4/25/2006

De la vida en general, y la pareja en particular

Desde aquí quiero dejar constancia de mi más firme queja ante la forma vilmente marketinera que tiene todo el mundo de venderte la vida.

Y digo esto después de haber recorrido algo más de la cuarta parte del camino que me queda, con lo cual deduzco que ya puedo hablar del tema con una cierta perspectiva.

Me explico:

Cuando yo era pequeña, le llenaban a una la cabeza de pajaritos: que si cuentos de hadas, que si el matrimonio, que si los culebrones, que si la felicidad de la vida familiar, blablabla…

Hoy en día, esto ya no sucede: los niños viven con la ( ciertamente cruel) realidad de la televisión y delante de su mundo virtual en la consola (no sé qué es mejor, pero bueno, ya en unos años discutiré del tema con mi hermano pequeño).

Así me encontré que con 15 años, esperaba llegar a los 30 con: casa, coche, marido y un proyecto de hijo (o dos). Y ahora mismo me veo con dos años menos de los previstos, cobrando algo cercano (jum…) a lo que esperaba, con un trabajo decente, un piso decente (ugh! debería definir a qué nos referimos exactamente con el calificativo “decente” hoy en día), sin coche, sin marido y (evidentemente) sin proyecto de hijo/s.

Y lo que es peor, tras casi dos meses trabajando en un edificio con otras 1.500 personas, me he dado cuenta de la cantidad de mujeres (imagino que otros tantos hombres) que viven a estas edades solas en sus pisos, como la cosa más normal del mundo y aclamando su independencia. Así que poco a poco empiezas a vislumbrar que lo "normal" tiende a ser la vida de “single”.

No, si a mi la independencia me parece muy bien...

A mis gatos también, que a fin de cuentas ya que no hay pareja en la que invertir recursos, van a tener un menú sibarita cada día (qué se le va a hacer, son mis "niños")... Probaré a darles Evian para beber, como a la gata de alguien que yo me sé.

Vale, sí… Independencia…

Pero, ¿y qué hay de eso de llegar a casa y que esté todo REALMENTE vacío? Y con “REALMENTE vacío” me refiero a que no se oiga un ruido, que llegas y no hay una luz encendida, ni nadie que te reciba (gatos a parte) y que cuando te levantas por la mañana no hay nadie con quien conversar, ni compartir el desayuno...

Algún energúmeno podrá pensar "no, si yo converso cada día: engancho el messenger y listo".

Pues qué tristeza haber llegado a este punto.

Y lo digo con propiedad, después de haber estado viviendo 10 meses con una persona que lo primero que hacía por las mañanas antes de decirte buenos días (creo recordar que no lo dijo nunca), era irse al ordenador y ponerse delante del IRC y el MSN... Enfermizo, vamos... Y lo que es peor: yo hasta llegué a considerarlo (dentro de lo que cabe) un hobby normal (hay que entenderlo, era linuxero el chico, y carnaza de seguridad informática –empecé a pensar que cualquier día me levantaba por la mañana y me veía la lavadora funcionando en linux, por dios...-).

Total, que un buen día te das cuenta que tu relación más importante no es como la de Bridget Jones con una botella de vino, no... Peor: es con una porquería de ordenador... Y la pareja es un accesorio.

Pse…

Creo que el mundo está cambiando muy rápido para mi gusto, y a pesar de que tecnológicamente va a mejor, hay una gran colección de cambios que no me gustan en absoluto, y desde luego en este cajón incluyo las relaciones interpersonales, y especialmente la de pareja.

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