8/31/2006

Prácticamente magia



Superjefe sigue aun de vacaciones, y está viajando por Turquía.

Pobre hombre, eso me había parecido entender la última vez que hablamos, y me han confirmado que así es. La verdad es que me quedé un poco preocupada con el tema de los atentados, pero parece ser que está bien, y no se ha topado con ningún problema, es más: tampoco tenía muchas noticias de los atentados, no parece que sea algo que se trate mucho en las regiones que está visitando.

Me moriré, y no habré conseguido entender la estupidez supina que persigue al hombre con cada golpe de aire que aspiramos. En serio, es patético. Es tan triste ver que realmente la fuerza bruta es el recurso de quien se queda sin palabras…

Decididamente, la única excusa que puede tener la humanidad para tener derecho a seguir subsistiendo sobre la faz de la Tierra, es su asombrosa capacidad por crear cosas bellas.

Como mi blog sin ir más lejos xD, la literatura y dentro de ella la poesía, el teatro, y otros tipos de arte como la pintura, la escultura, la arquitectura… Todas esas cosas demostraciones de sentimientos.

Siempre me ha parecido que hay algo mágico en las personas capaces de emocionar con lo que han creado a partir de su sentir. Las mejores historias, las mejores poesías, los mejores cuadros surgen muchas veces de esos momentos desgarradores, maravillosos y/o irrepetibles.

A pesar de todo lo malo que somos capaces de hacer, supongo que la raza humana “merece” (aunque sería más correcto decir que se nos “perdona”) vivir porque somos capaces de crear cosas bellas y emocionarnos a veces.

Es impresionante como algunas cosas provocan que quieras escribir o dibujar y plasmar tus pensamientos, fluyendo por las yemas de tus dedos hasta convertirse en un cuadro, en la fachada de un edificio, en una historia, en tantas cosas increíbles.

Esas mismas manos que son capaces de apretar un botón y lanzar una bomba, accionar un gatillo y terminar con la vida de alguien de un disparo, sostener un cuchillo y matar al compañero. Las mismas que bailando con precisión sobre un lienzo pintan un hermoso cuadro, o que con la misma precisión estrangulan a una persona.

No dejo de sorprenderme cada día. Capaces de tantas cosas horrendas, y sin embargo sensibles aun para crear belleza.

Es muy frustrante cuando no consigues transmitir lo que tienes en mente. A pesar de ser de ciencias, mi corazón es de letras. Me encanta pasear por las Ramblas y ver cómo pinta la gente, o hacen retratos. Me encanta coleccionar ilustraciones bonitas. Me encanta leer novela o poesía. Tengo un elevado sentido de la estética y las cosas bonitas me llaman la atención como una llama a la polilla.

Cuando te emocionas con algo que te ha gustado, muchas veces sientes un calor especial. En el corazón, en la cabeza, en el alma… O como lo quieras llamar. Ese sentimiento, de por sí, ya es bastante mágico.

Hace unos meses conocí a una persona que está ligada al mundo literario, y tiene ocasión de leer muchos libros de las más variadas temáticas. Es un contertulio impresionante, y no me aburro de hablar con él.

Como es mayor que yo, tiene recuerdos de cosas en las que yo jamás había caído, y conoce historias de las que yo no he oído hablar. Conocer gente así, amplía tus horizontes.

Hemos llegado a cruzar diez o doce mails en un día, comentando libros y sucesos. Una vez recuerdo que le dije que envidiaba a algunos escritores.

Siempre decimos que no existe la magia. Pero a veces pienso que no es verdad. Porque tiene algo de mágico coger la llamada de un amigo tuyo que estaba en Barcelona, y que te llame y esté en el Estudio Ghibli, en Japón.

No es que no haya magia: es que los humanos buscamos la explicación lógica de todo, y la matamos sin darnos cuenta a patadas, cada vez que intentamos racionalizar algo.

Por poner ejemplos de magia, usaré a mis escritores favoritos de literatura fantástica: Lloyd Alexander, Andrzej Sapkowsky, George RR Martin, Louise Cooper, Margaret Weiss, Tracy Hickman…

Ellos escriben fantásticas historias para nosotros. Son nuestros ojos en otros mundos, como por ejemplo le digo a Satyro, mi amigo, que él era mis ojos en Japón estos días pasados.

