Parece mentira que lo que me impulse a volver a escribir en mi reino sea algo como la crítica de una película en una web como Terra... Pero una vez la lees no puedes por menos que indignarte ante la falta de interés del profesional que la suscribe...
Y dado que en la web no puedo publicar el comentario a tan excelente trabajo, me desfogo aquí.
Crítica completa:
Me sorprende que una crítica de una adaptación de una obra de cualquier estilo contenga en el primer párrafo una frase como esta: “Ignoro el grado de lealtad o deslealtad al tocho de viñetas en cuestión, si Snyder hila fino o no agarrando la esencia espiritual y metafísica del libro matriz, si las tribulaciones existencialistas que se traen en plena guerra fría los sufridos integrantes de la banda hacen juego o no con aquéllas otras de sus homólogos en papel”.
Entiendo que el buen profesional no ignora: se preocupa y se documenta previo a la expresión de cualquier opinión.
Y ya me despido no sin antes comentar: “El director de "300" da por sentado que la abrumadora mayoría de espectadores de su película conocen al dedillo los secretos del monumental cómic (o novela gráfica) de Alan Moore, que todo Dios está enchufado al mundo clandestino e hiperviolento de este hatajo de inadaptados sociales escondidos detrás de un juego de malla y leotardos para dictar justicia a oscuras y a su olímpica bola que conforman los vigilantes de marras”.
Nadie tiene porqué estar enganchado “al mundo clandestino e hiperviolento de este hatajo de inadaptados sociales”, para captar las sutilezas de la preocupación de un mundo que a finales de los ochenta aun vivía con el temor a la guerra nuclear a sus espaldas, y que tenía en la memoria (recuerdo que aun perdura en la memoria colectiva de los estadounidenses, guerras como la de Vietnam).
Yo hubiera iniciado la crítica indicando que Watchmen –el cómic y la película-, no es una obra cuya trama sean puñetazos sin sentido; si no que hace pensar y recordar. Si algo sobra en Watchmen es humanidad. Humanidad pura, y dura. Con sus vicisitudes, sus diferencias, sus errores, sus anhelos, sus preocupaciones, sus sentimientos y su crudeza; no la Humanidad que nos gustaría que fuera.
Quizás este es el único fallo que se le puede achacar.
Espero que en la próxima crítica de una adaptación de cualquier tipo que tenga a bien publicar para informarnos, se tome la molestia de haber estudiado previamente la obra original y haya recapacitado, para poder ofrecer una crítica si no más digna, algo mejor fundamentada.
Un saludo cordial, y mis mejores deseos en el futuro.
Y dado que en la web no puedo publicar el comentario a tan excelente trabajo, me desfogo aquí.
Crítica completa:
Zack Snyder es culpable del peor desliz que un director de cine puede cometer. El director de "300" da por sentado que la abrumadora mayoría de espectadores de su película conocen al dedillo los secretos del monumental cómic (o novela gráfica) de Alan Moore, que todo Dios está enchufado al mundo clandestino e hiperviolento de este hatajo de inadaptados sociales escondidos detrás de un juego de malla y leotardos para dictar justicia a oscuras y a su olímpica bola que conforman los vigilantes de marras. Ignoro el grado de lealtad o deslealtad al tocho de viñetas en cuestión, si Snyder hila fino o no agarrando la esencia espiritual y metafísica del libro matriz, si las tribulaciones existencialistas que se traen en plena guerra fría los sufridos integrantes de la banda hacen juego o no con aquéllas otras de sus homólogos en papel. Si la respuesta es sí es posible que los acérrimos fans del cómic original congenien con las marrullerías argumentales de estas tres horas excesivas e interminables de quebraderos de cabeza identitarios y de desencuentros sentimentales entre superhéroes canallas, barriobajeros y sin escrúpulos.
