9/20/2007

Bolitas de relleno

(c) Ubi Soft - Rayman Raving Rabbids


¿Ves todas esas cositas del suelo? Sí, esas que pisas sin mirar. Esas que nadie atiende.

Cuando aparecen, alguien las barre y las tira en la basura. Pero luego siempre hay más.

Yo creo que la mayoría de gente no sabe qué son. Pero yo sí lo sé, porque yo no soy “gente”, y también las tengo.

Son pequeñas bolitas del relleno de tu cuerpo.

Estás roto. Yo me di cuenta, e intenté ayudarte. Pero tengo manos torpes, y tampoco son muy grandes.

¿Ves aquí? Yo también estuve roto.

Mírales a ellos. Casi todos lo están, salvo los juguetes nuevos que aun no han conocido la dureza del suelo, ni el filo del cuchillo, ni las marcas de los rotuladores que dejan sus huellas por todo el cuerpo.

No te confundas, no me acerqué por eso. No sentí lástima, de veras. Solo curiosidad.

¡Claro que soy de peluche!

Pero un gato no deja de ser un gato, ni por ser de trapo. Mírate tú, también de peluche, pero arlequín al fin y al cabo. A veces me pregunto qué habrá debajo de tu máscara. Pero tampoco es que importe demasiado, todos tenemos algo que ocultar.

¿Sabes por qué pierdes las bolitas? Es por ese desgarro de ahí.

Sí, sí. Ese mismo.

No. No disimules que yo también lo veo como tú.

No puedes engañarme, ¿sabes? Mira, ¿ves? Mis pupilas se dilatan y veo siempre, sea cual sea la intensidad de la luz. Veo perfectamente en la oscuridad. Es un don innato, aunque a veces me maldiga también por ello.

Errrrr… ¿El golpe ese de ahí? Nah, herida de guerra (entorna los ojos, ofendido). ¿Tropezarme yo? Ni en broma. Herida de guerra, te digo.

Oh… Ya… Sí claro, no te rías, ya sé que después no engaño a nadie (risas).

En fin.

Todo el mundo sabe que me fijo en los detalles, y lo observo todo… Entonces es cuando intento disimular haciéndome el tonto… Pero como ya no me funciona muy bien, tampoco intento hacerlo. Las cosas como son.

Pero no estábamos hablando de mí, eres un liante, ¿lo sabías?

Por cierto, encontré esto por ahí tirado. Sí, bueno no es de tu color, pero lo que importa no es la apariencia, a fin de cuentas, si no que sirva. También encontré agujas.

Oh, sí. ¡Y tanto que sí! Hilo y aguja.

¿Cómo que para qué? Lo sabes perfectamente: para remendarte.

¿Y a qué ahora esa cara de espanto? ¿Vas a venirme con chiquitas? ¡Eres un cobarde! No puedes huir eternamente. ¿A dónde vas con ese agujero ahí en medio?

Mírate bien, estás en los huesos. Cualquier día te quedas sin relleno y será demasiado tarde. Es que ni moverte puedes apenas.

Mira, ya sé.

El otro día vi al barrendero tirar muchas bolitas. Se cogen, se lavan y se colocan allí. Igual te puedo prestar alguna de las mías. Sobretodo las de la cabeza. Pienso demasiado, creo que no necesito tanto algodón por ahí arriba.

Ah, no, no. Las de mi cola no te las dejo. Esas son mías y me encanta mi colita.

¿Aun refunfuñas? Boh…

¿No te fías de mí? Bah… Yo soy un buen gato. Nah… Eso que dicen de los gatos son habladurías todo. Somos en extremo orgullosos, bastante fieles, muy independientes, algo recelosos y un poco lunáticos. Pero somos adorables.

Boh… Encima tiquis miquis (risas). Vale… Muy lunáticos. ¡Eh! Que tú no eres muy distinto, ¿qué te piensas? Ese traje a rombos blanco y negro no esconde la evidencia.

¡Argh! Me estás distrayendo de nuevo.

Mira, como ya te dije que yo soy muy torpe, y tengo poca delicadeza; y tú mucho orgullo y bastante pánico, puedes hacer una cosa. Tú coges la aguja y coses, y yo te ayudo a sujetar el relleno.

Sí claro, viéndote está claro que será una solución temporal… No tienes pinta de saber zurcir muy bien. Pero si te descoses, seguro que habrá más hilo y siempre hay más bolitas de relleno por ahí.

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