Puede que para nosotros no “existan” muchas cosas que ellos nos narran, porque no hay dragones sobre la faz de la Tierra, porque no hay hadas, porque no hay brujas (de las que hechizan xD), ni princesas encantadas, ni sirenas, ni unicornios (aunque los hay cornudos xD)…

Pero hay un lugar donde de verdad Prydain pervive, donde Westeros es real, donde Yandros y Tarod luchan contra el Orden, y donde Jaskier vive aventuras junto a Geralt y Yennefer. En los corazones de todos esos fantásticos autores.

Estoy plenamente convencida de que ellos son capaces de cerrar los ojos y dejarse llevar a esos parajes. Ellos, en cierta forma, viven en sus mundos de ensueño, si no de forma habitual, son libres de ir y venir cuando desean. Son los privilegiados cronistas de tiempos y lugares que nos hacen llegar a través de sus libros.

Que muera una persona “corriente” es una pérdida.

Que muera un escritor, un artista, un “ilustrado”, es una desgracia. No desaparece sólo el, desaparece todo el mundo que ha creado, aunque haya plantado en nuestros corazones la semilla de algo hermoso y nos deje un álbum de fotos de sus mundos.

Lamentablemente, hay mucha gente que no lee, y que no escribe.

La imaginación es más potente que cualquier tarjeta gráfica que puedas llegar a tener en tu PC y no hay gráficos generados por ordenador que se puedan comparar a los que pueda plasmar tu mente. Muchas veces imaginas cosas que sería fantástico compartir con los demás, por eso yo animaría a todo el mundo que alguna vez en su vida intentara escribir.

Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo.

Muchas veces no nos animamos a escribir porque nos da vergüenza. Porque pensamos que no lo haremos bien, ya que hay quien lo hace mucho mejor que nosotros. Expresar sentimientos es cuestión de práctica, como todo. Primero cuesta mucho, pero poco a poco vas más suelto.

Aunque la verdad da cierta rabia tener algo en la cabeza y no poder sacarlo de ahí. Yo por ejemplo, puedo dibujar algunas veces, pero no siempre. Tengo que sentirme realmente inspirada, y aun así no conseguiría hacer algo como el dibujo que acompañará al post. Para algunas cosas hay que tener DON.

Y me molesta bastante cuando esa imagen bonita que tengo en la cabeza no hay forma de sacarla. La mayoría de mis dibujos se quedan en bocetos. Muchas veces no me atrevo a acabarlos, porque mientras están incompletos, cada persona que los mira puede imaginarlos a su manera, los perfila con detalles que habitan en algún rincón perdido y remoto de su imaginación.

Lo mismo me pasa con las historias. Tengo docenas de posts pululando “Mis Documentos”, a la espera de que llegue ese “toque” que me lleve a escribirlos. Hay una comedia muy divertida, La Musa, que trata sobre la Inspiración, protagonizada por Sharon Stone. Animo a todo el que quiera verla a que la busque.

No puedo decir que haya escrito aun un libro (aunque he pasado este blog a documento de procesador de texto y ocupa más de trescientas páginas sin incluir los comentarios, y eso de por sí, ya es mucho). No descarto hacerlo un día de estos. Sí es cierto, en cambio, que me gusta escribir historias cortas.

Considero que soy buena narrando en primera persona, pero algo me falta que no me veo capaz de escribir un libro usando varios personajes, con sus peculiaridades. Creo que ese “algo” es lo que por ahí llaman “práctica”. Cualquier día de estos me pongo.

No he plantado un árbol, salvo que trasplantar cactus pueda considerarse como tal. Y, evidentemente, no he tenido un hijo todavía (aunque tengo dos felinos adoptivos que cuido como si lo fueran).

Pero una vez planté lirios.

Los lirios son mis flores preferidas. Me encanta la impresionante variedad de colores que tienen. Cuando se me ocurrió tener algunos, conocía los blancos con detalles amarillos, y los azules oscuros con detalles amarillos. Ahora sé que hay una gama mucho más amplia de combinaciones. Mi ilusión es poder tener un pequeño jardín algún día (y que los gatos no se coman mis plantas).