Enganchados a raíz de un prólogo magistral (los títulos de crédito son ciertamente para enmarcar), Snyder abre fuego dejando claro, por si hiciera falta, que es un director de imaginación visual privilegiada, con un talento fuera de serie para colorear los entornos digitales de la pantalla verde. "Watchmen" es muy vistosa aunque Snyder siga exhibiendo una desmedida querencia por el ralentí y el fotograma congelado a imagen y semejanza del preciosismo tecnológico de "300". La atmósfera turbia y densa de un planeta descompuesto por los rigores del enfrentamiento soviético-americano, la alienación de la justicia y de la ley en semejante panorama preapocalíptico y la clandestinidad salvaje de unos héroes sombríos y nada ejemplares que hacen y deshacen entuertos sin dar pie con bola apuntan maneras.
Es un espejismo. El metraje empieza a pesa como una losa infranqueable mientras Snyder se atranca en la exposición de un conflicto estanco que no avanza y que acaba por anestesiar mortalmente una ficción que ya no va a levantar cabeza. "Watchmen" se revela así, con una parsimonia desesperante, cine-comic ladrillo, pretencioso y narcisista. Sus honduras filosóficas, su estoicismo apocalíptico, su ceño eternamente fruncido y las desmesuradas pretensiones del discurso político y sociológico ser revelan estériles a la larga, aparatosos y vacíos.
Dice Snyder que respecto a las dobleces existencialistas del cómic (como si en la película no se despacharan a gusto liando la madeja del ser o no ser), su película prefiere potenciar el calado emocional de las historias. Pues bien, nuevo desliz: ni rastro de emociones humanas en las pasiones volcánicas que se traen triangularmente el individuo fluorescente azul, el Batman búho y la chica del traje de látex amarillo. Si ese era el empeño, fracaso total. "Watchmen" es una película extraordinariamente espesa, que quiere ser muy buena y muy profunda y elevar el listón de la vanguardia del cine-viñeta para erigirse en referente de modernidad. No lo logra, ni por asomo. Tal vez por la manía ésa de buscar a toda costa la satisfacción y complicidad de los fans del cómic antes que cuidar con cordura la atención del espectador de cine.
Enganchados a raíz de un prólogo magistral (los títulos de crédito son ciertamente para enmarcar), Snyder abre fuego dejando claro, por si hiciera falta, que es un director de imaginación visual privilegiada, con un talento fuera de serie para colorear los entornos digitales de la pantalla verde. "Watchmen" es muy vistosa aunque Snyder siga exhibiendo una desmedida querencia por el ralentí y el fotograma congelado a imagen y semejanza del preciosismo tecnológico de "300". La atmósfera turbia y densa de un planeta descompuesto por los rigores del enfrentamiento soviético-americano, la alienación de la justicia y de la ley en semejante panorama preapocalíptico y la clandestinidad salvaje de unos héroes sombríos y nada ejemplares que hacen y deshacen entuertos sin dar pie con bola apuntan maneras.
Es un espejismo. El metraje empieza a pesa como una losa infranqueable mientras Snyder se atranca en la exposición de un conflicto estanco que no avanza y que acaba por anestesiar mortalmente una ficción que ya no va a levantar cabeza. "Watchmen" se revela así, con una parsimonia desesperante, cine-comic ladrillo, pretencioso y narcisista. Sus honduras filosóficas, su estoicismo apocalíptico, su ceño eternamente fruncido y las desmesuradas pretensiones del discurso político y sociológico ser revelan estériles a la larga, aparatosos y vacíos.
Dice Snyder que respecto a las dobleces existencialistas del cómic (como si en la película no se despacharan a gusto liando la madeja del ser o no ser), su película prefiere potenciar el calado emocional de las historias. Pues bien, nuevo desliz: ni rastro de emociones humanas en las pasiones volcánicas que se traen triangularmente el individuo fluorescente azul, el Batman búho y la chica del traje de látex amarillo. Si ese era el empeño, fracaso total. "Watchmen" es una película extraordinariamente espesa, que quiere ser muy buena y muy profunda y elevar el listón de la vanguardia del cine-viñeta para erigirse en referente de modernidad. No lo logra, ni por asomo. Tal vez por la manía ésa de buscar a toda costa la satisfacción y complicidad de los fans del cómic antes que cuidar con cordura la atención del espectador de cine.
