Y el sonido de la palabra regurgitó hacia fuera, más allá del pensamiento que creí había plasmado simplemente en mi interior.
“Necesito… Verte.”
“Necesito…. Tocarte.”
“Necesito… Hablarte.”
“Te necesito.”
Y al soltarlo al aire y escucharlo me di cuenta del error, tardío.
No es amor, si no miedo, lo que siento.
Miedo al vacío, lo que me aferra a ti.
“Necesito… Verte.”
“Necesito…. Tocarte.”
“Necesito… Hablarte.”
“Te necesito.”
Y al soltarlo al aire y escucharlo me di cuenta del error, tardío.
No es amor, si no miedo, lo que siento.
Miedo al vacío, lo que me aferra a ti.