Aquí estoy, retomando el viejo ritmo de lectura. La verdad es que no tengo la sensación de haber dejado de leer, y sin embargo, mientras echo un vistazo a mi bilioteca, he acabado con pocas novelas. Me parece que es porque he ido saltando de una a otra hasta que alguna consiguió seducirme.
Así la cosa, me he dado cuenta que han quedado olvidadas a medio leer:
- Los jardines de la luna, Steven Erikson
- Desde Dos Ríos (La Rueda del Tiempo I), Robert Jordan
- El imperio del sol, J.G. Ballard
- Guía del Autoestopista galáctico, Douglas Adams
- Los propios dioses, Asimov
En fin, es lo de siempre: para cada libro hay un momento, y a veces aparece algo de sopetón que varía tus prioridades.
El otro día estaba paseando por el Fnac, y uno de los chavales que estaba por allí me comentó que estaba leyendo "Sinuhé el egipcio", de Mika Waltari (lo cual me recuerda pasar a interrogar a Rafa sobre su viaje a Japón >_< ¡Qué mala es la envidia! /cry).
Qué quieres que te diga. Es uno de esos libros que por mí misma dudo muchísimo que hubiera cogido, como pasó con "La Catedral del Mar". Pero buen, estaba algo hastiada después de terminara "Papá Puerco" y me llamó la curiosidad.
Creo que es por una cuestión de prejuicios, que tiendo a pensar que la novela "normal" es sumamente aburrida y no me va a gustar nada, así que a veces esta autosugestion hace que me pierda muchas cosas. La verdad es que la sección de scifi y comics me la sé casi de memoria, y algo de la de bolsillo, pero la de literatura extranjera y poesía es una gran desconocida (de hecho el otro día perdí a mi padre en la sección de poesía xD -es que es algo bajito y no lo vi detrás de la estantería...- ¬_¬'). Bueno, y la nacional, a qué engañarnos.
Me pasa con las novelas un poco como con la música. no sé por qué extraño motivo tiendo a pensar que si es en inglés, será mejor. Un prejuicio estúpido como cualquier otro.
Pero bueno, el caso es que me estaba preguntando qué misterio habría encerrado Waltari ahí entre cientos de miles de letras apretujadas en las páginas, y la edición de bolsillo era la mar de asequible. La primera idea que me vino a la cabeza cuando lo cogí entre las manos fue un recuerdo de mi abuela, que es una apasionada de Egipto, y que creo que me mencionó esa historia alguna vez.
Para mi sorpresa, el libro no solo no era aburrido en absoluto, si no que me atrapó desde el primer momento. Está escrito en primera persona, de forma muy viva, y enseguida te sientes partícipe de todo lo que pasa en la vida de Sinuhé y de sus allegados. Y bueno, aunque me avergüenza reconocerlo -porque no dice gran cosa en favor de mi cultura general-, aprendí muchas cosas leyendo y ese hecho me asombró. Claro que mis amigos me dijeron que eso es lo que pasa cuando dejas de leer sobre dragones y te adentras en la novela histórica.
Bueno, esa semana de lectura intensiva me di cuenta que llevar un Iphone no va a echar a perder jamás mis ratos de lecturas en pro de los videojuegos de teléfono: estuve anotando como una posesa las cosas que quería mirar con más detalle, personajes históricos, mapas... Y en el Iphone podía ir mirando todo lo que había anotado, gracias a internet ^^ E inclusopodría haberlo consultado en el momento :_) Ah... Qué maravilla tab complementaria *^-^*
Hablando de mapa, es la única cosa que eché de menos en el libro. Desconozco si la edición de tapa dura lleva uno, pero es inconcebible -al menos para mí-, poder seguir con tranquilidad la historia sin poder situar los hechos en un sitio del mundo. Y mira que es curioso, puesto que siempre he detestado la geografía. Hasta que te das cuenta que no te puede gustar la historia sin mirar los mapas. Absurdo haber tardado tanto. Pero bueno, el ser humano es absurdo, y yo me temo que me tengo que incluir.
En fin, he disfrutado mucho de la experiencia, y la verdad es que recomiendo a cualquier curioso que camine por las arenas junto a Sinuhé, tiene muchas cosas que aprender de su mano, y otras tantas ideas para meditar.
Y ahora, para descansar un poco, me voy a tomar unos días de relax en un Londres de ficción, con viajes en el tiempo, de la mano de Félix J. Palma. Sigo en mi cruzada contra mis propios prejuicios. Si es que esto de que le nazca a uno la conciencia no puede ser bueno...
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