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Yo opino:
Watchmen fue un comic publicado en 1986 y 1987. En aquel entonces el presidente de USA era Ronald Reagan, y la URSS aun era una reconocida potencia mundial hasta su disolución el 1991.
Todos aquellos años posteriores al fin de la II Guerra Mundial, y por temor a una tercera guerra ya nuclear estuvieron muy marcados por la denominada “Guerra Fría”.
En 1987 el muro de Berlín aun estaba en pie, y ahí siguió hasta 1989. Una cosa que algunas personas ya no recuerdan, pero que incluso treinteañeras como yo estudiamos en el colegio, el instituto y la universidad. Lamentablemente parece que no todo el mundo puede evocar con facilidad la historia reciente.
Es en este contexto que ve la luz la obra de Gibbons y Moore. Evidentemente, la literatura y las obras de arte de cualquier tipo se ven influidas por su entorno.
Yo leí Watchmen hace doce años, eso es, cuando tenía dieciocho.
No he vuelto a releerlo, hasta después de ver la película, para comparar recuerdos nebulosos.
Sin embargo, y a pesar de ello, he podido disfrutar muchísimo de la película que puede decepcionar a personas que acuden al cine esperando ver “Daredevil” o la segunda entrega de “Los cuatro fantásticos” (filmes que igualmente, me parecen entretenidos y los he disfrutado como lo que son).
Erróneamente se considera que en las películas que contienen superhéroes todo ha de ser bofetones y violencia sin sentido. No todo en esta vida son “tebeos” de acción, romance o comedia.
Watchmen sorprende -y quizás ofende- porque los héroes son realistas ¿Acaso todos nuestros héroes históricos han sido políticamente correctos? Watchmen, puede llegar a hacer pensar. La adaptación, como tal, y que buen trabajo han hecho con ella, es una reproducción muy fiel a la obra.
En futuras ocasiones sería de agradecer que cuando se realice una crítica, el profesional en cuestión haya tenido la buena voluntad de comprometerse con su trabajo y al menos le haya dedicado parte de su tiempo a conocerla.
Todos aquellos años posteriores al fin de la II Guerra Mundial, y por temor a una tercera guerra ya nuclear estuvieron muy marcados por la denominada “Guerra Fría”.
En 1987 el muro de Berlín aun estaba en pie, y ahí siguió hasta 1989. Una cosa que algunas personas ya no recuerdan, pero que incluso treinteañeras como yo estudiamos en el colegio, el instituto y la universidad. Lamentablemente parece que no todo el mundo puede evocar con facilidad la historia reciente.
Es en este contexto que ve la luz la obra de Gibbons y Moore. Evidentemente, la literatura y las obras de arte de cualquier tipo se ven influidas por su entorno.
Yo leí Watchmen hace doce años, eso es, cuando tenía dieciocho.
No he vuelto a releerlo, hasta después de ver la película, para comparar recuerdos nebulosos.
Sin embargo, y a pesar de ello, he podido disfrutar muchísimo de la película que puede decepcionar a personas que acuden al cine esperando ver “Daredevil” o la segunda entrega de “Los cuatro fantásticos” (filmes que igualmente, me parecen entretenidos y los he disfrutado como lo que son).
Erróneamente se considera que en las películas que contienen superhéroes todo ha de ser bofetones y violencia sin sentido. No todo en esta vida son “tebeos” de acción, romance o comedia.
Watchmen sorprende -y quizás ofende- porque los héroes son realistas ¿Acaso todos nuestros héroes históricos han sido políticamente correctos? Watchmen, puede llegar a hacer pensar. La adaptación, como tal, y que buen trabajo han hecho con ella, es una reproducción muy fiel a la obra.
En futuras ocasiones sería de agradecer que cuando se realice una crítica, el profesional en cuestión haya tenido la buena voluntad de comprometerse con su trabajo y al menos le haya dedicado parte de su tiempo a conocerla.
