amable pareja de baile... Quien sabe, igual la tengo ya, y yo sin saberlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que grato leerte siempre...

Nashiel dijo...

Muy grato...ciertamente, ahora ponte a actualizar el blog que me tienes abandonadita en la inmensidad del mar :P

Nashiel dijo...

Ale guapa ya está bien de estar sin hacer nada, ponte a subir post de una vez que me tienes en la oscura ignorancia
Y se que tienes un montón a medias por ahí asi k a ver si terminas alguno o voy ahi y te doy un capón, so vaga!

a parte de eso sabes k te quiero mucho :P