Esta chica de ciudad, que no sabía que había vacas marrones (próximamente escribiré algunas de mis disparatadas vivencias como chica de ciudad por la campiña), no sabía muchas cosas más que la gente de pueblo da por sentado, porque las han visto desde siempre.

Lo cual, ocasiona una cantidad no poco considerable de risotadas cuando explico alguna de mis anécdotas. Quiero pensar que mis amigos se ríen conmigo, que no de mí… Aunque a veces no lo veo yo muy claro…

Pues sí, pues sí…

Un buen día hará ya cosa de dos años, se me dio por ir con Grunttt a La Rambla de las Flores, a comprar semillas para plantar los susodichos lirios. Había tenido una grata experiencia con la botánica en mi ex oficina, ya que contra todo pronóstico conseguí mantener viva una plantita casi un año y tres meses. Ignoro qué fue de ella cuando me marché de allí. Espero que alguien se apiadara y la siguiera regando.

Descubrí que el secreto de tener una planta era tan sencillo como regarla cada dos días. O sea, ser constante y mantener mi compromiso de cuidarla. Después de esta observación, considero que si yo pude tener una planta viva tanto tiempo, todo el mundo puede. Evidentemente, primero era un palo ir a buscar cada día agua para regarla un poco, porque claro… ¿Quién iba a querer desplazarse siete metros desde su mesa al baño? ¡Y cada día! ¡Dios mío! ¡Qué Gran Sacrificio!

Pero decidí que como por lo menos una vez al día tenía que ir a hacer mis cosas, no era tan difícil llevarme un vasito para coger agua y regarla. Además, me producía malas vibraciones estar bebiendo cocacola con la planta delante de mí muriéndose de sed o hambre o lo que narices sea que tienen cuando no toman agua.

Era como tener alguien delante que se muere de hambre, mientras te comes un entrecot y le miras a los ojos, sin darle ni un trocito. Visto así, un poquito sádico. Que ojo, yo no digo que no sea sádica, pero una persona puede buscarse la vida, y la planta no.

He visto muchas películas de plantas carnívoras (véase “La tienda de los horrores”, y mutantes que caminan, pero la mía parecía más delicada y no muy convencida de irse al baño a buscarse el agua.

Así que visto que sé cuidar una planta, me compré mis proto-lirios. Y disfruté la experiencia como una loca (cada quien disfruta como lo que es, ya lo sé).

Ahí estaba yo, poniendo la tierra en el macetero, y colocando los bulbos, regando cada día un poquito. Y una buena mañana empezaron a brotar. De los 18 que planté al final nacieron 4, porque tres murieron creo que ahogados en su más tierna infancia, y los otros once comidos por los gatos. Pero si no, hubiera tenido muchas flores.

Y sí, también hay algo de magia en ver crecer una planta, desde que es semilla, mientras cada día crece un poco más, y un poco más, y otro poco hasta ser alta y esbelta y dar una flor.

Como los hijos.

Hablo sin conocimiento de causa, porque como ya he dicho, no tengo ninguno. No obstante, espero que cuando me muera queden por lo menos dos retoños míos para increpar a la humanidad y recordarles que “Ysondra was here!”.

Ya ves tú, van dos células, se juntan, y dejan de ser dos células para transformarse en una que empieza a multiplicarse como una posesa para un buen día dar lugar a un parásito llamado “embrión” que a los nueve meses se transforma en tu “mini yo”.

Claro que según los científicos es un hecho muy estudiado y natural, y lo han analizado hasta convertirlo en algo casi obsceno. Pero si te dijeran que es “magia”, te habrías quedado igual y también te lo hubieras creído.

Si lo pensáramos, nos daríamos cuenta de que estamos rodeados de magia. Todos tenemos algo de mágico en nuestro interior.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no, pues no...

Y el resto ya te lo conoces ;)

PD: Si, sigo pasando por aquí. :*

Ysondra dijo...

Hi!

Pues no me imaginaba que siguieras pasando, la verdad xD =)

Pues no, pues no...

Besos :*

A ver si esta tarde voy a casa de mis padres y rescato tu rehén.