Me sorprende que una crítica de una adaptación de una obra de cualquier estilo contenga en el primer párrafo una frase como esta: “Ignoro el grado de lealtad o deslealtad al tocho de viñetas en cuestión, si Snyder hila fino o no agarrando la esencia espiritual y metafísica del libro matriz, si las tribulaciones existencialistas que se traen en plena guerra fría los sufridos integrantes de la banda hacen juego o no con aquéllas otras de sus homólogos en papel”.
Entiendo que el buen profesional no ignora: se preocupa y se documenta previo a la expresión de cualquier opinión.
Y ya me despido no sin antes comentar: “El director de "300" da por sentado que la abrumadora mayoría de espectadores de su película conocen al dedillo los secretos del monumental cómic (o novela gráfica) de Alan Moore, que todo Dios está enchufado al mundo clandestino e hiperviolento de este hatajo de inadaptados sociales escondidos detrás de un juego de malla y leotardos para dictar justicia a oscuras y a su olímpica bola que conforman los vigilantes de marras”.
Nadie tiene porqué estar enganchado “al mundo clandestino e hiperviolento de este hatajo de inadaptados sociales”, para captar las sutilezas de la preocupación de un mundo que a finales de los ochenta aun vivía con el temor a la guerra nuclear a sus espaldas, y que tenía en la memoria (recuerdo que aun perdura en la memoria colectiva de los estadounidenses, guerras como la de Vietnam).
Yo hubiera iniciado la crítica indicando que Watchmen –el cómic y la película-, no es una obra cuya trama sean puñetazos sin sentido; si no que hace pensar y recordar. Si algo sobra en Watchmen es humanidad. Humanidad pura, y dura. Con sus vicisitudes, sus diferencias, sus errores, sus anhelos, sus preocupaciones, sus sentimientos y su crudeza; no la Humanidad que nos gustaría que fuera.
Quizás este es el único fallo que se le puede achacar.
Espero que en la próxima crítica de una adaptación de cualquier tipo que tenga a bien publicar para informarnos, se tome la molestia de haber estudiado previamente la obra original y haya recapacitado, para poder ofrecer una crítica si no más digna, algo mejor fundamentada.
Un saludo cordial, y mis mejores deseos en el futuro.
3 comentarios:
Coincido plenamente contigo, Ysondra. Por estos lares (Latinoamérica) la crítica sobre "Los vigilantes" se ha empantanado en lo mismo: "Excesiva duración, pretensiones de profundiad y filosofía, preciosismo (como si eso fuera un defecto) y falta de empatía con el espectador". Carajo, cuando sale un bodrio basado en un cómic -como "Electra" y otros- todo es "Más de lo mismo, adaptaciones infieles, poca profundidad, palomera (para pasar el tiempo y desconectar las neuronas), estúpida, vomitiva, etc."; y cuando por fin sale una excelente adaptación de un igualmente excelente cómic, fiel a más no poder, hecha por un fanático de hueso colorado de las historietas y para los fanáticos de hueso colorado de las historietas, hala, a clamar que "El espectador promedio sale del cine en ayunas y rascándose la cabeza, pensando que Vietnam se ganó en tres días y que Reagan era un émulo de Bush (¿será...?)." ¿Quieren calidad? Pues que aproveche con "Los vigilantes". Pero no importa: los que sabemos, sabemos, pese al crítico cinematográfico que le pese.
En una cosa tienes razón: Parece mentira que vuelvas a escribir por una crítica sobre una película.
Particularmente, la película me pareció diferente, pero creo que le sobraba tiempo de rodaje por un tubo. De haber durado los 130 minutillos de Blade Runner, podría haberse convertido en un clásico.
En cualquier caso, me alegro de que vuelvas a escribir.
Somos 2 indignados con la critica la pelicula es excelente, el flaco no paro de esforzarse por desmerecerla y pobre no acerto en nada de lo que dijo... Yo no lei el comic ni sabia nada y entendi todo a su tiempo, excelentemente contada y filmada... La verdad que ai asi son las criticas de terra dejan mucho que desear. Saludos!
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